Hace 141 años en el mes de mayo, 205 hombres jóvenes desembarcaban en la orilla del Danubio, en Kozloduy y, estremecidos, besaban el suelo patrio. Iban alentados por la idea luminosa de combatir por la libertad de la patria, asfixiada por los cinco siglos de opresión por el Imperio Otomano. El capitán del destacamento era Jristo Botev, un joven de 28 años de edad, poeta y revolucionario, para quien el amor por la patria primaba por encima de todo. ”La idea de la libertad es omnipotente y el amor por ella es capaz de hacerlo todo”, decía, convencido, Botev.

Repartidos en grupos, los guerrilleros capitaneados por Jristo Botev se embarcan, desde diferentes puertos rumanos en el Danubio, en el buque austríaco Radetski. Vestidos como horticultores esconden sus armas y uniformes guerrilleros en los aparentemente cajones de horticultores. Al aproximarse a la orilla búlgara del río, Botev obliga al capitán del barco a atracar en Kozloduy.

Los guerrilleros tienen por delante fatigosas travesías y duros combates. La esperanza de Botev de poder encender la chispa de la libertad en los corazones de los búlgaros patriotas y encabezar su batalla por la liberación de Bulgaria se apaga el 1 de junio, el 20 de mayo por el calendario antiguo. Aquel día, tras un encarnizado combate en la Cordillera de los Balcanes a la altura de la ciudad de Vratsa, al anochecer una bala siega la vida de Jristo Botev.

La historia del destacamento de guerrilleros de Botev conforma una de las páginas más brillantes del Levantamiento de Abril de 1876, que es el punto culminante de las luchas libertadoras de los búlgaros contra el Imperio Otomano. Las atrocidades en el sofocamiento de aquel alzamiento despiertan una amplia repercusión internacional y provocan la Guerra Ruso-Turca de 1877 a 1878, libertadora para Bulgaria.

Hoy en día Jristo Botev es uno de los héroes nacionales más queridos y venerados que ha dejado una huella luminosa en la conciencia de varias generaciones de búlgaros. Sus geniales poemas y sus apasionados artículos periodísticos son entrañables para cualquiera de los búlgaros.

Desde el año 1901 hasta la fecha , el 2 de junio viene siendo celebrado oficialmente como Día de Botev y de los Caídos por la Libertad de Bulgaria y, desde el año 1948, este día, al filo de las 12 del mediodía el ulular de las sirenas nos insta a guardar un minuto de silencio en todo el territorio nacional.

Rindiendo homenaje a este gran búlgaro y a sus guerrilleros, cada año desde el 27 de mayo hasta el 2 de junio centenares de peregrinos recorren los 120 kilómetros desde la orilla de Kozloduy hasta el pico Okólchitsa, en un trayecto llamado la Senda de Botev. Una especial reconstrucción de los sucesos, organizada por la Asociación Nacional “Tradición” mantiene vivo el recuerdo sobre la hazaña y el sacrificio de Jristo Botev y sus guerrilleros.

Versión en español por Mijail Mijailov