La constatación, en el informe del Gobierno sobre el estado de la seguridad nacional en 2016, de que Rusia es una de las amenazas políticas exteriores para Bulgaria ha provocado reacciones violentas en el Parlamento. ”El informe refleja con certeza las amenazas en la región y el factor Rusia en este sentido”, estima Milén Mijov, de Patriotas Unidos e integrante de la Comisión para la Defensa. En el documento se señalan tres hechos claros. Primero, la reforzada presencia de Rusia en la cuenca del mar Negro; segundo, las relaciones agudizadas entre Rusia, por un lado, y la OTAN y la UE, por el otro; y, tercero, los intentos intensificados de Rusia por formar esferas de influencia, incluso en Bulgaria. Krasimir Velchev, por el partido GERB, copresidente del Grupo Parlamentario de Amistad con la Federación Rusa, opina que constataciones como ésta pueden provocar tensión en los contactos bilaterales pero que, si existen hechos precisos, éstos podrían contribuir a que sean reajustadas determinadas declaraciones o actuaciones de los gobernantes. Según Anton Kutev, por el Partido Socialista Búlgaro, Bulgaria podría mantener buenas relaciones con Moscú sin que ello significara un abandono de su orientación euroatlántica. Kutev ha comentado que el propio hecho de que Bulgaria sea país miembro de la OTAN y de la UE significa que puede ser el puente con Rusia para estas potencias mundiales, y que Bulgaria debe ser tal puente por tener una historia común con Rusia.