Bábinden, el nombre popular del Día de la Matrona, es una de las grandes celebraciones femeninas dedicada a las mujeres mayores que ayudaban en los partos a las jóvenes recién casadas. La fiesta se remonta a los remotos tiempos protoeslavos, y, a pesar de que con el pasar de los años fue perdiendo una gran parte de las prácticas rituales, se le asocia con muchas risas y alegría. Antes del amanecer, las madres de niños de hasta tres años de edad van a la fuente para coger agua fresca. En la calderilla con el agua ponen una ramita de albahaca o de geranio, toman una pastilla de jabón y un pañuelo nuevo y van a la casa de la abuela matrona para lavarle las manos y ofrecerle regalos. Por su parte, ella ata a la mano derecha de los nenes a los que ayudó a venir a este mundo un hilo rojo y otro, blanco, con una moneda de plata. Luego lava la cara de los niños, ya que, según las creencias, en Bábinden el agua tocada por las manos de las abuelas matronas posee poder purificador.