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El caso de la filial búlgara del grupo ČEZ, ¿privatización verdadera o renacionalización forzosa?

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La participación de la compañía Inercom y su propietaria Guinka Varbanova, ambas desconocidas, en la compra-venta de la CEZ−Bulgaria ha provocado muchas interrogantes pero para muchas de ellas de momento no hay respuestas
Foto: BGNES

En Bulgaria la distribución eléctrica es un negocio privado dominado por compañías extranjeras. El grupo público checo ČEZ, es uno de los distribuidores eléctricos más importantes que suministra corriente eléctrica a 3 millones de búlgaros en toda la región occidental de Bulgaria, incluida la capital, Sofía. Hace 14 años la compañía checa adquirió por 280 millones de euros los derechos de proveer de electricidad a la población y a los empresarios de esta vasta región. Ahora los checos desisten en Bulgaria de un negocio valorado en activos del orden de mil millones de euros y unos 50 millones de euros de beneficios anuales y lo venden a la empresa privada búlgara Inercom, por 360 millones de euros estando ya suscrito el contrato. A simple vista se trata de una transacción cerrada entre dos compañías en la cual la intervención del Estado únicamente se puede reducir a la aprobación de la Comisión de Protección de la Competencia. Formalmente visto, con esto acaban las posibilidades y las palancas con las cuales se puedan proteger los intereses del país y de los consumidores de electricidad.

En la práctica, sin embargo, todo el Estado se ha puesto en pie de guerra por esta transacción que, a juicio de las autoridades, amenaza la seguridad nacional y los intereses de los 3 millones de consumidores búlgaros de corriente eléctrica suministrada por ČEZ. Temenuzhka Petkova, ministra búlgara de Energía, ha presentado, a petición del primer ministro Borisov, su dimisión que, de momento, no ha sido aceptada. El Parlamento ha convocado, para pedirle explicaciones, a Guinka Vurbakova, dueña de la Inercom, el presidente de Bulgaria Rumen Radev ha considerado la posibilidad de convocar, con carácter extraordinario el Consejo Consultivo para la Seguridad Nacional, mientras el primer ministro Boiko Borisov ha solicitado de ČEZ. un paquete mayoritario de acciones para el Estado.

Guinka Vurbakova ha accedido a tener al Estado por socio si bien ha precisado que esto deberá ser aprobado también en Praga por los jefes del Grupo ČEZ, para los cuales, empero, según el primer ministro de la República Checa, Andrej Babis, la transacción ya ha finalizado.

¿Por qué se produce tanto pánico y revuelo en torno a una transacción comercial, aparentemente normal, entre socios de dos países miembros de la UE?

ČEZ, opera en la esfera de la energía eléctrica y no hay dudas acerca de su actividad. Sin embargo, son completamente distintas las cosas relacionadas con la compradora del negocio checo en Bulgaria, la empresa privada búlgara Inercom. En el espacio público nacional nadie sabía nada de ella hasta el momento en que trascendió que la Inercom era la empresa compradora de la sociedad distribuidora eléctrica de importancia estratégica para Bulgaria. El misterio generó gran número de rumores, especulaciones y conjeturas, y colocó ante todo, a un primer término, el problema relacionado con el origen del dinero empleado en la adquisición de la empresa de distribución eléctrica. Por ahora prevalece la opinión de que la Inercom sólo es una fechada y que el verdadero dueño futuro de este negocio es otra persona o empresa. Se han mencionado firmas offshore titiriteros de las repúblicas ex soviéticas y otras argucias manejadas en la economía sumergida ya en los años iniciales de la economía de mercado en Bulgaria. Los únicos hechos, negro sobre blanco hasta el momento, son los cuatro pequeños parques fotovoltaicos de la Inercom, la negativa de esta empresa de la ciudad de Pazardzhik de seguir administrando varias áreas de aparcamiento municipales en esa ciudad y la supresión de la participación del esposo de Guinka Vurbakova en varias empresas que éste dirigía.

Esta reestructuración de las actividades de esos empresarios provinciales no guarda relación, a simple vista, con la transacción sobre la compra de la empresa distribuidora eléctrica pero, por otro lado, es indicativa de las dimensiones y escalas reales de los negocios que han tenido hasta ahora. Es que éstas distan mucho de las capacidades financieras, de las habilidades profesionales y administrativas y de la envergadura empresarial indispensables para administrar un negocio en media Bulgaria con 3 millones de clientes.

Tras varios días de mutismo, la dueña de la empresa provinciana Inercom −de la ciudad de Pazardzhik−, como ya se ha señalado, abrió la boca y no se cansó de explicarles a todos los medios informativos e instituciones nacionales que a ella se dirigían cuán honesta, conforme a la legalidad y beneficiosa para los consumidores había sido la transacción con la ČEZ. Desde este conglomerado checo también han llegado frases y explicaciones para infundir tranquilidad de que no hay por qué preocuparse y que los checos están seguros del éxito de la operación comercial.

No se sabe a estas alturas cómo acabará todo este affaire, si culminará con una privatización auténtica, o bien, con una renacionalización forzosa. O, quizás, la transacción simplemente fracasará bajo la presión política y económica. Todo dependerá de las conversaciones de Vurbakova con los jefes de ČEZ, a mediados de esta semana en Praga, a los cuales ella tratará de convencer para que accedan a que el Estado búlgaro se convierta en uno de los dueños de la empresa que ellos venden. Cabe recordar a estas alturas que ČEZ., ya mantiene contra el Estado búlgaro un litigio de arbitraje reclamando decenas de millones de euros y, seguramente, los checos no se sentirán muy regocijados por la aparición de este socio-deudor que se ha auto invitado. Es asimismo muy probable que también desde la CE no vean con buenos ojos esta intervención del Estado por contradecir las reglas del juego en el sector de Energía.

En esta saga la variante más reciente, lanzada por Vladislav Goranov, titular búlgaro de Hacienda, es que el Estado se compre al propio ente privatizador, o sea, a la compañía Inercom, junto con la distribuidora eléctrica de la ČEZ, que acaba de adquirir. Las cosas se han ido enmarañando hasta tal punto que el Parlamento búlgaro ahora ha decidido elaborar y aprobar urgentemente enmiendas a la Ley de Energía que se espera puedan entrar en vigor dentro de una quincena de días y con la ayuda de las cuales los parámetros y los protagonistas en la transacción sobre ČEZ. Bulgaria se ajuste a los intereses estratégicos del Estado y de los consumidores eléctricos. Mientras tanto, no estará mal que, mientras elaboren los cambios en la ley, los gobernantes mediten por qué están abandonando Bulgaria inversores estratégicos, como ČEZ.

Versión en español por Mijail Mijailov



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