La cumbre de la OTAN, concluida el jueves en Bruselas será recordada por la fuerte agitación causada por la propuesta del presidente norteamericano, Donald Trump, de elevar los gastos nacionales en defensa de los países de la OTAN de un 2 % a un 4 % del PIB. En el seno de la Alianza Atlántica el tema se había mantenido sensible hasta ahora con el nivel deseado de un 2 % de los gastos militares, y ahora la idea de duplicar este gasto ha causado confusión y perplejidad. Las cosas, a la postre, se han aplacado, el presidente estadounidense ha negado haber amenazado con que EE.UU. abandonaría la OTAN, y la discusión en torno al incremento eventual de la norma de los presupuestos de la defensa de un 2 % a un 4 % ha sido aplazado para una aprobación posterior sin que se precise cuándo.

La delegación búlgara no tenía manera de quedarse al margen de este tema y ha adoptado una posición por lo general previsible, acorde con las de muchos otros de los aliados, la cual puede ser calificada de moderada. El jefe de Estado, Rumen Radev, quien encabezaba la delegación búlgara, ha comentado que “el aumento de las capacidades defensivas de cada país no debe producirse y ser concebido como una presión desde el exterior, sino que ha de ser una necesidad concientizada”. El presidente búlgaro ha hecho recordar a renglón seguido que por resolución del Consejo Consultivo para la Seguridad Nacional, el Plan Nacional para llegar a asignar un 2 % del PIB a la defensa, deberá ser revisado hasta el próximo mes de septiembre.

En la reunión que han celebrado en el marco de la cumbre los ministros de Defensa de los países de la OTAN, Krasimir Karakachanov, ministro búlgaro de Defensa, ha resaltado que según el Ejecutivo búlgaro, las dimensiones concretas de la aportación nacional a la Alianza deben corresponderse con los ritmos del cumplimiento de los proyectos de modernización de las FF.AA. del país. Respecto a esta modernización se han tomado en los últimos meses decisiones arduas que conciernen tanto a las Fuerzas Aéreas como a las tropas terrestres y navales, pero los parámetros de la misma siguen todavía sin quedar completamente esclarecidos.

Hay que destacar que las posiciones búlgaras, expresadas durante la cumbre de la OTAN en Bruselas, no se han adoptado ad hoc en el contexto de las tensiones en torno al tema de los presupuestos militares, sino que habían sido meditadas y hasta manifestadas públicamente en foros internacionales anteriores. Así, por ejemplo, a comienzos de mayo, en la reunión informal en Sofía de los ministros de Defensa de la UE durante la presidencia búlgara del Consejo de la UE, el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, comentó que le había parecido excesiva la exigencia de la OTAN de que los países miembros asignaran a la defensa un 2 % de su PIB. Según el premier, si todos los países miembros de la Alianza Atlántica gastaran realmente un 2 % de su PIB en defensa, la cuantía para los armamentos ascendería a trillones y, además, no habría necesidad de que cada país comprara “del mostrador a granel”. Si ahora en Bruselas el ministro de Defensa de Bulgaria ha señalado que la contribución nacional a los gastos en defensa de la OTAN debe vincularse con los ritmos de cumplimiento de los proyectos de modernización de las FF.AA. búlgaras, lo ha hecho porque en mayo en Sofía el primer ministro, Boiko Borisov, había propuesto que se hiciera un análisis preciso de lo que sería una prioridad para un país miembro concreto. El Gobierno de Borisov adoptó, ya desde el año 2015, la concepción de la Defensa Inteligente, en el marco de la cual, tanto la OTAN como la UE, deberían buscar y encontrar un equilibrio justo entre las posibilidades de los presupuestos nacionales y no incrementar la capacidad defensiva de manera individual, sino reforzarla de forma compartida entre los aliados. Atenerse a esta tesis es no sólo una cuestión de identificación con ideas en la OTAN, sino una consecuencia ineludible que se deriva de las modestas capacidades financieras de Bulgaria. Es que para los gobernantes búlgaros está claro que los 1790 millones de euros previstos hoy para la modernización de las Fuerzas Armadas de este país, puede que sean para la economía nacional un gasto financiero poco menos que imposible de aguantar, pero desde el punto de vista de la capacidad pretendida de las FF.AA: representan, de hecho, una suma bastante modesta.

Versión en español por Mijail Mijailov