En rueda de prensa en Sofía Rumen Radev, presidente de Bulgaria, ha hecho una rendición de cuentas sobre el segundo año de su mandato y ha ido enumerando aspectos básicos de su actividad en el plano internacional e interno. Tras manifestar que en 2018 el Ejecutivo había hecho gala de una estabilidad ilusoria y que la Presidencia de la nación había sido la última barrera ante las leyes lobistas del poder, el jefe de Estado esbozó un cuadro decepcionante del estado del país.

Bulgaria se encuentra en un momento crítico de su desarrollo. Un año atrás, en esta sala yo expresaba ante Vds. que nuestra sociedad debía defender sus derechos democráticos y la libertad de expresión y conseguir imponer la supremacía de la ley. Lamentablemente, la democracia búlgara está perdiendo aceleradamente sus posiciones. La libertad de expresión está sujeta a acoso. Las últimas voces críticas en el éter nacional y destacados profesionales están siendo oprimidos por las herramientas del poder. La credibilidad del Parlamento ha bajado a niveles críticos. Cada vez mayor número de leyes van siendo modificadas de manera cardinal con disposiciones transitorias y finales, y se están esquivando el debate público y la valoración de su impacto. El proceso legislativo se está volviendo impredecible y está eliminando la participación ciudadana. La legislación lobista arrincona con desparpajo el interés público. El derrumbe de la confianza y las contradicciones en el seno de la coalición bloquean las posibilidades para reformas constructivas.

El jefe de Estado ha increpado manifiestamente al Gobierno de estar gastando de manera opaca dinero del Presupuesto, de haber provocado una tendencia persistente a la baja de las inversiones extranjeras y de haber viciado la licitación pública para la adquisición de nuevos cazas en la que ha asignado la victoria a los EE.UU.

En este contexto, Rumen Radev ha destacado considerar inevitable la celebración de unas elecciones anticipadas y ha señalado que apoyaría un proyecto político si éste funcionara a favor de la modernización del país. Resumiendo, ha manifestado:

Estoy formando un Consejo para el desarrollo estratégico de Bulgaria con la participación de intelectuales y expertos altamente cualificados. Este Consejo deberá diseñar y proponer alternativas al bloqueo institucional, al estancamiento económico e ideológico en el que se encuentra metido el país. Los integrantes de este Consejo se harán públicos por decreto en los próximos días. Bulgaria necesita de ideas nuevas. Este país precisa de talentos, del trabajo y del atrevimiento de todos los búlgaros, tanto en este país como en el extranjero. Tenemos por delante elecciones, nos esperan meses de esfuerzos ideológicos y cívicos. Creo que juntos podremos hacer avanzar a Bulgaria por el camino de la democracia y la prosperidad.

No se han hecho esperar las réplicas violentas por parte del Ejecutivo a estas críticas. Vladislav Goranov, ministro de Finanzas ha asegurado que ningún euro de los gastos hechos en 2018 había sido opaco ni se habían sobrepasado los gastos previstos en la Ley anual para el Presupuesto Público. Emil Karanikolov, ministro de Economía, ha refutado la aseveración de un reflujo de las inversiones. Señaló que, hasta hace algunos años, los inversores llegaban a Bulgaria seducidos por la mano de obra barata y que actualmente lo están haciendo por la estabilidad financiera y macroeconómica, y por la existencia de personal cualificado. En relación con la crítica por optar el Ejecutivo por la adquisición del caza norteamericano F-16, Krasimir Karakachanov, ministro de Defensa, ha comentado que si hasta ahora la aviación búlgara volaba con las alas de las ilusiones, si firmamos contrato con los EE.UU., volará con las alas del mejor avión de combate.

Las críticas lanzadas por el jefe de Estado coinciden con el comienzo de la campaña preelectoral a los comicios europeos y han recibido amplia cobertura en el espacio mediático. El periódico  digital “Dnevnik” resalta en su número de hoy que, por vez primera, el presidente de Bulgaria ha manifestado con claridad meridiana que respaldaría un proyecto político futuro.

Antón Kutev, del Partido Socialista Búlgaro expresa, entrevistado por el rotativo “Trud”, que Rumen Radev irrumpe con vigor en la gran política, manifiesta firmemente sus intenciones y disfruta de mucha credibilidad. El periódico “Sega” cita una entrevista del sociólogo Mijail Mirchev para la televisora bTV, en la cual arguye que existe la perspectiva de que en torno al presidente búlgaro, Rumen Radev, se pueda fraguar un proyecto político nuevo que, de aparecer en el escenario político, podría copar con facilidad un 7 % de los votos. No obstante, según el sociólogo, la probable fuerza política no sería de izquierdas ni de derechas, sino centrista y colmada de personajes del antiguos Movimiento Nacional para la Estabilidad y el Progreso.

Versión en español por Mijail Mijailov