Patrick George Smithuis es un protector de la naturaleza y director de documentales. Llegó a Bulgaria por primera vez en 1994 por trabajo, pero se quedó en el país "por amor", como dice él. Amor a su esposa, a la que conoció en Bulgaria, y amor al propio país. Y precisamente la historia de la Reserva Natural “Shavarite” creada por él empezó de forma casi banal. Smithuis planeaba, junto con amigos y socios, construir un parque de recreo en una hermosa zona cercana a Sofía, cerca del río Iskar. Compraron 60 hectáreas de terrenos a orillas del río, sobre la represa del mismo nombre. En un momento dado, sin embargo, el holandés decidió que este lugar es demasiado valioso para arruinarlo con casas junto al lago, dijo en una entrevista con el programa “Horizont” de Radio Nacional de Bulgaria.

En mi primera visita vi algunas nutrias; en la segunda, cigüeñas negras; al tercer día vi un avetorillo común. Los que entienden de las aves saben qué aspecto tiene ésta, el macho parece un pequeño loro, señala Smithuis en la entrevista.

Sin embargo, poner en práctica la idea de una reserva natural es complicado. En primer lugar hubo drama con los socios, cuando Smithuis les explicó que no construiría un rentable parque de recreo, pero al final lo entendieron. A continuación, la propia construcción, porque el lugar ya no era un entorno natural, sino una "zona industrial" con estanques. Había que “recrear” la naturaleza en su forma original, lo que, según Patrick, era la primera vez que se hacía en Bulgaria. Eso requirió muchos esfuerzos y recursos.

Lo interesante es que ahora, cuatro años después, cuando uno llega a este terreno podría jurar que siempre ha sido así. No se nota que la mano del hombre lo haya tocado o mejorado, o que se haya dejado mejor que lo que lo había hecho la naturaleza, dice Patrick Smithuis. En cuanto a los beneficios, el holandés ya ha entendido que en semejante labor social no puede haber un equilibrio razonable entre ingresos y gastos. Es simplemente una causa. Hay muchos gastos, por ejemplo en seguridad, así como en teleféricos, barcos y otras atracciones para los niños.

Tenemos clara una cosa: que puedes traer niños, pero si además de observar aves no tienen con qué jugar, pierden el interés a los cinco minutos. Son pequeños y desean aprender y jugar. Aunque ocasionalmente hay visitantes que nos dejan algo de dinero, todo este trabajo no tiene sentido económico.

Sin embargo, la laboriosa causa social de Patrick le aporta alegría y satisfacción. La reserva tiene cada vez más, tanto niños como adultos. Tenemos mucha gente los fines de semana que quiere organizar un cumpleaños aquí, vienen por ejemplo 20 o 30 niños y yo voy con ellos. Y es para mí un enorme placer oírles decir: "Oh, nunca había estado en una fiesta de cumpleaños tan estupenda". Entonces tengo la seguridad de que hemos acertado de lleno con esta reserva y es cuestión de tiempo que más gente la vaya conociendo.

Patrick sigue siendo un entusiasta amante de la naturaleza búlgara. En la reserva disfruta de las aves y los cañaverales (el propio nombre de la zona de Shavarite, restaurada como auténtica naturaleza de significado único para el ecosistema del embalse de Iskar, significa "Las Cañas"). Y de entre los animales, las nutrias son sus favoritas, aunque pescan y eso reduce el potencial "comercial" de la reserva como coto de pesca. En su día, Patrick despidió a un consultor que le aconsejó que matara a las nutrias porque se comerían el pescado.

¿Añora Patrick Bulgaria y las montañas búlgaras cuando viaja a Holanda?

Añoro Bulgaria en general. ¿Son las montañas? No, en Shavarite he encontrado mi alma. Este es un lugar muy importante para mí espiritualmente, de modo que este es mi lugar preferido de toda Bulgaria, dice Patrick Smithuisen su entrevista para Radio Nacional de Bulgaria.

Redactado por Veneta Pavlova
Versión en español por Marta Ros
Fotos: shavarite.org