En el barrio de Jaimanitas, muy popular entre los turistas de la capital cubana ha aparecido un muro “búlgaro”. En este muro, recubierto de un mosaico de fragmentos de azulejos, aparecen recreadas letras del cirílico, la catedral San Alejandro Nevski, una cigüeña que lleva una martenitsa como símbolo de la primavera, la emblemática rosa búlgara, fragmentos de vasijas de cerámica de Troyán. Las imágenes son obra del conocido artista cubano José Antonio Rodríguez Fuster, quien ha sumado a los símbolos búlgaros otros “signos reservados” propios y símbolos de Cuba como la palma real, el cocodrilo y el gallo.

Este muro se ha convertido en un peculiar reconocimiento y cariño por un país que jamás he visitado pero que siempre ha estado en mi imaginación. Hasta tal punto calaba en ella que mientras trabajaba en el muro yo casi inspiraba la fragancia de la maravillosa rosa búlgara, comenta el artista.



La presentación oficial del muro la hizo la Embajada de Bulgaria en La Habana con motivo del Día de la Cultura y la Enseñanza Búlgaras y de la Escritura Eslava.