El 19 de octubre, el pueblo búlgaro y la Iglesia Ortodoxa Búlgara honran a San Iván Rilski, San Juan de Rila (876-946). Hasta los 25 años fue un pastor corriente; más tarde se hizo monje y estuvo predicando en varios lugares, principalmente durante la época del zar búlgaro Pedro I. Al final de su vida fue ermitaño en los montes de Rila, donde fundó el Monasterio de Rila. Vivió en tiempos difíciles de creciente desigualdad social debido al desarrollo del sistema feudal.

Ya en vida, el santo era muy conocido. Incluso el propio zar Pedro recorrió una gran distancia desde la capital de entonces, Veliki Preslav, hasta los montes de Rila solo para verle. Iván se inclinó ante el rey, pero no aceptó sus regalos de oro. Predicaba entre los hombres fe, amor y esperanza, llevando una vida terrenal de humildad y dignidad en la víspera de la vida eterna. Ayudaba a los necesitados, curaba enfermedades graves y realizaba milagros, uno de los cuales póstumamente. Mientras sus reliquias se exponían temporalmente en Esztergom (Hungría), el arzobispo de la ciudad no reconoció a San Juan de Rila y perdió su voz hasta que le rezó al santo. Actualmente las reliquias del santo, patrón de los búlgaros y su intercesor ante Dios, se conservan en el monasterio de Rila.

El 19 de octubre también se celebra el Día de los Médicos Búlgaros, la fiesta del Seminario Teológico San Juan de Rila, de muchos templos y de diversas ciudades de Bulgaria.