Los compañeros de estudio comentan animadamente entre sí cómo pasaron las vacaciones, se alegran de ver de nuevo a sus compañeros de clases o a su amor del pasado año escolar. Los maestros preparan los planes de estudio. Los padres, emocionados, despiden a sus hijos, sobre todo a los párvulos que entran en la escuela por primera vez.
El ambiente es muy emocionante. Katia Hristova es una de las miles de madres que este día han llevado por primera vez a su hijo o hija a la escuela. Katia ha venido al patio escolar para acompañar a su hija Lyuba, de siete años.

“Estoy muy emocionada, dice la joven madre. Hemos comprado un hermoso ramo de flores, preparamos la ropa, la cartera de Lyuba para la escuela. Espero que mi hija no se estrese por este cambio radical en su forma de vida y que logre superar los retos de la vida escolar. Por mi parte le ayudaré en todo lo que pueda. En el barrio en que vivimos hay tres escuelas. Al escoger esta, en la que hemos matriculado a nuestra hija, nos pareció una gran ventaja el que cuenta con un servicio por la tarde en el que un maestro ayuda a los niños a preparar sus clases para el día siguiente. Así Luba tendrá ocupada con actividades escolares también las horas de la tarde. Esta escuela es la más antigua de nuestro barrio y tienen sus tradiciones. Ofrece múltiples posibilidades de desarrollo de las capacidades de los alumnos. Trabaja en diferentes proyectos conjuntos con escuelas europeas, sus alumnos participan en concursos y olimpiadas, tiene taller de teatro para los alumnos de primaria y de secundaria, publica un opúsculo escolar, organiza exposiciones de artes plásticas... Ofrece también buenas posibilidades para practicar diferentes deportes: voleibol, fútbol, básquetbol, y en invierno – esquí. Además, la escuela ofrece cursos de idiomas e informática ya desde el primer grado”.
Coincide con el inicio del nuevo año escolar la nueva Ordenanza sobre la nutrición escolar sana, que prohíbe la venta de alimentos insanos en las cafeterías escolares. Por otro lado, las familias de escasos recursos económicos percibirán el equivalente a 75 euros para comprare la ropa que necesita su párvulo. Se espera que de esta prestación se beneficien unas 30 mil familias socialmente vulnerables. H aquí el comentario de Katia Hristova sobre los gastos que ha supuesto la matrícula de su hija en el primer año.

“No han sido pocos, dice. Más de 75 euros nos ha costado comprar lo necesario para el inicio del año escolar. No hemos sido derrochadores. Nos hemos limitado a comprarle a Lyuba zapatos, un equipo deportivo y otro para todos los días. De hecho todo depende del presupuesto familiar. Yo afronto un grave problema porque la empresa en que trabajaba procedió a recortes de personal que me afectaron, de modo que contamos únicamente con el sueldo de mi marido, que no es muy alto que digamos. Iremos comprando las demás cosas que necesite la niña con el tiempo, a lo largo del año. Menos mal que los cuadernos, los libros de texto y los demás materiales didácticos son gratuitos para los alumnos de primer año. Debemos comprar únicamente los manuales de inglés e informática, que son dos asignaturas opcionales para los párvulos”.
Son alrededor de 66 500 los niños nacidos en 2002 que este otoño deben matricularse en primer año. Sin embargo no se sabe cuántos de ellos lo harán. El igual acceso para todos a la educación de buena calidad es un problema más que nada para los niños de los grupos étnicos minoritarios que residen en los confines del país.
Para ayudar a los padres de párvulos, este año ha sido repartido a título gratuito un Manual de ayuda a los Padres de párvulos titulado Bienvenidos en la escuela, padres. El manual ha sido creado por idea de la Asociación de padres y tiende a mejorar el diálogo entre los participantes en el proceso educativo: los alumnos, sus padres y los maestros. Según Eva Borisova, presidenta de la Asociación de Padres, debemos aprender a apoyar a nuestros hijos para que puedan superar con éxito las dificultades de esta nueva etapa en su vida.

Por Diana Hristakieva
Versión en español de Raina Petkova