La perdiz griega (en latín Alectoris graeca graeca) es una representante típica de la fauna de los países de la península Balcánica, Bulgaria entre ellos. Esta ave vive en zonas montañosas relativamente altas, de más de 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, y se da sobre todo en Bulgaria Occidental y en la parte central de la cordillera de los Balcanes. Se da también en Italia, Suiza, Alemania y Austria.
A diferencia de la perdiz griega de Tracia, mucho más difundida en Bulgaria, la perdiz de montaña disminuye de forma amenazadora. Debido al peligro de extinción al que se ve expuesta, esta ave está incluida en la Directiva de la Unión Europea sobre las Aves Silvestres. En Europa Occidental el peligro se debe a la urbanización de las zonas montañosas, mientras que en Bulgaria lo ocasiona la desaparición de la ganadería y agricultura de alta montaña.
En otras épocas, cuando estas actividades estaban bien desarrolladas en Bulgaria, la perdiz griega de montaña lograba encontrar comida y refugio en proximidad a rediles de ovejas y edificios relacionados con la actividad económica, durante los fríos meses de invierno.
Según Danko Poliakov, experto jefe de la Asociación Nacional de Caza y Pesca, el retiro de la ganadería de las zonas montañosas y su concentración en las llanuras bajas y cerca de los centros de población, proceso que se observa en los últimos decenios, afecta muy negativamente el habitat y los habitáculos de la perdiz griega de montaña:

“Por otra parte, ya no están tampoco los pequeños campos de cereales, que son de gran importancia para la supervivencia de esta especie durante el invierno, explica el experto. Esto nos induce a pensar que sobre ella se cierne una verdadera amenaza de extinción, razón por la cual hemos acometido este proyecto que se propone estabilizar la población de esta ave y crear las condiciones propicias para recuperarla como especie típica de la fauna búlgara.”
El Fondo Europeo de Desarrollo Regional concederá la mayor parte de los recursos necesarios para su realización. Hasta finales de junio de 2012 se acondicionarán sembradíos especiales de avena y refugios de invierno. La avena no se recogerá y quedará como alimento para las perdices. Habrá también montones de estiércol en sitios estratégicos que asegurará a las aves calor y comida durante los períodos de invierno.

“Además, la perdiz griega de montaña es una estupenda especie cinegética de caza menor, añade Dinko Poliakov. Sin embargo, los cazadores no se interesan mucho por ella, porque estas aves son relativamente escasas en las zonas de alta montaña. Por la misma razón, no se realizan muchas actividades para recuperar y mantener su población. Esto nos ha inducido a atraer a la realización de nuestro proyecto a más de 20 cuadrillas de cazadores, en cuyo territorio se da esta especie, para que, con su experiencia, puedan ayudar a que aumente el número de perdices griegas de montaña en las zonas donde practican sus actividades venatorias.”

Versión al español de Venceslav Nikolov