”Mi colegio es uno de los mejores del mundo en el ámbito de la animación, dice. Allí tuve la oportunidad de trabajar con y aprender de grandes artífices, como Glen Keane y Charlie Bonifacio, que han trabajado para Disney y Fox Animation. Diez minutos con estas personas me daban material de reflexión para varios meses, y recuerdo muy bien hasta hoy lo que aprendí de ellos dos. El colegio está especializado en la animación clásica dibujada, pero al graduarme en el año 2000 no tardé en comprar un enorme ordenador personal con el que comencé a hacer animación tridimensional. Sigo haciéndola hasta hoy, inclusive efectos visuales para películas. Comencé a trabajar para la compañía fílmica norteamericana New Image, luego trabajé en el ámbito de la publicidad”.
Los efectos visuales creados por Alex Fílipov son muy variados. Por ejemplo la creación de una ciudad tridimensional de la época del mandatario Tito en Yugoslavia, en una película Serbia que narra sucesos ocurridos en los años 70. Hoy parte de los edificios de aquella época, en los que fue rodada la película, no existen, y en su lugar han crecido hoteles y establecimientos de comida rápida, de modo que hizo falta generar por medios informáticos los edificios de hace unos decenios y combinarlos con las imágenes rodadas con los protagonistas y los extras. Otra tarea a que se dedica Alex es la creación de modelos tridimensionales de monstruos y animales.
“Hago de todo: desde pterodáctilos y dinosaurios hasta larvas y todo tipo de lagartos y lagartijas, por ejemplo varanos, continúa el animador. Los dibujan los pintores de las películas y yo me ocupo de modelarlos en 3D, ponerles sistemas de animación, la iluminación, etc. Todo debe verse real en las películas. Otro tipo de efectos visuales son las diferentes clases de tiro. Trabajamos en una película en la que habían sido tomadas imágenes de unas 5 personas que disparaban simultáneamente con armas automáticas en un aparcamiento subterráneo. No había ni una sola huella de los tiros en las columnas del aparcamiento, ni humo o fuego. El material rodado nos fue enviado con urgencia y nuestra tarea consistió en poner las huellas de los tiros en las columnas en sincronía con los disparos de las armas automáticas de los personajes. Trabajamos alrededor de un mes hasta hacerlo todo muy bien y verídico, como si se disparara con verdaderas balas. He creado infinidad de efectos visuales de toda índole. Por ejemplo si en determinada escena hace falta lluvia, hacemos que llueva, o nieve, o que salten chispas, llamas, explosiones, que haya automóviles, helicópteros, en fin, todo lo que haga falta”.
La animación es un género muy trabajoso que se crea muy lentamente. Por ejemplo Alex dedicó casi dos meses al trabajo sobre su película “Oh, María” de tres minutos de duración. La película narra una historia de amor romántica y muy divertida, y fue incluida en la selección para el Festival de Cine Documental y de Argumento búlgaro “El Ritón de Oro”.
“Para mí la película “Oh, María”, fue un estreno en ese festival, aclara Alex. Pudo ser gracias a la ayuda que me brindó el Centro Nacional de Cine. Desde allí reaccionaron con prontitud y el proyecto arrancó de inmediato, una vez aprobado por la comisión seleccionadora. Hice lo posible por terminar la película a tiempo y de hecho es mi estreno oficial como autor. Otra especie de debut ha sido mi trabajo de graduación en el colegio en Canadá. El trabajo fue enviado al concurso de Cartoon Network y obtuvo el primer premio para el 2000 entre todos los participantes que se graduaban ese año en semejantes colegios en toda Canadá. Precisamente con el dinero de ese premio me compré el ordenador y comencé a hacer animación tridimensional”.
Según Alex Filipov, el sistema de apoyo al cine búlgaro mediante concursos convocados por el Centro Nacional de Cine funciona muy bien, pero en lo que se refiere a quienes cultivan el género de la animación...
“El interés por ese sistema es insuficiente, dice el joven animador. Si el concurso hubiese sido convocado en Francia, Italia, Alemania, Inglaterra o en cualquier otro sitio del mundo, se hubieran presentado muchos más aspirantes, unos 20 por lo menos. La selección hubiera sido mucho más difícil, pero a la vez hubiera sido mayor la oportunidad de que surgiera algo realmente bueno puesto que la competencia entre múltiples candidatos propicia este proceso. Ojalá los jóvenes que se gradúan por la Academia Nacional de Arte Fílmico y Teatral o por la Nueva Universidad de Bulgaria preparen más proyectos y se presenten como aspirantes a esta financiación porque el talento, que es condición imprescindible en todas las profesiones creativas, es apenas un pequeño grano, que debe ser regado, cuidado y cultivado porque de lo contrario perecerá. Sembrarlo es solo el primer paso, luego hay que trabajar arduamente para que crezca”.
Versión en español de Raina Petkova
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