Santos de Bulgaria. San Clemente de Ojrid

Publicado el 27/11/09 10:21

El 25 de noviembre está dedicado en el santoral ortodoxo búlgaro, a la memoria de San Clemente de Ojrid el Taumaturgo. Pasó a mejor vida en el año 916 y fue canonizado por la Iglesia Búlgara por sus incansables trabajos para organizar la vida eclesiástica y para sembrar el saber, así como por su gran obra para establecer los cimientos de la antigua cultura escrita búlgara.
En las hagiografías y en los oficios litúrgicos que se le dedican, este santo es ensalzado como celoso luchador por la fe ortodoxa, frente al dogma de las tres lenguas, que proclamaba el hebreo, el griego y el latín como únicas lenguas sacras durante la Edad Media. San Clemente fue el primer obispo búlgaro quien ofició la santa liturgia en lengua búlgara.
El Taumaturgo de Ojrid fue el primer obispo de las tierras búlgaras como leemos en una hagiografía del siglo XI, escrita por Teofilacto.
Fue además uno de los primeros santos que surgieron del pueblo búlgaro después de la evangelización de este en el siglo IX.
Discípulo de los grandes próceres eslavos San Cirilo y San Metodio, a quienes debemos la creación del alfabeto eslavo, Clemente trabajó siempre entre pueblos eslavos, tanto los de la rama occidental como de la oriental.
Expulsado de Moravia en el año 885, junto con Nahum y Angelario, otros dos alumnos de los santos próceres, llegó a las tierras búlgaras y se consagró por entero a este pueblo.
El príncipe búlgaro Borís I, quien asumió el cristianismo extendiéndolo como religión de todo el Estado, envió a Clemente a los confines del Sudoeste de Bulgaria, a la ciudad de Ojrid, donde el que veneramos hoy, se dedicó en cuerpo y alma a la educación de los búlgaros. Enseñó primero a los pequeños a leer y escribir, los preparó para la vida y sembró en sus almas la verdad de la doctrina de Cristo.
Por todo ello la obra de san Clemente tuvo una enorme trascendencia y su memoria perdura a lo largo de los siglos. La primera escuela superior búlgara, la Universidad de Sofía, lleva su nombre, como lo llevan muchas escuelas por todo el país, enalteciéndolo como el fundador de la educación religiosa y laica en Bulgaria.
Parte de las reliquias de san Clemente se guardan en la Iglesia de los Siete Santos Mártires de Sofía. Según los teólogos se trata de un santo de toda la zona balcánica, pues trabajó para los pueblos de Bulgaria, Grecia y de la hoy República de Macedonia en cuyo territorio actual desarrolló gran parte de su labor.
San Clemente de Ojrid fue de hecho un enciclopedista, se ocupó también de agricultura, de los problemas de la moral colectiva, se esforzó por ayudar a la supervivencia de sus feligreses.
Con igual celo había trabajado en tierras de Europa Central, las actuales de Hungría, Chequia y Eslovaquia, también en los confines del Noroeste de Europa y el Sudeste de Bulgaria.
Las hagiografías refieren su lucha contra los eclesiásticos germánicos en Moravia quienes trataban de impedir a los eslavos oír misa en su propia lengua. Aunque emplean el alfabeto latino, hasta hoy esos eslavos que pertenecen a lo que llamamos la rama occidental mantienen su lengua. Se lo deben a los próceres eslavos Cirilo y Metodio, y también a San Clemente y todos los demás discípulos de los maestros eslavos.
San Clemente el Taumaturgo búlgaro no fue un cultivador de la vida contemplativa, sino un trabajador de la vida activa, y gracias a él la Buena Nueva de la Redención del Señor llegó a todos los hombres.

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