Perdidos en la transición

Para los búlgaros la rueda de la historia parece girar conforme leyes propias y en ocasiones incomprensibles. En vez de empujarnos adelante hacia el progreso y el bienestar, en Bulgaria el tiempo parece estar dando vueltas al vacío y, a veces, nos arroja despiadadamente atrás a las posiciones de partida. No hace falta hurgar en el pasado lejano para arribar a esta triste constatación.

1990 – La huelga de universitarios de la Universidad San Clemente de Ojrid, de Sofía

Si estos días uno se da un paseo por la calles de Sofía o bien pone el televisor en casa, podrá verse en estado de ingravidez temporal y seguro que se preguntará si acaso no ha retornado a los años 90 del siglo pasado, a los albores de la llamada “democracia búlgara”. Protestas multitudinarias, gritos clamando consignas consabidas, enfrentamientos con la policías, los mismos odios irreconciliables entre los oponentes políticos, pobreza, impasse.

1990 – Tiendas de campaña en la Ciudad de la Verdad delante del edificio de la Institución presidencial de Bulgaria

¿Qué ha pasado con Bulgaria?

¿Han sido acaso vanos estos 24 años de sufrida transición democrática? ¿Cómo hemos cambiado y a dónde vamos? La respuesta a estas preguntas las puede buscar uno al acceder a nuevo sitio electrónico del sugerente título de “Perdidos en la transición”. Su autor Gueorgui Gueorgueiv, Johnny, fotógrafo profesional ha recopilado y hecho públicas más de 50 mil fotos documentales que él ha tomado y las cuales ilustran en la forma más objetiva e imparcial posible algunos de los acontecimientos más emblemáticos desde el comienzo de los cambios democráticos en el país. El hecho de que sólo en las primeras tres semanas de su apertura el sitio haya sido visitado por más de 100 mil personas muestra que nuestro compatriota propende a autoanalizarse y a buscar las causas por su triste presente en los oscuros laberintos de la Transición. Las primeras consignas enarboladas tras el derrumbe del comunismo fueron ”Democracia” y “Nueva moral”. Ahora, 24 años después, reclamamos lo mismo, dice Gueorgui Gueorguiev.

¿Por qué quedaron defraudadas nuestra expectativas?

“Simplemente el pacto social que cerramos para estos años ha resultado profundamente vicioso, dice. Me da pena ver ahora en las plazas a los jóvenes nacidos en el comienzo de la transición. Son ellos quienes ahora protestan.

¿Que cómo me explico todo esto? Para mí el 10 de noviembre de 1989 es la fecha de un golpe de estado partidista interno y el modelo de la transición ha sido diseñado en los laboratorios de los servicios de la Seguridad del Estado. Este modelo le fue impuesto a la sociedad y por esta razón condujo a estos resultados deplorables. He colgado en mi sitio electrónico una foto que ilustra elocuentemente mis palabras. Recoge a unos de los participantes en el primer mitin libre, tras la caída del comunismo en Bulgaria el 10 de noviembre de 1989. Aparecen en la foto unas personas que llevan una pancarta en la que se dice “Muera la burguesía roja, viva Petar Mladenov”. Mladenov es el primer jefe de Estado tras el comienzo de los cambios, un político del Partido Comunista que luego se rebautizó con rapidez Partido Socialista. La consigna es una ilustración de toda nuestra transición. ¿Que qué ha pasado? Pues la nomenclatura partidista roja se ha transformado en una camarilla financiera”.

17 de noviembre de 1989 – primera concentración libre en Sofía en la que son enarboladas pancartas extrañas. Esta foto, según su autor Georgi Georgiev, es el símbolo de la transición búlgara en la que colocamos en un pedestal lo que tratamos de combatir.

Hoy más que nunca antes predomina la convicción de que la sociedad búlgara está gobernada por unas fuerzas tenebrosas. Respecto a la transición democrática se oyen voces , cada vez más frecuentes de que no hubo tal en absoluto. No obstante, no se pueden negar tampoco los cambios positivos.

¿Que qué hemos ganado?

Noviembre 1990 – Hotel Rila: primer streaptease para periodistas

Hemos ganado los frutos, frecuentemente amargos, del libre mercado, los deslumbrantes centros comerciales atiborrados de mercancías caras e innecesarias, nuevas autopistas, el metro, el boom en el sector de la construcción a raíz del cual se han transformado las grandes ciudades del país pero también se ha destruido la franja costera del litoral búlgaro del mar Negro. “En este sitio electrónico uno podrá ver muchas de las cosas que han ocurrido por vez primera tras la era glacial del comunismo”, dice Johnny. Se exhiben fotos históricas de la creación de los primeros partidos políticos en el país, de las primeras concentraciones libres y los primeros enfrentamientos con el poder, e incluso fotos del primer streap tease legal en Bulgaria. Al lado de estas hay otras en que vemos las colas kilométricas ante tiendas de víveres de estantes vacíos en el crítico año 1991 en el cual se decretó un sistema de racionamiento igual al que había existido en los años de la guerra. Despierta sensaciones penos s y amargas el recuerdo de las protestas en el famélico “invierno de Videnov”, años 1996 a 19997 cuando una hiperinflación inaudita se engulló los ingresos de los búlgaros e hizo que éstos se volcaran a la calle.

¿Qué hemos perdido en la transición?

Pues, la fe de que habíamos optado por el camino correcto, de que valía la pena luchar. La esperanza de que existiera justicia y que pudiéramos vivir mejor. “Hemos comprobado cómo en este período de transición se ha desgastado una descomunal energía social, la energía de dos generaciones de compatriotas nuestros. Quienes eran unos bebés al comienzo de la transición hoy están nuevamente en las calles”, dice Gueorgui Gueorguiev. El problema es que ahora las personas que protestan en las plazas ya se encuentran cansadas, desorientadas y más desunidas que nunca antes. El final de la Transición es una luz mortecina que semeja la de una estrella a punto de apagarse en el horizonte.

Versión en español: Mijail Mijailov

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