La industria inteligente o “Industria 4.0” como dieron en llamarla en Alemania en el año 2011, incorpora el nivel más avanzado de automatización de los procesos de producción a través de una conexión digital por medio de las tecnologías informáticas y del Internet. La agencia Mediapool concede un puesto en su sitio electrónico al sector de la economía búlgara de contribución de mayor peso a su evolución tecnológica.

En Bulgaria es motor de la “revolución” el sector de electrónica y electrotecnia que ha ido arrasando en los mercados mundiales en los últimos años y se ha ido convirtiendo en el sector número 1 de las exportaciones búlgaras al exportar en 2017 productos por valor de más de 2800 millones de euros. Se ha adelantado así a los líderes tradicionales en las exportaciones: el sector de carburantes como también el de la extracción de cobre, que ha subido drásticamente en 2017.

Los datos intermedios para 2018 indican que seguimos ocupando el primer puesto, dice Rumen Atanasov, presidente de la Asociación búlgara para la Electrónica y la Electrotecnia, citado por la agencia Mediapool. A su juicio, la peculiar “revolución” no se ha producido así de golpe, ya que durante toda una década se viene registrando un crecimiento estable del sector que, prácticamente se anticipa al resto de los sectores que fabrican productos para la exportación. Según Atanasov, las causas por el éxito del sector son también de carácter histórico, ya que el mismo ha tenido un desarrollo muy impetuoso gracias al número enorme de técnicos creados en Bulgaria en los años 70 y 80 del siglo pasado. También hoy es el potencial intelectual en el sector el que atrae a los inversores extranjeros, y no tanto los bajos impuestos. Es que los impuestos se pueden ocultar pero la ineptitud no se puede disimular, señala Atanasov.

Entre los inversores más importantes en el sector figuran líderes mundiales como Liebherr, ABB, Sensata, Schneider Electric, Melexis, Behr Hella, Festo, Huyndai Heavy Industries, Visteon, señala Atanasov. Los aparatos eléctricos de baja tensión forman algunos de los productos clave para la exportación. La ABB cuanta con 4 plantas para su fabricación y se encuentra en fase de proyecto otra más. Se fabrican asimismo refrigeradores. La planta que la Liebherr tiene en las afueras de la ciudad de Plovdiv es la mayor que la compañía posee en el mundo con una capacidad de producción de casi 1 millón de frigoríficos al año. La empresa búlgara Datex es, por su parte, líder en el mercado regional de cajas registradoras. En Bulgaria se fabrican asimismo multitud de dispositivos y equipos electrónicos para el mando de máquinas de producción. En Sofía, por ejemplo, opera una empresa suministradora de equipos electrónicos para los trenes de la Bombardier, corporación canadiense líder en la fabricación de trenes y aviones. Siempre en la capital de Bulgaria funciona una empresa que comercializa dispositivos y equipos electrónicos para todos los tipos de trabajo relacionado con fuentes de energía renovables: generadores eólicos, centrales solares, etc.

En los últimos años ha habido también un auge en el mercado de los llamados “almacenes energéticos” en los que se va acumulando la energía eléctrica generada por centrales hidroeléctricas cuando la red eléctrica no experimenta necesidad de consumir esta electricidad.

Según Liudmil Mijailov, analista e integrante de la Asociación búlgara para la Electrónica y la Electrotecnia, hay en Bulgaria 402 empresas de peso económico significativo que fabrican productos en la esfera de la electrónica y la electrotecnia. De esta cifra, 65 pertenecen a inversores extranjeros y en ellas se desempeñan unos 27 mil trabajadores, del total de 43 000 personas ocupadas en el sector. Casi la mitad del volumen de producción en el sector se registra en las plantas de los inversionistas foráneos. Una buena parte de las empresas, particularmente las extranjeras, se encuentran concentradas en Sofía pero también hay muchas de ellas en el interior del país.

Sin embargo, no todo en este sector es color de rosa. Una parte del sector se encuentra aún en la tercera o hasta en la segunda revolución industrial. El crecimiento observado en los últimos años se debe a la producción, muy en boga últimamente en Bulgaria, de cables para la industria automovilística en Europa, sobre todo en Alemania. Estas plantas, sin embargo, están siendo consideradas como unas empresas sociales que crean empleo para los cuadros de bajo nivel educacional y baja cualificación. Otro problema que sufre el sector es su acentuada fragmentación pero el más acuciante es el problema relacionado con la capacitación del personal técnico. Es que las personas jóvenes suelen optar por carreras como la economía, el derecho, y por carreras en las que se puedan realizar con más rapidez: el espectáculo, la publicidad, el marketing. Ante el déficit de personal capacitado, los expertos van descubriendo reservas para suplirlo en las mujeres y las personas jubiladas que podrían incorporarse de manera más activa a la producción si se implantase un horario de trabajo flexible y reducido.

Los representantes de la Asociación búlgara para la Electrónica y la Electrotecnia coinciden en la necesidad de una acertada política por parte del Ejecutivo para que la sociedad no se quede atrasada frente a la cuarta revolución industrial. No obstante, los expertos de la asociación opinan que, pese a los vaticinios de una desaceleración de la economía mundial y la llegada de una nueva crisis, en el citado sector no se dan premisas fundamentales para el surgimiento de problemas en 2019.

Versión en español por Mijail Mijailov