El camino recorrido por Bulgaria hacia su adhesión a la UE es un capítulo extraordinariamente curioso de la historia más reciente de este país. En 2018 el Instituto Diplomático del Ministerio de Asuntos Exteriores y el Centro de Excelencia “Jean Monnet”, adscrito a la cátedra de Europeística de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid” crearon un “Archivo Nacional de recuerdos sobre el proceso de incorporación de Bulgaria a la UE”. Se trata de un compendio de entrevistas a 40 personalidades con contribución a la integración europea de Bulgaria en las cuales éstas evocan sus recuerdos más brillantes del camino del país a su adhesión en 2007 a la UE. ”Desde hace ya 12 años Bulgaria es un país miembro de la UE y se va afirmando cada vez más la idea de que la adhesión de Bulgaria está siendo concebida como algo otorgado sin más y que el proceso de la adhesión resulta ignorado para el amplio público”, dicen los organizadores del proyecto que, muy genéricamente, han denominado “Los archivos vivos”. En su labor se han guiado por la convicción de que la incorporación de Bulgaria a la UE ha sido un acontecimiento crucial que durante décadas seguirá fijando el rumbo del desarrollo del país.

En el marco de este proyecto el Instituto Diplomático ha organizado una discusión titulada “Conversando sobre la UE en tiempo pasado, presente y futuro”. El debate ha transcurrido en forma de diálogo informal entre estudiantes de la citada universidad y participantes en las negociaciones sobre la adhesión de Bulgaria a la UE, en los años 90 del siglo pasado, entre diplomáticos, expertos y personalidades de los círculos científicos nacionales. Hoy en día, aunque ninguno de ellos se esté desempeñando en la Administración Pública, esas personas siguen siendo activas, contribuyendo al camino europeo del país.

Todos nosotros y, además, mucha otra gente como nosotros, hemos invertido nuestro trabajo, nuestros esfuerzos y nuestro entusiasmo en este proceso. Nuestra adhesión no se produjo como un regalo gratuito, hemos tenido gran número de decepciones, hemos pasado muchas noches de insomnio para que hoy, todos nosotros y, sobre todo los estudiantes universitarios, puedan viajar y formarse en el marco del programa comunitario “Erasmo” ,y no tener que hacer colas para pedir visados ante las embajadas”, señala la profesora Ingrid Shikova, de la cátedra de Europeística de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid” y agrega:

Fuimos cautivados por la idea de hacer este compendio de entrevistas que resultaran del acceso de quien desease aprovecharlas también como material para estudios futuros. Fue un trabajo descomunal, la prueba de que si algo se hacía de manera mancomunada y con causa, a fin de cuentas se coronaba de éxito. Tal vez por esto llegamos a ser un país miembro de la UE ya que en aquel período teníamos por delante un objetivo y todo el mundo trabajaba por su logro. Ojalá ahora, con vistas a nuestro acceso a la Eurozona también seamos capaces de planteárnoslo como meta y unirnos en nuestro trabajo para conseguirla.

En la discusión “Los archivos vivos” ha participado también la embajadora Biserka Benisheva, persona con un papel activo en el proceso de preadhesión en los años 90 del siglo XX y que ha ocupado distintas posiciones en la Administración. Para ella “todo ha desfilado ante sus ojos”, según dicen sus colegas.

Formaba parte de la delegación búlgara, en 1992, cuando pactábamos nuestra asociación a la Comunidad Europea, luego intervine en la preparación para la promoción de la solicitud, en la toma de decisión para entablar negociaciones, en las propias negociaciones y en su conclusión, dice Biserka Benisheva. Creo que cuando más emocionada me sentí fue en diciembre de 1992, año en que firmamos el Acuerdo Europeo de Asociación, el primer acuerdo para Bulgaria que allanaba el camino hacia la adhesión. Aquello ocurrió inmediatamente después de la caída del Muro de Berlín y todos nosotros íbamos muy entusiasmados por la posibilidad de ir adelante. Íbamos obrando también con el sentido de la responsabilidad con respecto a nuestros hijos, movidos por el afán de hacer algo para que éstos vivieran mejor que nosotros. Recuerdo cómo entonces, el dirigente de la delegación de la CE, al brindar con una copa de champán con nuestra delegación-que integrábamos una quincena de personas-nos dijo: ”Vds. se han merecido sus copas de champán”. Fue muy emotivo aquel acto. Luego se produjo el desengaño, en el año 1997 cuando se tomó la decisión para la apertura de negociaciones con 6 países candidatos y, para los otros 6 países candidatos, Bulgaria incluida, se resolvió tomar tal decisión en el marco de una perspectiva a largo plazo .En aquel momento se trataba de la perspectiva de aguardar cinco años. Hasta aquel momento habíamos respondido de manera muy exhaustiva a preguntas de cuestionarios, ofrecíamos información, trabajábamos hasta en las noches, en fin, no nos merecíamos aquel aplazamiento. Recibimos, eso sí, la invitación para entablar negociaciones en un plazo más corto, en el año 1999.¿Qué había ocurrido entre 1997 y 1999 para que las cosas se aceleraran así? No, no es que los países de nuestro grupo hubieran dado un enorme salto adelante, es que se había producido la crisis en Kosovo. En 1999 se adoptó el “Plan de Paz” propuesto por la Comunidad Internacional para el cese del conflicto en Kosovo. También fue entonces cuando se produjo la resolución de que la unión de Europa garantizaría las tan indispensables estabilidad y seguridad porque ya se daban cuenta de que la aceleración del proceso de la unificación de Europa, tras el término de la Guerra Fría, redundaría en esta seguridad y esta estabilidad que todo el mundo esperaba.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES