El 14 de septiembre la Iglesia Ortodoxa celebra el día la Exaltación de la Santa Cruz del Señor, conocido en búlgaro como “Krastovden”. Según la antigua costumbre cristiana, en este día el agua se bendice en la iglesia, y los sacerdotes rocían las casas de los laicos con agua bendita para pedir salud. Según se cuenta, Santa Elena, madre del Emperador Constantino el Grande, era una ferviente cristiana y viajó a los lugares sagrados de Palestina para buscar el Santo Sepulcro de Cristo, que dos siglos antes había sido sepultado por los perseguidores de los cristianos. Sus esfuerzos dieron fruto: encontró el Santo Sepulcro y tres cruces. Supo cuál de las tres cruces era la de Cristo cuando una persona recién fallecida resucitó al tocarla con una de ellas. Santa Elena envió un fragmento de esa cruz a su hijo a Constantinopla, y la propia cruz fue colocada en la principal iglesia de Jerusalén. Después de un tiempo sobre la cueva, en la tumba del Señor se construyó un templo que fue consagrado solemnemente el 14 de septiembre del año 335 y que todavía existe.

En Bulgaria, la víspera de “Krastovden” miles de peregrinos se reúnen en la localidad de Krastova Gorá (el Bosque de la Cruz) en los montes Ródope, donde se cree que está enterrado un fragmento de la Santa Cruz. Según una leyenda, la víspera de “Krastovden” el Señor desciende a la Tierra y concede los deseos sinceros de los fieles. El folclore popular, esta fiesta representa el final del verano y el inicio de la temporada agrícola de otoño, y el día y la noche tienen la misma duración.