“Cuando te sientas más agobiada, piensa en una canción”; este consejo materno predeterminó el destino de la renombrada cantante folklórica búlgara Magda Pushkárova. Nació hace 100 años, en abril de 1920 en la ciudad de Malko Tárnovo. Su infancia transcurrió en la “escuela de canto” de su familia y los familiares, refugiados de Tracia Oriental. Con su voz suave y ligeramente sorda, contaba sobre los búlgaros expulsados de su tierra natal, de los héroes de la región de Strandzha (suroeste de Bulgaria): los voevodes Petko e Indzhé y de los nestinar, los danzadores sobre ascuas vivas. “No era yo la que salía al escenario sino nuestra montaña de Strandzha, tan heroica y poética”, solía decir Magda Pushkárova.
En 1944, un prestigioso jurado la aprobó para cantar en vivo en el éter de Radio Nacional de Bulgaria. Magda Pushkárova insistió ante la Radio que fueran buscados e invitados más cantantes y canciones de Strandzha. Dio la idea de organizar una audición en su tierra de origen. Así, en 1960 se celebró la Primera Feria−Competición de Canto Strandzha Canta en la aldea de Gramatíkovo, en la provincia de Burgás. Magda Pushkárova fue una de las primeras cantantes folklóricas en integrar el Conjunto Estatal de Cantos y Danzas Tradicionales, invitada personalmente por Filip Kutev el mismo año de su fundación (1951). Paralelamente, grabó más de un centenar de canciones de la región de Strandzha para el fondo sonoro de Radio Nacional.
Magda Pushkárova también ayudó a varios de sus seguidores a emprender el camino del canto profesional típico de Strandzha. Uno de esos seguidores es Manol Mijailov, quien recuerda con gratitud sus consejos y lecciones.
“Magda me acogió como si fuera su propio hijo. Seguí el consejo de mi abuelo, quien me dijo quela llamara cuando fuera a Sofía y le dijera que quería cantar como ella. Así lo hice. Sin quisiera conocerme, ella me respondió: “Ven mañana por la tarde y prepara canciones para la radio”. Quería que fuera su seguidor y se convirtió en mi maestra. Cuando estábamos juntos, siempre cantábamos. Solía decirme: “Manolito, estaba esperando que apareciera un cantante de Strandzha para darle melodías idóneas para una voz masculina”. Me regaló unas treinta. Además de darme clases de canto, me aconsejaba sobre cómo comportarme en el podio. Sin Magda Pushkárova, no creo que me hubiera convertido en el cantante que soy. Ella me inspiró, estoy enamorado de sus canciones. Quedará para siempre la gran cantante de Strandzha y de Bulgaria”.
Fotos: Petar Papakochev, Ani Petrova
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