A pesar de encontrarnos confinados en nuestros hogares por miedo a la epidemia, no nos olvidamos de buscar a Dios en los lugares donde mejor será escuchada nuestra sincera oración. Los fieles colman a diario los templos y los peregrinos se ponen en camino para trasladarse a alguno de los sitios sagrados en las tierras de Bulgaria. En estos meses de dificultades y penalidades, uno de los lugares predilectos para la peregrinación de numerosos fieles sigue siendo el monasterio de Rila, ubicado a unos 120 kilómetros al sur de la capital, Sofía.
”Nos referimos a los peregrinos que acuden a nuestro monasterio como cristianos y creyentes −dice el obispo Eulogio, superior del cenobio− . Esto está bien no sólo para el monasterio, sino también para toda persona que aquí acude para comunicarse con Dios buscando consuelo, apoyo y esperanza. Haciéndolo, claro está, con el acato de todas las medidas y exigencias higiénicas vigentes en el país. Nosotros también hacemos lo indispensable: se hace constantemente desinfección, en la entrada hemos colocado una pequeña frazada empapada de solución desinfectante. A los iconos también los estamos desinfectando regularmente, al igual que todos los elementos de madera del templo que los creyentes suelen tocar, los sitiales de madera, las barandas”.
Cuenta la leyenda que la historia del Monasterio de Rila se asocia a san Juan de Rila, quien en el siglo X se habría ido a aquellos parajes para entregase al ayuno y la oración, lejos del mundanal ruido y la vanidad. Tras su muerte, sus seguidores construyeron un monasterio en proximidad al lugar donde el santo ermitaño había concluido su trayectoria terrenal.
A lo largo de los siglos, la santa morada fue convirtiéndose en un centro espiritual y cultural hasta el momento en que Bulgaria perdió su independencia al sucumbir en el siglo XIV al dominio otomano. Fueron los posteriores años de tinieblas y un siglo después el cenobio fue expoliado y arrasado por los invasores otomanos. Los primeros rayos de luz aparecieron a finales del siglo XV, cuando con la asistencia y colaboración de búlgaros de todo el país, el Monasterio de Rila fue resurgiendo y recobrando su aureola de centro espiritual.
”El Monasterio de Rila fue construido en su forma actual durante el dominio turco, salvo la Torre de Jrelo, edificada en la época del zar Iv