El padre Liubomir Bratov es un participante directo en las actividades relacionadas con la fundación de la comunidad ortodoxa búlgara en Berlín. Cuando era doctorando llegó a la capital alemana a finales de los años 80 del siglo XX. Igual que la mayoría de los cristianos ortodoxos en el extranjero buscó una iglesia donde podía asistir a las misas. Visitó las parroquias de Serbia, Gracia y Rusia y en todas partes fue recibido con los brazos abiertos.

“En 1988-1989 fui a Alemania. Entonces me gradué por la Universidad Técnica en Sofía e inicié un doctorado en la Universidad de Berlín. Lo primero que hice como una persona creyente era buscar un lugar donde podía asistir a las misas. En aquel momento Berlín todavía estaba dividido mediante una frontera real ya que los cambios se produjeron apenas en 1989, cuando cayó el muro. Cada sábado y domingo iba a las misas en la iglesia ortodoxa rusa en Karlshorst, uno de los barrios de Berlín famoso por el hecho de que allí estaba desplegado el Ejército Ruso. Conocí a los clérigos y personalmente al obispo de la Iglesia Ortodoxa en Alemania Teófano quien ya no está entre nosotros”. 

Después de la caída del muro de Berlín Liubomir Bratoev comenzó a asistir a las misas de otras comunidades ortodoxas donde fue recibido muy bien. En 1992, con motivo de una fiesta religiosa visitó Berlín el padre Simeón que posteriormente fue designado metropolitano para Europa Occidental y Central. Bratoev le mostró las distintas comunidades religiosas que ya conocía personalmente. De esta manera el clérigo estableció contactos con los sacerdotes y con los obispos. Con el pasar del tiempo se gestó la idea de crear una comunidad religiosa búlgara.  El metropolitano Simeón propuso a Liubomir Bratoev que tomara los hábitos de diácono metropolitano. Después del respectivo examen que aprobó en 1994 fue investido como diácono del metropolitano Simeón. Mientras tanto, el metropolitano Simeón invistió el primer sacerdote búlgaro en la nueva comunidad religiosa búlgara, el padre Liubomir Leontinov. 

Las primeras misas en búlgaro comenzaron en el salón de la Embajada en 1994-95, recuerda el padre Liubomir Bratoev. Habitualmente el servicio para la Pascua de Resurrección se oficiaba el domingo por la mañana. Ya que todas las iglesias celebran la Pascua de Resurrección en la misma fecha, los búlgaros solían acudir a las misas nocturnas en algunas de las otras iglesias ortodoxas.

“Yo, por ejemplo, presenciaba la misa de los rusos, al otro día participaba en los servicios en la Embajada. Con motivo de la Navidad íbamos a la iglesia serbia o a la rusa ya que ellos ofician sus misas siguiendo el calendario Juliano y las fechas de las fiestas son distintas. Ellos abrían las puertas de sus iglesias para la Navidad búlgara para que pudiéramos celebrarla”. 

Con el inicio de las misas en Berlín fue creada la comunidad religiosa. Se organizó una reunión y la comunidad se registró en el Tribunal en la República Federal. Después de que la comunidad cristiana búlgara se convirtió en persona jurídica oficialmente, el metropolitano Simeón estableció contactos con la directiva de la iglesia católica en Alemania y con la protestante y mantuvo contactos a alto nivel sobre la posibilidad de que la Iglesia Ortodoxa Búlgara utilice templos suyos para sus misas. Se gestó la idea de que los búlgaros tengan su propio templo. 

“En varias ocasiones nos propusieron distintos templos ya que en aquel entonces hubo un reflujo de la vida religiosa en Alemania. Uno de éstos se encontraba en un barrio muy lejano, el otro era demasiado grande para mantenerlo. Finalmente, el padre Simeón eligió el templo actual y éste se convirtió en casa espiritual para los búlgaros ortodoxos en Berlín y en la región”. 

Traducido y publicado por Hristina Táseva