Atraer la atención de la sociedad hacia los problemas de la tercera edad es el propósito del Día Internacional de los Jubilados que se celebra desde el año 1991 por iniciativa de la ONU. Este día en muchos países del mundo se celebran varios acontecimientos como exposiciones temáticas, conciertos, reuniones y debates con políticos y ONGs sobre los problemas que acompañan la vida de los ancianos, como por ejemplo los sociales y los sanitarios. Estos problemas cobrarán mayor vigor en Europa ya que población del Viejo Continente va envejeciendo. De principio, la vida humana en los países desarrollados es más prolongada gracias a los logros en el campo de la medicina y el desarrollo de la economía. Los ancianos del siglo XXI viven una vida mucho más activa que sus coetáneos de hace 50 años. Son más sanos, más informados, más aptos para el trabajo... Sin embargo, no es grande el porcentaje de los jubilados en Bulgaria que logran encontrar trabajo después de jubilarse para poder asegurarse ocupación e ingresos complementarios. La mayoría de los hombres jubilados trabajan con mayor frecuencia como guardias de día o de noche de edificios públicos o privados, en obras de construcción o en el mercado.

Las mujeres cuentan con oportunidades de empleo aún más reducidas al jubilarse. Una pequeña parte de ellas logran encontrar trabajo como canguros o criadas. Otras trabajan como vendedoras en las tiendas o en los mercados. Son esporádicos los casos de buenas especialistas en ámbitos como la contabilidad y la medicina que los empleadores no despiden cuando cumplen la edad de jubilarse, que actualmente es 60 años para las mujeres y 63 para los hombres. La verdad es los jubilados buscan empleo a causa de las bajas pensiones. La pensión más alta en Bulgaria de momento es de 250 euros, la más baja está por debajo de los 50 euros. Estos medios son insuficientes para los ancianos y no les permiten vivir su vejez con dignidad. Después de comprar medicamentos, pagar la electricidad, el agua, la calefacción y el teléfono, les queda dinero para comprarse los víveres básicos. La mayoría de los ancianos en Bulgaria difícilmente podría gastar dinero en comprarse nueva vestimenta o zapatos. Utilizan la ropa comprada en la época cuando tenían un empleo o son clientes regulares de las tiendas de segunda mano. Para poder asegurarse una vida normal son cada vez más numerosos los ancianos que se ven obligados a vender sus pisos o cambiarlos por más pequeños.

Los ingresos de los ancianos en Bulgaria no les permiten ir al teatro, al cine o a un concierto. Algunos de ellos que tienen muchos años, pero se todavía se sienten jóvenes encuentran maneras para mantener vivos sus contactos sociales. Se reúnen en diferentes clubes, se comunican entre sí, organizan marchas turísticas, diferentes cursos, adquieren nuevas habilidades como trabajar con ordenador y navegar por Internet, etc.
 
Sin embargo, a diferencia de sus coetáneos de los países europeos, los ancianos en Bulgaria no se pueden permitir el lujo de disfrutar del merecido descanso. Los jubilados búlgaros no viajan a países cercanos o lejanos y no se entregan a experiencias agradables o visitas de curiosidades naturales. Cuando comienzan a cobrar sus pensiones, la mayoría de las personas de la tercera edad regresan a sus casas natales en las aldeas. Algunos crían animales o labran la tierra. De este modo se aseguran verduras frescas, preparan conservas y ayudan a sus hijos.

Algunos búlgaros jóvenes se ven obligados a viajar al extranjero en busca de mejores salarios y realización. Muchos de los que logran establecerse en el extranjero invitan a sus padres jubilados. Pero si los ancianos se muestran reacios a viajar y no consienten abandonar sus lugares natales, comienzan a recibir apoyo financiero de sus hijos para poder vivir su vejez con tranquilidad.

Por Diana Hristakieva
Versión al español de Hristina Taseva