Las montañas búlgaras dan cobijo a muchas villas pequeñas en las que se siente una atmósfera cargada de historia. Una atmósfera romántica, rica en hazañas heroicas, y también idílica - de la vida apacible en el regazo de la naturaleza. Hoy día en estos pueblos, llenos de colorido y transformados por la modernidad, el pasado y el presente se entremezclan, y esto los hace aún más atractivos para la gente que quiere disfrutar de unas vacaciones lejos de los grandes centros turísticos. Berkóvitsa es uno de esos pueblos.
A la ciudad se la asocia con el gran escritor búlgaro Yordán Radíchkov, la charanga de Berkóvitsa y los numerosos festivales que tienen lugar allí. Petya Guénova, encargada de las relaciones públicas de la ciudad, describe la villa así:
“Acurrucada al pie del majestuoso pico Kom, Berkóvitsa es antigua y moderna a la vez. La villa está situada en las faldas de los Montes Balcanes occidentales. Iluminada por el sol caliente de la montaña, respira el aire fresco de los frondosos bosques de hayas, pinos y castaños que la rodean. La proximidad del bosque teñido en diferentes matices del verde, según la estación, los arroyos de agua cristalina y el aroma de las plantas medicinales hacen que el aire brille y se impregne de fragancias.
Vista desde lo alto del pico Kom, la villa da la sensación de que puede caber en la palma de la mano, o se asemeja a una gigantesca alfombra verde, decorada por el blanco de las murallas y el rojo de los tejados de las casas.
La historia de la fundación de Berkóvitsa se pierde en el pasado distante. Los vestigios de los primeros habitantes de estas tierras se remontan al primer milenio antes de nuestra era, cuando una de las principales tribus tracias, los tribalios, vivían en estos lares.
Durante los siglos 18 a 19 Berkóvitsa se afirmó como un centro cultural y económico de desarrolladas artesanías. Pero el verdadero progreso cultural y económico se produjo durante la segunda mitad del siglo 20. Actualmente la ciudad sigue siendo uno de los focos de la cultura en el noroeste de Bulgaria.
Los vecinos de Berkóvitsa llaman a su villa “La Ciudad de los Festivales”, ya que allí se celebran varios eventos: el Festival Internacional de las Artes para Niños, con el curioso nombre “Zapatos de charol”, el Festival Berkstock, así como el Festival Folklórico “Los Balcanes cantan y bailan”.
El festival Berkstock es muy popular entre los aficionados al rock en Bulgaria. En él han participado cientos de grupos internacionales y nacionales. La atmósfera musical atrae a muchos turistas búlgaros y extranjeros de todas las edades.
La escena se eleva en medio de un extenso claro en el centro de la ciudad de Berkóvitsa. Allí se pueden ver familias enteras que acuden a escuchar su música predilecta. El viejo rock provoca la emoción de los padres, y sus nuevas tendencias la de los jóvenes de hoy. Los grupos búlgaros y extranjeros crean la misma atmósfera que la del festival de Woodstock.
Para quienes conocen la obra de Yordan Raditckov, quien introdujo en la literatura búlgara un peculiar “realismo mágico”, y cuyos libros están traducidos a decenas de idiomas, es muy interesante ver el monumento en su honor, que lleva el nombre dе “Árbol de la Vida”. El monumento es de madera. Es un árbol con esculturas talladas en el tronco, que representan a protagonistas y escenas de la obra de Raditchkov, así como la aldea en que nació este emblemático exponente de la literatura búlgara moderna.
En Berkóvitsa se prevé realizar un gran proyecto. Se trata de un centro de deportes de invierno que va a atraer a más turistas. Para los aficionados al montañismo han sido trazados senderos ecológicos, hay también rincones acondicionados para que los montañistas puedan parar y tomarse un descanso. Petya Guénova sigue su relato sobre esa magnífica ciudad:
“Al venir a Berkóvitsa uno enseguida entiende el porqué de la frase: “Dios dio a los búlgaros un pequeño trozo del paraíso”. Berkóvitsa tiene una naturaleza maravillosa y una historia antigua. Aquí realmente hay muchas cosas que ver. Las Cataratas de los Rebeldes, por ejemplo, son un hermoso paraje para relajarse. El camino que lleva a ese sitio atraviesa el bosque donde uno puede vivir momentos muy agradables. El panorama del agua que, al caer de lo alto, se convierte en espuma y parte en dos el verdor que la rodea, es fascinante.
Más arriba en la montaña, – prosigue la Sra. Guénova - a 2016 metros de altitud, se alza el pico Kom. Sus bosques espaciosos y verdes hacen que te olvides de todo lo demás.
Rumbo a la ciudad vacacional de Varshéts, se encuentra el monasterio de Klisura, que es el cuarto monasterio más grande de Bulgaria. Este es uno de los destinos predilectos de los turistas. En un cerro, casi en pleno centro de Berkóvitsa, está la localidad llamada Kaleto, donde se aprecian muchos vestigios de la época romana. Desde el punto más alto del cerro se abre un panorama hacia la ciudad.”
Versión al español de Daniela Radichkova
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