Un palmo de hombre con barba de tres

Publicado el 30/11/09 09:49

Un palmo de hombre con barba de tres

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El protagonista de un programa televisivo búlgaro se llama Un palmo de hombre con barba de tres. El sabio enano de larga barba blanca, muy querido por el público infantil, es un narrador de cuentos cautivador. El nombre del personaje fue tomado del folklore búlgaro. Pero en la noción popular, aquél no es personaje infantil ni cuenta cuentos.
“Me enamoré de un hombre menudo, un palmo de hombre con barba de tres…”, confiesa una moza aldeana en una canción folklórica que relata las desventuras cómicas del novio meñique de la muchacha.
El mozo primero se perdió entre las hojas de un saúco. Después de hallarlo, hambriento y sediento, la doncella lo llevó a casa y lo escondió “en el estante, debajo del cuenco”. En eso vino un ratón y raptó al joven que fue rescatado por el gato. La muchacha lo acomodó debajo de los cubos de agua, pero de ellos se desprendió una gota y por poco lo ahoga. Entonces ella lo metió en el delantal y lo sacó al patio, donde el gallo saltó por encima de él. Mientras el desesperado enano llora y maldice a su madre por traerlo al mundo tan pequeño “que hasta el gallo puede saltar por encima de él”, la moza se lamenta por qué no hizo caso a su madre que la aconsejaba “no enamorarse de un hombre menudo”. El argumento jocoso de la canción divertía a las campesinas jóvenes cuando se reunían a cotillear acerca de los chavales de la aldea.
Según las creencias populares, antes de crear al hombre tal y como es hoy, Dios hizo dos intentos fallidos. Al principio él creó un hombre enorme. Este podía tocar el cielo, mas no la tierra, porque para conseguirlo, tenía que doblarse tanto que la cintura se le quebraba. El hombre no podía ocuparse de las faenas agrícolas. Además, su cabeza estaba tan alto que cuando caminaba no veía donde pisaba, tropezaba a menudo, se caía y le costaba levantarse. Al ver que este hombre no se ajustaba a la vida, Dios decidió hacer lo contrario y creó un hombre, muy pero muy pequeño, y le llamó Un palmo de hombre. Este apenas se divisaba y se perdía con frecuencia entre los sembrados, en las praderas y los matorrales. Era, también, indefenso y presa fácil para los animales. El segundo intento también había fracasado. Y Dios se dispuso a probar por tercera vez y creó al hombre actual: de mediana estatura, ni muy alto ni muy bajo. Pero por acá y por allá quedaron descendientes de los primeros dos arquetipos. Lo que explica, según la noción popular, por qué también hoy en día hay personas excesivamente altas y otras, de escasa estatura.
La gente solía decir que, aunque no superaban en inteligencia a los demás, las personas de baja estatura fantaseaban por lo menos una vez al día que son reyes, paladines, ricos u otros personajes importantes. Es por eso que la expresión burlona “Un palmo de hombre con barba de tres” se usa, comúnmente, para indicar que alguien tiene un concepto de sí mismo que excede de sus capacidades reales.

Versión al español de Daniela Radíchkova

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По публикацията работи: Rumiana Panayotova

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