El zar Petar: un soberano digno y amante de la paz

Publicado el 28/01/10 10:58

Hoy nuestro relato les hará volver a la historia medieval de Bulgaria y al reinado del zar Petar, uno de los más dignos soberanos búlgaros. Su reinado, por cierto el más largo en comparación con el de los demás monarcas búlgaros (el zar Petar gobernó Bulgaria a lo largo de 43 años, de 927 a 970), fue un período de paz y bienestar para los búlgaros. Por esto tras su muerte, el 30 de enero del año 970, él fue canonizado.
Petar es el segundo hijo del zar Simeón, el más glorioso soberano de la Bulgaria medieval. Ocupa el trono por voluntad de su padre, quien priva de la corona a su primogénito Mijaíl. Es elegido por su padre probablemente porque el país necesita en aquel momento paz, lo cual se corresponde en alto grado con su temperamento.
Ciertamente, al año de ocupar el trono Petar firma una paz de 40 años con Bizancio. Y para reafirmar el tratado el soberano búlgaro casa con la princesa bizantina María. Es el primer caso en los siglos de práctica diplomática de Bizancio, cuando una representante de la familia imperial desposa a un soberano extranjero. Constantinopla reconoce el titulo de zar de Petar y el rango patriarcal del jefe de la iglesia ortodoxa búlgara.
La paz concluida con el imperio provoca sin embargo una reacción muy fuerte en el seno de la nobleza búlgara. El grupo descontento por la política probizantina organiza dos complots, dirigidos por los hermanos de Petar. Las conjuras son descubiertas y los conjurados son castigados, pero las querellas en el seno de la corte provocan la desestabilización del país. El estado búlgaro debilitado es sometido a ataques por los húngaros y las huestes del príncipe Sviatoslav de Kiev, respaldado por Bizancio. El zar Petar logra firmar un armisticio con los húngaros, pero sufre dos derrotas en la lucha contra Sviatoslav. Abatido por los reveses de su ejército, el zar Petar enferma, se retira del trono y toma los hábitos monacales. Muere poco después, en 970.
El reinado del zar Petar permanece en la historia de Bulgaria como un periodo de paz relativa, pero de fuertes sacudidas sociales internas. Un cronista búlgaro afirma que "en los años del reinado de Petar había abundancia de todo, de trigo y mantequilla, miel, leche y vino, nada escaseaba entonces". Pero este relato data del s. XI, cuando las tierras búlgaras están bajo el poder de Bizancio y el autor conscientemente idealiza la época de Petar. En realidad en tiempos de ese soberano se manifiesta la más poderosa protesta popular contra la aristocracia feudal y el clero: el bogomilismo, considerado una herejía. Esta doctrina, llamada así por su fundador, el pope Bogomíl, por su sencillez y su intensa y lógica crítica a las tareas sociales llega a las más amplias capas y se convierte en un poderoso movimiento popular contra la monarquía, la nobleza y el alto clero.
Su difusión preocupa no solamente a los representantes de la iglesia, sino al propio soberano. Este se dirige por carta en dos ocasiones al patriarca de Constantinopla, preguntando cómo debe actuar contra los herejes y a qué castigos someterlos. El zar pide consejo también al ermitaño Iván de Rila que posteriormente será canonizado. Recibe de él la respuesta que la primera obligación del soberano es "velar por los pobres y desheredados, que debe ser accesible para todos, y su misericordia ha de abarcarlo todo".
Predomina la opinión de que el zar Petar menospreciaba las cosas mundanas y tenía abandonados los asuntos del estado, o sea que pertenecía a aquel tipo de soberanos que la historia búlgara califica de reyes débiles. La crisis espiritual y social que existe a lo largo de todo su reinado, de 927 a 970, conduce a las desgracias políticas a que Bulgaria se ve abocada en los decenios posteriores.

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