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2010, Año de la diversidad Biológica: El Parque Natural Strandzha

Hace 15 años la parte búlgara de la montaña Strandzha fue declarada parque natural en la que se observa el fenómeno denominado inversión vegetal
Foto: Архив
Strandzha es una montaña no muy alta en el noreste de Bulgaria. En virtud de las vicisitudes de la historia de los Balcanes, hoy Strandzha es compartida por Grecia y Turquía y se extiende en territorio de los dos países. Se halla en proximidad inmediata al linde entre Europa y Asia y conjuga los elementos propios de la zona mediterránea de estos dos continentes.
Hace 15 años la parte búlgara de la montaña Strandzha fue declarada parque natural. Es el mayor territorio protegido de Bulgaria e incluye la reserva nacional más antigua, declarada en 1931, en la que se observa el fenómeno denominado inversión vegetal. Habitualmente las hayas ocupan territorios de temperaturas más frías, sitos a una mayor altitud sobre el nivel del mar, mientras que los robles ocupan los territorios más bajos. En Silkosia ocurre todo lo contrario.
En esa reserva se encuentra, además, el único bosque de nísperos silvestres en Europa (de la especie Mespilus germanica) cuyos claros se cubren de prímulas del Cáucaso y de ciclamen (o violeta persa) ya a finales de febrero.
Estas son solo parte de las curiosidades que ofrece la montaña Strandzha. Cabe agregar que es el único sitio en el Viejo Continente en el que se puede ver, incluso en invierno, debajo de manta de nieve, hojaranzo verde (Rhododendron ponticum)
En el Parque Natural Strandzha se ha conservado vegetación de la Era Terciaria, como por ejemplo, la hierba doncella (en el centro), que se ha convertido en emblema de Strandzha

El director del parque, Stefan Zlatanov, ofrece más detalles:

“En el Parque Natural Strandzha se ha conservado vegetación de la Era Terciaria, que en el resto de Europa ha desaparecido tras las heladas hace más de un millón de años, dice el director. Se trata de arbustos siempre verdes como la hierba doncella (Vinca major), la olivareta o laureola hembra (Daphne mezereum), el laurel cerezo (Laurocerasus), el arándano caucáseo (Vaccinium myrtillus), entre otros.
Además de en Strandzha, semejante vegetación se da más al este, en el litoral sur del mar Negro, y llega hasta el Cáucaso. Se le conoce con la denominación de vegetación de la Cólquida debido a su ubicación geográfica en la antigua Cólquida, el territorio en que según la mitología griega se encontraba el Velloncino de Oro, al pie del Cáucaso”.
La hierba doncella es el símbolo del Parque Natural Strandzha. Sus arbustos de hojas siempre verdes cubiertos de enormes flores de color violeta, rojo oscuro o naranja, confieren una exótica magnificencia a la floresta de Strandzha en primavera.

Strandzha impresiona, además, por algunos árboles llega a dos metros. Son bosques relictos que se han conservado de épocas geológicas muy lejanas.
“Son en su mayoría bosques de roble, explica el director del parque. Aquí se encuentra una de las más extensas robledas con algunas mezclas de haya oriental, que también es una especie relicta de la Era Terciaria. El Roble de Strandzha es el bisabuelo de todos los robles europeos. Sobrevivió de la Era Terciaria y de él se derivaron todas las demás especies existentes hoy en Europa”.

Los análisis ADN realizados últimamente a murciélagos de la región de Strandzha han demostrado que también estos mamíferos son los ancestros de sus actuales hermanos europeos. De las especies animales raras para Europa en el Parque Natural Strandzha se han conservado bien las poblaciones de nutria y de gato montés. A comienzos del siglo habitaban la zona también linces (Lynx lynx). Es particularmente variado en Strandzha el mundo de los reptiles, las tortugas, los plumados, los invertebrados.
Es impactante la diversidad de la flora superior. 113 de las plantas que se dan en el parque figuran en el Libro Rojo de las Especies Amenazadas en Bulgaria, y todo el territorio del parque forma parte de la red europea Natura 2000.

El Parque Natural Strandzha posee un gran acervo histórico y cultural. Sólo en esta parte de Bulgaria se ha mantenido y se sigue practicando hasta hoy, en San Constantino y Santa Elena, según el calendario cristiano ortodoxo, la danza con los pies descalzos sobre brasas vivas “nestinar”. Según el director del parque, Stefan Zlatarev, las raíces de esta costumbre se remontan a la época de los tracios, los primeros pobladores de las que hoy son tierras búlgaras.

“Cuando se desintegraba el Imperio Romano en los Balcanes y las tribus de los ávaros arrasaban sus llanuras, únicamente en los intransitables bosques de Strandzha pudo sobrevivir una población tracia relativamente compacta. A pesar de haber sido cristianizada en parte, aquella población había conservado sus creencias y ritos paganos, que posteriormente transmitió a los eslavos y los búlgaros antiguos que se asentaron en la zona. Así, además de tener flora y fauna relictas, Strandzha guarda también un folclor “relicto”. El ejemplo más emblemático en este sentido son las danzas sobre brasas vivas de los nestinar, que guardan relación directa con la vida y la forma de vida de las tribus tracias y su religión órfica”.

Según el director Zlatarov los tracios veneraban el fuego y el sol. Son testimonio de ello los llamados “círculos solares”, cincelados en muchas rocas en la zona de la montaña Strandzha. Estos círculos eran utilizados para el recibimiento ritual del sol en el día del equinoccio primaveral.

Dicho lo anterior sobre el acervo natural y cultural de esta montaña, tan bella como mística, indigna el hecho de que 15 años después de declarada Strandzha parque natural no haya sido aprobado aún un Plan de Gestión para ese parque. El mismo debería establecer claras normas reguladoras de qué actividades económicas y en qué lugares exactamente se podrían desarrollar en su territorio.
Las pretensiones de construir en la franja playera del parque diferentes instalaciones turísticas impiden sistemáticamente la aprobación de tal normativa. Hay más: en 2006 el Ayuntamiento de Tsárevo, del municipio colindante con el parque natural, logró incluso que el tribunal declarase nulo el acto legal por el que Strandzha era declarada zona protegida.
Gracias a una fuerte campaña de protesta de ONG y a la presión cívica ejercida por los ecologistas, al año el Parlamento restableció el estatuto de parque natural otorgado a Strandzha. Aquella batalla fue ganada pero la guerra continúa, afirma Katerina Rakovska de la influyente coalición de organizaciones ecologistas llamada “Para que en Bulgaria exista naturaleza”.

“En 2007 nos sentimos muy felices y pensamos que habíamos ganado la batalla definitivamente, dice la ecologista. Sin embargo, habiendo fracasado en eliminar el parque natural por vía legal, el Ayuntamiento de Tsarevo intenta hacerlo ahora por otras vías, concretamente a través de su nuevo plan urbanístico que prevé la ocupación de la franja costera del parque por edificaciones. En el marco del procedimiento para la aprobación del plan urbanístico el experto responsable de evaluar su impacto ambiental ha detectado que la ejecución de este plan destruiría la tercera parte del hábitat de múltiples especies animales y vegetales raras. Y a pesar de esta valoración, el Ministerio de Medio Ambiente dio su visto bueno para el nuevo Plan Urbanístico General del municipio de Tsarevo. Naturalmente, hemos interpuesto recurso contra este dictamen que en estos momentos está en trámite. A la vez hemos remitido una queja a la Comisión Europea ya que consideramos que hemos agotado todas las posibilidades de defender el parque a nivel nacional”.

La Comisión Europea ya ha iniciado un procedimiento penal de advertencia a Bulgaria precisamente con motivo del Parque Natural Strandzha. Según las normas comunitarias, la pérdida de aunque fuera el uno por ciento de la diversidad es significativa, y en este caso concreto se trata del 30% del hábitat herbáceo de diferentes especies de reptiles y aves. La lucha de los ecologistas continúa.

Versión en español de Raina Petkova

Fotos: www.strandja.bg

По публикацията работи: María Dimitrova


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