Al descubrir la magia del escenario, nuestros antepasados comprendieron que para el teatro no existen fronteras. En el lejano año 1865 el renacentista Dobri Voyníkov, maestro de escuela, dramaturgo y periodista búl¬garo, fundó en Brăila, Rumania, una compañía teatral de aficionados, integrada por compatriotas nuestros, y a finales del siglo 19 la primera compañía teatral profesional búlgara hacía ya su primera gira en el extranjero.
A lo largo de los años varias troupes y equipos de montaje teatral búlgaros han sido invitados al extranjero, y colegas suyos del extranjero han visitado el país, pero sólo después de los cambios democráticos en 1989 los teatristas nacionales llegaron a formar parte del cartel de los teatros allende las fronteras de Bulgaria. El público occidental tiene gran curiosidad por la creación teatral en los países que, no hace mucho, estaban del otro lado del Telón de Acero. En una entrevista concedida a Radio Bulgaria con motivo del Día Mundial del Teatro, celebrado el 27 de marzo, Nikolay Yordanov, crítico de teatro y director ejecutivo del Festival Internacional de Teatro “Verano de Varna” dijo:
“Muchos directores de escena búlgaros trabajan realmente en un contexto internacional. Algunos de nuestros mejores directores se establecieron en el extranjero, como por ejemplo Dimitar Gótchev. Él se marchó a Alemania antes de los cambios y se inscribió en el entorno teatral de ese país. Al invitarlo a Bulgaria, lo invitamos a que presente las producciones de las compañías teatrales con que trabaja: el Deutsches Theater, el Thalia Theater, el Volksbuehne. Dimitar Gótchev es laureado de los más prestigiosos premios teatrales de Alemania. Además, está entre los diez mejores directores de escena alemanes. Trabaja en tándem con es el actor búlgaro de origen judío Samuél Finzi. Aunque a veces viene a trabajar en películas búlgaras, Samuél Finzi es uno de los principales y más interesantes actores del escenario teatral alemán.”
© Foto: Thomas Aurin
En Alemania, desde hace años, trabajan también los directores de escena Iván Stanev e Iván Panteleev. A principios de los años '90 también Francia descubrió a los teatristas búlgaros. El público galo fue impresionado por el trabajo del dúo innovador nacional Margarita Mladénova e Iván Dóbchev, quienes fueron invitados a montar una obra con actores franceses. Su éxito abrió el camino a otros artistas búlgaros como por ejemplo Vaskrésia Víjarova y su programa teatral “Modo de vida”.
© Foto: Anouk Luten
“Este programa, dice Nikolay Yordanov, muy popular en el ámbito cultural búlgaro, se mereció muchas críticas positivas fuera de Bulgaria. Pronto destacó también Galín Stoev. A pesar de ser muy joven, después de los primeros espectáculos que realizó, él recibió múltiples invitaciones. Para ello fue crucial la co-producción con Skopie (la capital macedonia) de la obra “Antígona en Technoland”, un espectáculo interesante y provocativo, con el que Galín Stoev se ha presentado en nuestro festival. Luego Galín Stoev ha tenido muchas más invitaciones. Otra revelación fue la directora Lilia Abadjieva, cuya estrella surgió en el firmamento teatral en la década de los ’90. Su lectura de “Hamlet”, de Shakespeare, provocó interés en las muestras teatrales de muchos países europeos. Yávor Gárdev destacó por su trabajo en Francia y Alemania, y en Turquía atrajo la atención con un impresionante montaje de “La tempestad”, de Shakespeare.”
© Foto: Mesut Yavuz
Grandes espectáculos montó en Alemania Tedi Móskov. En Rusia cosecharon éxito las puestas en escena de Alexander Mórfov. Año tras año un espectáculo búlgaro inspirado en el relato "El Capote", del escritor ruso Nikolai Gógol, viaja por el mundo, y el interés por él no cesa. Los actores son sólo dos: Vasíl Vasílev y Nina Dimitrova. Nikolay Yordanov revela el secreto de su éxito:
“Los dos actores muestran una gran creatividad en este espectáculo, muy móvil en todos los sentidos de la palabra, y muy comunicativo. No me refiero únicamente a la disposición de los artistas de actuar en diferentes idiomas sino a la gran expresividad de sus cuerpos y gestos, que hace posible un intenso contacto con cualquier público. El espectáculo es fácil de transportar y puede seguir recorriendo los escenarios mundiales por muchos años más.”
Los teatristas búlgaros tienen su presencia también en Ultramar. Hace tiempo ya que el nombre del director de escena Mladén Kiselov se asocia con el teatro estadounidense. En EE.UU. Kiselov imparte, además, cursos de dirección escénica y arte dramático. Escenógrafos búlgaros han sido invitados a trabajar en varios teatros norteamerianos, y desde Australia, se ha puesto en contacto con el Festival Teatral de Varna Bagriana Popov, proponiendo una versión interesante de “El jardín de los cerezos”, del célebre escritor ruso Antón Chéjov.
Versión en español de Daniela Radíchkova y Raina Petkova
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