Este año se conmemora el 160 aniversario del nacimiento de Iván Vázov, máximo exponente de la literatura búlgara. La obra de Vázov engloba todo el espectro de géneros. Entre las más conocidas son la novela "Bajo el yugo", el ciclo de poemas "Epopeya de los olvidados", las novelas cortas "Sin fuego ni lugar" y "Tíos", que reflejan de manera brillante el Renacimiento nacional y la gesta emancipadora de los búlgaros contra el yugo otomano.
En el marco del Salón de las Artes, en el Palacio Nacional de Cultura de Sofía se celebró una velada bajo el lema "Vázov, el infinito”. Co-organizadores del evento fueron el Museo Nacional de Literatura y la casa museo del escritor. Mirela Ivánova – poetisa, crítico, publicista y comisaria del museo, nos explica el porqué del lema “Vázov, el infinito”.
En la casa capitalina de Vázov se pueden ver las primeras ediciones y traducciones de sus obras. La primera edición independiente de "Bajo el yugo" es de 1894.
“Estas palabras contienen una pequeña parte de mi gran admiración hacia nuestro clásico nacional. Porque Iván Vázov sentó las bases de la mayoría de los géneros en la literatura búlgara moderna. El escribió cuentos, poemas, dramas históricos, novelas, notas de viaje. Vázov es, sin duda, un espíritu sin límites, una especie de Estado espiritual. En sus escritos podemos encontrar todo lo que necesitamos. Incluso hoy, en la comunicación cotidiana, recurrimos a menudo a expresiones forjadas por él. En vida Vázov gozó del amor incondicional de sus coetáneos. Son muchos los ejemplos que lo confirman. Se sabe que grupos de estudiantes solían venir espontáneamente hacia su casa, pasaban por la calle y entonaban canciones basadas en sus poemas. Se detenían en la esquina de enfrente voceando vivas hasta que él no compareciera para saludarles o simplemente para que pudieran verlo. En 1920, en el día en que Vázov cumplía 70 años, miles de personas desfilaron por allí. En la multitudinaria manifestación tomaron parte incluso los veteranos voluntarios de la Guerra de liberación ruso-turca de 1877-1878, a los que Vázov había dedicado poemas inmortales”.
La gente acudió a la casa de Vázov también después de la derrota de Bulgaria en la Primera Guerra Mundial...
“Sí, se trataba de una manifestación organizada por oficiales y soldados que se reunieron en el Puente de los Leones, un lugar simbólico de la capital a la sazón. Entonces alguien propuso: “Vamos adonde Vázov!” Aquél fue un desfile triste de hombres que habían vivido dos catástrofes nacionales en el marco de dos años, es decir: la Segunda Guerra Balcánica, de la que Bulgaria salió derrotada, y la Primera Guerra Mundial. La procesión se encaminó hacia la casa de Vázov que se encontraba justo enfrente del edificio donde se reunía el Consejo de Ministros. Los ministros del gabinete e incluso el Primer Ministro se asomaron para ver lo que pasaba, pero un oficial les gritó: “¡No hemos venido a verles a ustedes, señores, sino al poeta nacional! ¡Queremos oírle a él!” Era la hora del almuerzo e Iván Vázov comía en el cercano club. Al enterarse de esto, la procesión se dirigió al club. El poeta y escritor salió y pronunció un discurso memorable que causó gran impacto en todos. Vázov pronunciaba estos discursos en momentos decisivos para el pueblo búlgaro.”
Al parecer, Iván Vázov era consciente de su misión que le incitaba a recuperar el tiempo de desarrollo literario perdido durante la dominación otomana...
“Iván Vázov era muy conciente de lo que es misión y deber: deber de servir al pueblo y la causa cultural de la patria recién liberada. Su misión no era sólo escribir. Vázov fue también editor de las primeras revistas literarias búlgaras: “Amanecer”, “Ciencia”, “Estrella matutina”. Redactó conjuntamente con el también escritor y político, Konstantín Velíchkov, una antología escolar de dos volúmenes con literatura traducida y búlgara. El gran sueño de Iván Vázov fue mostrar que la literatura nacional podía medir talla con las obras más conspicuas de la literatura europea y mundial. Por esto trabajó con dedicación como educador, traductor, compilador de textos… Vázov dominaba varios idiomas. En forma autodidacta aprendió francés, por amor a la poesía gala. Pierre-Jean de Béranger, Víctor Hugo eran sus poetas preferidos. Víctor Hugo, en general, era su autor favorito. Sabía también ruso, turco, griego, tenía conocimientos básicos de rumano. Siempre buscaba la manera de aprender más y más. Antes de la Liberación de Bulgaria, por cierto tiempo había trabajado como intérprete de unos ingenieros belgas. Así conoció a unos ingenieros alemanes y trató de aprender un poco de alemán también. Vázov estaba entusiasmado con los conocimientos que él mismo adquiría y quería compartirlos con su pueblo al que amaba inmensamente. Quizás por eso sus obras magistrales no han perdido actualidad. Pensándolo bien, los búlgaros seguimos viviendo en la novela “País nuevo”. Su novela “Bajo el yugo” es un libro moderno e interesante que se percibe de diferente manera, según la edad del lector. A la edad de 16 años puede parecer una historia de aventuras, a los 60 – una Biblia de la psicología nacional búlgara. Iván Vázov ha descrito a la perfección el vínculo entre los búlgaros y la libertad, un vínculo que incluye a la vez el anhelo, como el miedo a la libertad. Vázov es un autor interesantísimo que revela la hermosura y la riqueza de la lengua búlgara. Su ciclo poético “Epopeya de los olvidados” es una tormenta verbal jamás igualada hasta hoy día en la literatura nacional”.
El escritorio de Vázov. La casa del poeta conserva su ambiente auténtico.
Versión en español de Daniela Radíchkova
Fotos: Veneta Pavlova
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