El 27 de julio la Iglesia Ortodoxa Búlgara venera a los apóstoles, primeros maestros e ilustradores de los pueblos eslavos, los Siete Santos Letrados: los santos hermanos Cirilo y Metodio y sus discípulos Clemente, Naum, Sava, Gorazdo y Anguelario. La Iglesia ha valorado merecidamente su digna labor y ha fijado este día para homenajearles a pesar de que en el calendario ortodoxo cada uno de estos próceres tiene su día.
Después de la muerte de los santos hermanos Cirilo y Metodio, quienes a mitad del siglo IX crearon el alfabeto búlgaro-eslavo y salieron triunfantes en la lucha contra el dogma trilingüe, defendiendo el derecho de cada pueblo de venerar a Dios en su idioma, sus discípulos vinieron a Bulgaria para desarrollar su obra. Los cinco seguidores de los santos hermanos impusieron el búlgaro antiguo en el oficio religioso, condujeron a un verdadero auge la escritura y la literatura en el estado. Así ya en los siglos IX-X pusieron el inicio de la perdurable influencia de la cultura búlgara antigua como parte de la civilización cristiana europea.
Según la Iglesia Ortodoxa Búlgara, Dios nos envió a los siete santos letrados en el momento más decisivo para el pueblo búlgaro, como apóstoles de la doctrina de Jesucristo y predicadores de la fe en el Todopoderoso. Porque todo lo que hicieron – la creación del abecedario, las traducciones de los Libros Sagrados, la fundación de escuelas con numerosos seguidores, así como la divulgación de la fe cristiana entre los pueblos eslavos – testimonia su apostólica misión.
El 27 de julio la Iglesia Ortodoxa Búlgara conmemora también el Tránsito del más digno de los discípulos de los santos hermanos Cirilo y Metodio, san Clemente de Ojrid Taumaturgo. Junto con sus maestros, Clemente fue ordenado sacerdote por el Para Adriano II. Después del fallecimiento de san Cirilo en Roma en 869, Clemente siguió a su hermano Metodio en su lucha contra el clero germano-latino para hacer triunfar la causa eslava. Tras la muerte de Metodio en 885, acosados por sus enemigos, los discípulos de los santos hermanos se dirigieron hacia Bulgaria.
El rey búlgaro Borís I Bautizador les aceptó con confianza y les ofreció un sólido apoyo financiero para que las misas se oficiaran en lengua materna en el Estado, que recientemente había abrazado el cristianismo ortodoxo como religión oficial. En 886 Clemente partió para Ojrid, ciudad principal de la región Kutmíchevitsa, enmarcada en aquel entonces en los confines de Bulgaria. Este territorio sudoccidental alejado de la capital Plíska estaba cerca de Bizancio y la influencia griega se sentía allí con mucha intensidad.
En esa localidad san Clemente se dedicó a desarrollar una amplia actividad ilustradora y literaria. Facilitó el complicado alfabeto glagólico y creó el cirílico el cual utilizamos hasta hoy día. San Clemente traducía libros litúrgicos del griego al búlgaro antiguo, redactaba sermones, discursos panegíricos y aleccionadores, componía cánticos religiosos.
Bajo su dirección se erigieron iglesias y monasterios, se creó la famosa y renombrada Escuela Literario de Ojrid, donde san Clemente instruyó a más de 3 mil 500 alumnos para futuros pastores espirituales. Al octavo año de su profesorado fue nombrado primer obispo en lengua búlgara y gracias a él se puso el inicio de la jerarquía eclesiástica búlgara. San Clemente de Ojrid, llamado Taumaturgo, falleció el 27 de julio de 916.
En el profusamente decorado con frescos e iconos templo de los Siete Santos Letrados, en pleno centro de la capital Sofía, se conservan pequeñas partes de las reliquias de San Clemente de Ojrid y de San Gorazdo, dos de los discípulos de los santos hermanos Cirilo y Metodio. Partes del cuerpo imperecedero de san Clemente reposan en la ciudad de Ojrid, actualmente en territorio de Macedonia, y también en la ciudad de Ber, en el norte de Grecia.
Versión en español: Kremena Túneva
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