La herejía de los bogimiles

¿Quiénes fueron los bogomiles y qué predicaban ellos? Para responder a esta pregunta nos basamos en el análisis del doctor Gueorgui Bakalov, destacado historiador búlgaro, quien dedicó años de su vida al estudio de la herejía de los bogomiles y su influencia en los pueblos balcánicos y eurooccidentales durante la Edad Media.
La doctrina de los bogomiles surge en la región de Tracia (actual Bulgaria, Rumelia y norte de Grecia), así como en Bosnia en la segunda mitad del siglo X. La palabra bogomilo significa “querido o amado de Dios” y proviene de la combinación de dos palabras de origen eslavo: bog, que significa “dios”, y mil milo, que significa “querido”. Otros suponen que el término deriva del nombre del patriarca de esta herejía, llamado Bogomil o Bogomilo, lo cual no contradice a la teoría anterior, ya que Bogomil equivale al nombre Teófilo que en griego significa amigo de Dios.
El Pope Bogomilo predicaba en contra de la Iglesia oficial y su clero. Según esta herejía el buen cristiano no necesitaba intermediarios para estar en contacto con Dios. Para los bogomiles el mundo entero era un templo del Señor y sus verdaderos ministros se llamaban perfectos, o sea los bogomiles que habían alcanzado el estado de la perfección, alejándose de la vida mundana y viviendo en la pobreza. Eran los perfectos quienes dirigían las comunidades de bogomiles y orientaban a sus seguidores.
Los bogomiles negaban las ceremonias y sacramentos cristianos. Los milagros hechos por Jesucristo eran interpretados en un sentido espiritual y no como hechos materiales reales. Solían predicar el celibato porque rechazaban el matrimonio. Esta actitud antisocial lo mismo que el odio a las costumbres sociales establecidas no eran de sorprender: se trataba de una herejía dualista que sostenía la concepción dualista de los maniqueos persas y los paulicianos bizantinos del origen del mundo. Ellos creían que el mundo no era una obra de Dios, sino de Satanás; que Dios había tenido dos hijos: Satán y Miguel, o sea el mal y el bien, respectivamente.
Pero a pesar de poseer todas las características de una herejía religiosa, el bogomilismo poseía también una carga social. La realidad en la que había surgido no podía sino alimentar la crítica a la sociedad. Muchos de los clérigos a la sazón daban la espalda a los postulados de la iglesia y se entregan a los placeres mundanos. Por otro lado, las guerras prolongadas habían ocasionado grandes devastaciones y pérdidas humanas. Todo ello un suelo propicio para la aparición de una oposición que se orientó contra las dos instituciones de mayor importancia: el Estado y la Iglesia.
La situación similar, sobre todo de la gente de a pie, en otros países del mundo cristiano en aquella época medieval, fue la premisa para la divulgación del bogomilismo allende las fronteras de la actual Bulgaria. La herejía penetró en Bizancio y Servia, se ganó numerosísimos adeptos en Bosnia, donde en los siglos XII y XIII se convirtió incluso en culto oficial; halló buena acogida en el Norte de Italia y el Sur de Francia, donde se les llamaba albigenses.
Huelga describir la intransigente lucha que libraba la iglesia católica contra los bogomiles. En tiempos del Papa Inocencio III, finales del siglo XII y principios del XIII, fueron organizadas auténticas cruzadas contra los albigenses o cátaros. A resultados de ellas decenas de poblados florecientes quedaron convertidos en ceniza y la difusión de la herejía fue detenida. Se observan, sin embargo, huellas del bogomilismo en las doctrinas de los lombardos, los Rosacruces, los Templarios y los Husitas checos. Por todas partes la divulgación de las ideas heréticas es casi idéntica: la indignación por los deshonestos ministros de la iglesia y la opresión feudal.
Los bogomiles fueron perseguidos también en Bulgaria. En los siglos XII al XIV fueron convocados dos concilios en los que fueron estigmatizados. A los arrepentidos se les indultaba, pero quienes se negaban a abandonar sus ideas eran expulsados del país.
Después de caer Bulgaria bajo la dominación de Bizancio, que iba a durar de 1018 a 1187, el bogomilismo cobró formas patrióticas y sus prédicas criticaban no sólo el clero, sino también al emperador bizantino.
La conquista de la Península Balcánica por los turcos otomanos en el siglo XIV, cambió radicalmente la vida de la población cristiana local. Los búlgaros fueron privados de su iglesia. Algunos de los adeptos al bogomilismo se convirtieron al Islam, otros al catolicismo, pero ninguno volvió al seno de la creencia nacional.
El movimiento de los bogomiles ha provocado siempre el interés de los historiógrafos y muchas interpretaciones, a veces encontradas. Pero la mayoría de los estudiosos ven en los bogomiles una encarnación del espíritu de negativismo que ha acompañado siempre la vida histórica de los búlgaros y constituye una de las causas principales de sus desventuras, opina el historiador Gueorgui Bakalov.

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