El 2010 es año jubilar para la Iglesia Ortodoxa Búlgara. La institución celebra еl 1140 aniversario de su creación, 150 años de las Pascuas de Resurrección Búlgaras cuando fueron iniciadas las luchas por la libertad e independencia, y 140 años de la constitución del Exarcado Búlgaro.

En 2010 fue editado el primer tomo de las Crónicas de la Iglesia Ortodoxa Búlgara: Historia y Personalidades. El libro tiene gran valor porque esboza el indispensable panorama histórico de la Iglesia Ortodoxa Búlgara desde el s. IX hasta hoy en día, y además, presenta al patriarca, los arzobispos y los obispos de nuestra iglesia. Este recorrido conmovedor por el pasado histórico de la Iglesia Ortodoxa Búlgara es obra de uno de los más eminentes historiadores y teólogos búlgaros, el catedrático Georgi Bakalov. El libro es lujoso y contiene más de 3000 ilustraciones en color de templos, monasterios, renombradas figuras eclesiásticas, miniaturas, obras de arte, objetos eclesiásticos valiosos y utensilios litúrgicos, gran parte de los cuales se publican por primera vez. El texto va en búlgaro y en inglés. Este almanaque de la Iglesia Ortodoxa Búlgara fue presentado también en el Parlamento Europeo en Bruselas.

“Por mucho tiempo la idiosincrasia búlgara se identificaba con la fe ortodoxa”, dice en una entrevista para Radio Bulgaria el catedrático Georgi Bakalov. “La opinión general era que la fe ortodoxa en Bulgaria, cuyos gérmenes se remontan al año 870, era una parte indisoluble de la idiosincrasia nacional. En este sentido los búlgaros consideraban que puede llamarse búlgaro únicamente el que profesaba el cristianismo oriental. Esta fusión entre la identidad como pertenencia nacional y la pertenencia a la fe ortodoxa es muy característica para la región de los Balcanes. Esta autodefinición tan precisa se debe también al dominio otomano de 500 años en cuya base está un sistema administrativo y político y unas fe y cultura absolutamente diferentes. La conciencia del búlgaro se forjó a base de la fe ortodoxa. Este es el fundamento de su idea de la estatalidad ya que la iglesia búlgara siempre ha sido vinculada estrechamente con el Estado.

El santo príncipe Boris I erigiendo un templo. Fresco de la catedral San Alejandro Nevski.

Así que cuando hablamos, por ejemplo, del auge de la Bulgaria Medieval durante el reinado de los soberanos Boris, Simeón o Petar, es decir, el Siglo de Oro, podemos pensar en esta época como un periodo de auge también en lo que a la iglesia se refiere. Las grandes personalidades de las letras búlgaras, los creadores de la cultura búlgara eran eminencias eclesiásticas en aquella época. Todo esto convierte la presencia de la iglesia ortodoxa en la historia búlgara en un hecho insustituible. Posteriormente, cuando Bulgaria fue conquistada por Bizancio en 1018, el emperador Basilio II, denominado el asesino de búlgaros, conservó la autonomía de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Gracias a esto, el pueblo sobrevivió el dominio bizantino de 165 años de modo mucho más llevadero que después, cuando Bulgaria cayó bajo el domino de los osmanlíes y cuando la iglesia fue privada de su independencia. El Renacimiento nacional se atuvo a tres líneas: lucha por la ilustración nacional, lucha por una iglesia independiente y lucha por la liberación política. Se materializaron dos de las tres líneas. Los búlgaros crearon una red de centros de ilustración, escuelas, casas de lectura, bibliotecas, grupos teatrales, etc. Fue creado el Exarcado búlgaro como una iglesia autónoma. Los búlgaros se dieron cuenta de que sin una iglesia independiente, que operara conforme a las reglas del pasado el país no podía esperar que prosperara en el futuro. La historia búlgara nos señala que el pueblo siempre ha deseado que la iglesia esté cerca de sus aspiraciones y del Estado”.

El prefacio de la Crónica de la Iglesia Ortodoxa Búlgara fue escrito por el patriarca ecuménico Bartolomeo. El catedrático Bakalov explica la importancia de este hecho: “Desde 1870 hasta 1945, el Patriarcado Ecuménico, que es la iglesia madre, había excomulgado la iglesia búlgara. Apenas después de la revocación del cisma, la iglesia búlgara podía comunicar con las otras iglesias ortodoxas para llegar al año 1953 cuando de nuevo fue restablecida la dignidad patriarcal de Bulgaria. El hecho de que el patriarca ecuménico Bartolomeo firme con su nombre el prefacio de esta edición es una confirmación de las buenas relaciones entre la iglesia madre y la iglesia ortodoxa búlgara. Somos parte de esta gran familia ortodoxa y en esto radica el sentido de este acto”.

Compilador de la Crónica de la Iglesia Ortodoxa es el investigador eclesiástico Boris Tsatsov: “Los materiales fueron recopilados durante 4 años. En la tarea se incorporaron muchas personas y participaron casi todos los exarcados en el país proporcionando objetos, materiales y fotografías. El 90 % de las fotografías y de los objetos eclesiásticos no han sido mostrados hasta ahora”. Boris Tsatsov ha trabajado con miles de objetos de gran valor histórico pero lo que provoca mayor interés es: “Lo que despertaría el interés de un mayor número de personas es que por vez primera se publica el documento denominado Tomos, editado por el Patriarcado Ecuménico en 1945 que revoca el cisma impuesto en 1872. Se trata del reconocimiento oficial de la iglesia búlgara como un órgano independiente. Otra cosa de gran valor es una pechera con la efigie sagrada que pertenecía al Exarca José. Tras su muerte fue heredada por su hijo espiritual, el arzobispo de Vratsa, Paisiy, quien la legó al Museo Eclesiástico”.

Versión en español por Hristina Táseva