El Coro de Cámara Vasil Arnaúdov fue creado en 1966 al frente con la conocida pianista y pedagogo vocal Irina Stiglich. En 1967 la dirección pasó a manos del destacado maestro coral búlgaro Vasil Arnaúdov. Poco a poco el repertorio del grupo llegó a abarcar obras desde el siglo XV hasta el XX.

En el marco del Festival de Música Europea en Bulgaria, ofreció un concierto el Coro de Cámara Femenino Vasil Arnaúdov, de Sofía, con motivo de este acontecimiento es el 45 aniversario de este prestigioso conjunto. El éxito en el escenario nacional fue seguido y alternado con actuaciones no menos exitosas en el extranjero, en prestigiosos concursos y festivales internacionales. Hasta la repentina muerte del maestro Arnaúdov en 1991, cuando al frente del coro se puso una de sus discípulas: Teodora Pávlovich. Ella continúa hasta hoy día la tradición creada por su profesor, amplía el repertorio del conjunto y desarrolla el potencial musical de sus integrantes.
El concierto del 7 de abril tenía por título Siglo XXI, porque el interesante programa incluía sólo obras de compositores contemporáneos búlgaros y europeos.

El joven músico folclórico Nedialko Nedialkov, maestro del kaval, la flauta pastoril búlgara hace unos días regresó de París, donde tomó parte en la presentación de un proyecto internacional de Jordi Savall. Este destacado instrumentista, conductor y compositor catalán viene publicando en los últimos años sus CD books, o sea libros-discos consagrados a diferentes épocas e importantes acontecimientos históricos. La música que acompaña los discos compactos es una ilustración de la época que describe el texto respectivo. Uno de los proyectos está dedicado a los bogomiles: el movimiento espiritual que nació en Bulgaria en el siglo X y se divulgó en otros países europeos también. Sus seguidores son los cátaros o albigenses. El proyecto de Savall presentado en París se refiere precisamente a la trágica historia de los cátaros. Nedialko Nedialkov opina: “El concierto tuvo un gran éxito, ante un público de más de 2000 personas, con mucho aplauso y varias obras en bis. La música del proyecto de Jordi Savall es de inigualable sonoridad antigua. Los instrumentos utilizados son prototipos originales, algunos de los cuales antiquísimos. El compositor mismo toca una viola da gamba. En el grupo hay también una corneta, un arpa y varios tipos de tambores antiguos españoles. Hay incluso un duduk, un pito armenio. Muchos de las obras musicales en que se basa el proyecto son de los siglos I al XIII. Y el kaval, o sea la flauta pastoril búlgara, abre el programa”.

El instrumentista búlgaro participa también en otro proyecto de Jordi Savall, dedicado a la dinastía de los Borgia. No hace mucho, el registro musical que acompaña el libro-disco obtuvo el premio Grammi en la sección Conjuntos pequeños.

“Para mí es un gran honor poder tocar con todos estos músicos y presentar a mi país. Siento una enorme responsabilidad y procuro dar lo mejor de mí en cada concierto o en el estudio de grabación. Espero que la energía que pongo en mi trabajo esté llegando a los oyentes. El tema de los bogomiles me apasiona mucho, pues este movimiento espiritual engendrado en Bulgaria llegó a divulgarse en toda Europa, hasta en los países escandinavos. Y el premio Grammi es una enorme satisfacción. Es una de las distinciones mundiales de música de mayor prestigio. Ella es un gran reconocimiento para todos nosotros, los participantes en el proyecto”.

Nedialko Nedialkov participa también en otros proyectos internacionales. Uno de ellos se titula “Las huellas de los Tracios”, ideado por el saxofonista británico Fraser Fifield, el cual, después de dar por casualidad con música grabada por este joven maestro búlgaro del kaval, decide hacer una producción conjunta con él. Invita también a varios músicos búlgaros más: tocadores de gadulka y de tamburá, dos instrumentos típicos de la música folclórica nacional.

Versión en español por Katia Dimánova