Una de las obras maestras de la animación nacional se titula "La margarita". Un hombre desagradable que está recortando las flores en el jardín trata de destruir una margarita: primero con unas tijeras, luego con sierra y una aplanadora, o apisonadora, y finalmente con explosivos. La simpática margarita logra sobrevivir a todas las intentonas, hasta que encuentra refugio en manos de una niña. La cinta, creada a mediados de los años 60 del siglo pasado, ha sido premiada en numerosos festivales en Europa, América del Norte y del Sur. En Bulgaria fue declarada Mejor Película para niños búlgara de 1967. Sin embargo, en ella se pueden detectar alusiones a la pretencion de los políticos de la época de cortar o aplastar toda individualidad, y también otras capas más profundas.
Autor de “La margarita” es Tódor Dínov, fundador del cine animado profesional patrio y, además, uno de los creadores del Estudio de Animación de Bulgaria. Sus discípulos, entre los que destacan los nombres de Doño Dónev, Stoyán Dúkov e Iván Veselínov, a lo largo de los años siguen ganando prestigio para el cine dibujado nacional. En 1985, en Cannes, Rumen Petkov y Slav Bakálov triunfaron con la “Palma de Oro”, en la sección de cortometrajes, con su película “La boda”.

© Foto: Veneta Pavlova

Nadezhda Slávova

“Hemos tenido una serie de maravillosos filmes animados, hemos estado entre los mejores del mundo”, recuerda los años dorados del género Nadezhda Slávova, directora de la Asociación Búlgara de los Animadores Independientes que organiza el Festival Internacional de Cine de Animación “Kúker de Oro”.

Según la Sra. Slávova, salvo en los años inmediatamente posteriores al inicio de los cambios políticos en el país, cuando la producción cinematográfica nacional disminuyó drásticamente, la prosperidad de la animación continúa hasta hoy día. Ella considera que para los animadores búlgaros hay trabajo tanto en casa como en el exterior.

“Ahora mismo, somos testigos de un auge importante, porque ellos se han dado cuenta que pueden hacer películas de animación en su propio país, a pesar de que el Estado rara vez ayuda. Aún así, siempre se pueden hallar medios. Hay muchas películas nuevas. El hecho de que en la última edición del Festival hubo 32 obras nativas, mientras que el año pasado fueron unas 12, habla por sí mismo. Esto demuestra que los colegas no han dejado de trabajar. La animación es una magia; cuando te dedicas a ella, no la puedes abandonar, te quedas con ella para siempre”.

Uno de los más exitosos entre los animadores búlgaros que trabajan en el extranjero, es Velislav Kazákov. Este año su cinta “Nublado” fue laureada con el Premio al Mejor Cortometraje canadiense en la muestra cinematográfica en Montreal, Canadá. En la octava edición de los Encuentros Internacionales del Cine de Animación de Wissembourg (Francia) el filme “Los diarios de Lipsett”, del búlgaro Theodore Úshev, establecido en Canadá, fue galardonado con el Gran Premio. Siempre en Wissembourg, el Premio Especial del Jurado fue a parar en manos de otro artista nacional, la dibujante Vesela Dáncheva, cuya película “Anna Blume” ha cosechado ya numerosas distinciones en Bulgaria y en el extranjero.

© Foto: Archivo personal de Vésela Dáncheva

Anna Blume, película de Vesela Dáncheva

Son muchos, asimismo, los premios ganados para el cine dibujado búlgaro por autores como Zlatín Rádev y Andrey Tsvetkov. Aunque creadas en Bulgaria, el mensaje de las obras de ambos y las interesentes búsquedas en el campo de los medios de expresión artística son apreciados también en el exterior. Las obras de los animadores de la generación más joven también destacan por su talento e imaginación. Uno de ellos, es Simeón Sokerov, que se presentó en la muestra “Kúker de Oro” de este año con un filme estudiantil del que Nadezhda Slávova comenta lo siguiente:

“Se titula “Cinco veces” y fue distinguido con el Premio de la Municipalidad de Sofía a la Mejor Película de animación búlgara. La histora - protagonisada por una niña -, aunque sencilla, es contada de cinco maneras diferentes y con cinco técnicas distintas, lo que demuestra la amplia gama de posibilidades del autor. Nuestros animadores trabajan, prácticamente, en todas las técnicas conocidas. Este año la diversidad ha sido muy grande. Simeón Sokerov trabaja en la técnica de animación tradicional y también en la técnica 3D. Las cinco variantes utilizadas en la cinta le han permitido lograr efectos muy interesantes”.

En el mundo hay muchas escuelas en las que hacer dibujos animados (llamados caricaturas en México y en El Salvador) se enseña también a los niños. Los maestros son profesionales en el género. Nadezhda Slávova señala que sería bueno que en Bulgaria también pudiéramos contar con escuelas donde los futuros maestros del cine animado pudiesen dar sus primeros pasos.

“Muchos de los animadores trabajan a mano. Luego los dibujos se escanean e introducen en el ordenador. Los personajes y los ambientes se pueden dibujar también directamente; las formas de hacerlo son muchas. Después todo se arregla con varios programas para conseguir efectos muy buenos. Hablando de tecnología, la gente debe saber que las cosas no siempre son tan complicadas como parece. Por eso organizamos un festival itinerante, con el fin de hacer ver a los estudiantes y a los escolares que para hacer animación basta con tener una cámara fotográfica y todo tipo de materiales disponibles, de objetos que se muevan y que se puedan dibujar. Es suficiente posar la cámara para que esté estática y tirar cuadro por cuadro. Durante y después del festival hemos organizado talleres para mostrar que la animación no es tan difícil, a pesar de que engloba muchas artes. Para mí el cine animado es un gran arte que ofrece increíbles posibilidades. La animación permite experimentar hasta en las condiciones más habituales, y si uno tiene espíritu creativo puede hacer muchas cosas”. 

Versión en español por Daniela Radíchkova