Vasil Levski, uno de los grandes revolucionarios europeos

Publicado el 16/02/12 13:29

Foto: Archivo

El 19 de febrero Bulgaria conmemora el 139 aniversario de la muerte de Vasil Levski, el héroe nacional búlgaro más admirado. Era no solo un revolucionario muy activo que consagró su vida a la causa de la liberación de Bulgaria del Yugo Otomano, sino ideólogo del futuro Estado búlgaro independiente. Así es como lo presenta el libro “Vasil Levski, el Apóstol de la Libertad Búlgara”. La edición ha sido traducida en siete lenguas: francés, inglés, alemán, italiano, español, noruego y húngaro y forma parte del proyecto Reconstrucción de la Casa Onbashieva en el Marco del Museo Nacional Vasil Levski, en la Ciudad de Karlovo. El proyecto está encaminado hacia la difusión de la vida y la actividad del Apóstol, que es una de las páginas más gloriosas de la historia del Viejo Continente. El proyecto se realiza con la ayuda del Mecanismo Financiero del Espacio Económico Europeo. Autores del libro son tres destacados conocedores de la trayectoria vital y de la actividad revolucionaria de Levski.

He aquí lo que cuenta de uno de ellos Dora Chusheva, directora del Museo Nacional Vasil Levski, de Karlovo: “Tratamos de popularizar las ideas de Vasil Levski más allá de las fronteras de Bulgaria. El libro lo presenta como revolucionario y demócrata, luchador por la libertad personal, nacional y universal. Cada uno de los tres autores hace hincapié en diferente aspecto de su vida y mediante varias fotografías y materiales documentales está presentado el legado del Apóstol, así como su casa natal en la ciudad de Karlovo, en la Cordillera de los Balcanes, donde se formó la cosmovisión de una personalidad que es capital intelectual inapreciable para toda nación”.

En la primera parte del libro el historiador, catedrático Doino Doinov, presidente del Comité Búlgaro Vasil Levski, revela cómo un muchacho común y corriente, nacido en Karlovo en 1837, emprende el camino religioso pero decide dejar los hábitos y dedicar su vida a una meta sagrada para él, la liberación de Bulgaria. Como participante en dos legiones y portaestandarte de la tropa de Panayot Hitov, Levski conoció de cerca el movimiento de liberación búlgaro. Sus reuniones con algunos de los más destacados representantes de la emigración búlgara como Georgi Rakovski, Iván Kasabov, Liuben Karavelov y Hristo Botev enriquecieron sus ideas con las visiones de los movimientos revolucionarios europeos.

Se refiere a las ideas políticas de Vasil Levski el catedrático Iván Stoyanov, profesor de Historia del Renacimiento Búlgaro en la Universidad Santos Hermanos Cirilo y Metodio, de la ciudad de Veliko Tarnovo: “En el reglamento de la organización revolucionaria que fundó Levski de un modo categórico se expresan los objetivos que perseguirá la misma: la sustitución del sistema estatal de despotismo y tiranía con una república democrática. Vasil Levski difundió la idea de gestión republicana, de la conversión del búlgaro subyugado en ciudadano en los años 70 del siglo XIX cuando en el mundo existían solo dos auténticas repúblicas: Suiza y EEUU. Levski recapacitó las ideas de los grandes pensadores europeos y revolucionarios como Giuseppe Manzini o Lajos Kossuth, trasladándolas en la realidad búlgara. Levski concebía a Bulgaria como una república democrática en la cual búlgaros, turcos, judíos, etc, tendrían los mismos derechos y las leyes se crearían unánimemente. Trabajó mucho por sus compatriotas para que el asunto búlgaro pudiese aparecer en el escenario político europeo”.

Es indicativo de su gran aportación al movimiento revolucionario el apodo que le dieron después de la Liberación: Apóstol de la Libertad de Bulgaria. La red de comités revolucionarios que Levski iba creando de un modo infatigable tiene una aportación muy importante a la organización del levantamiento de abril de 1876. La sublevación, aplastada con grandes crueldades, logró que la opinión pública europea defendiera la causa búlgara. De este modo se llegó a la Guerra Ruso-Turca de 1877-78, que trajo la libertad de Bulgaria.

A juicio del catedrático Doinov, a principios del siglo XXI debemos despojar la imagen de Levski de sus elementos sacros y, de un retrato en la pared, convertirlo en una persona real para aprender de sus ideas. Levski dirigió sus mensajes a las personas comunes y corrientes, participantes directos en la historia, y al preguntarnos dónde nos situamos en la gran familia europea hemos de recordar las palabras del Apóstol: “Gozar de igualdad con los demás pueblos europeos depende de nuestras propias fuerzas en común”.

Versión en español por Hristina Táseva

По публикацията работи: María Peeva

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