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La música pop folk búlgara

Foto: BGNES
Hoy en Bulgaria está muy difundido el género musical pop-folk designado con el vocablo chalga. Éste es de origen turco. En el siglo 19 chalgia significaba música ligera instrumental, muy difundida a la sazón en las ciudades de la Península Balcánica. Uno de sus elementos característicos era la participación de gitanos en los conjuntos que la interpretaban.

La tradicional chalgia se afirmó como música instrumental interpretada en bodas u otros festejos. También hoy a la entrada de un Hospital de Maternidad, es habitual ver a un trío de gitanos chalgueros que con su música saluda el alta hospitalaria de una gitana con su hijo recién nacido.

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En los años 80 y 90 del siglo 20 cobró gran difusión una versión moderna de la chalga: el llamado pop-folk. Hoy este género goza de muchísima popularidad y no deja de levantar debates, que habitualmente transcurren en tono burlón. Decir hoy que algo ha cobrado tintes de chalga es decir que se ha deteriorado y vulgarizado.
Si bien hay un amplio público apasionado por la chalga, no son menos los contrarios de este estilo, que no dejan de ridiculizarlo y distanciarse de él. Uno de los máximos exponentes de este controvertido género musical es el cantante Azis, de origen gitano, que hace alarde de su tal vez presunta homosexualidad y le echa el guante a cualquier roquero, rapero o hip hopero (valga la expresión) con canciones de letra dulzona o melodramática, no exenta de ambigüedades obscenas, y música inspirada en el folclor búlgaro, gitano o balcánico en general, en estilo pop.

Pues de este cantante se pueden leer múltiples comentarios en los innumerables foros de discusión en Internet; comentarios del siguiente contenido más o menos: “ A Azis no queremos comentarlo. Él es de otro Universo. Nosotros, felizmente, no pertenecemos al mismo”.

No hay una explicación unívoca por qué la chalga polariza a tal punto en Bulgaria las opiniones a favor y en contra de este género. La respuesta que aventura la doctora Rosmari Statelova, doctora en historia del arte, y que ella expone en su libro “Los siete pecados de la chalga” se basa en la suposición de que a nivel de entonaciones, al rechazar el sistema musical europeo (por ejemplo los modos mayor y menor), y al ser dominada por intérpretes gitanos, la chalga resulta ser de alguna manera un abandono del nacionalismo. Simplemente este género musical nos hace volver a una pertenencia cultural, que los búlgaros europeístas consideran extinta.

Escuchemos una interpretación de Sofi Marinova, otra gran exponente del género musical chalga. Sofi es gitana étnica y se enorgullece de ello.

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Otro rasgo característico del género musical chalga es el contenido hiper erótico de la letra de gran parte de las canciones y, sobre todo, de los video-clips de éstas.
Al cabo de una fase inicial de presentación ingenua y escasamente profesional de los productos musicales, la industria hacedora de chalga éxitos en Bulgaria dio fuerte marcha adelante orientándose a una hiper erotización de la presentación visual de las canciones que, por regla, son de escasas virtudes artísticas. Diciendo “escasas virtudes artísticas” nos referimos a las composiciones musicales de pop-folk y no a la interpretación que, con frecuencia, está modelada por el canto gitano prolijamente ornamentado.

Los video clips de las canciones tienen por argumento, casi sin excepción, el anhelo y deseo amoroso. Hermosas jóvenes lo reproducen ante la cámara “al natural” retorciendo sus cuerpos semidesnudos bajo la presión de una presunta erupción de fogosos sentimientos.

De lo anteriormente dicho podemos concluir que el éxito chalga producido en Bulgaria no es tanto música como un servicio erótico-sexual ofrecido bajo la forma de una canción. Una pléyade de hermosas jóvenes, conocidas por sus nombres de pila (Desi, Luna, Verónica, etc.) lanzan al público nuevas y nuevas canciones, en un estado de continuo movimiento corporal. Las canciones no se diferencian mucho la una de la otra, y tampoco hace falta que se diferencien. Las que han de diferenciarse, y lo consiguen, son las hermosas cantantes con sus envidiables formas del cuerpo, conseguidas no sin la ayuda de la silicona.

Una característica de los video-clips de las canciones chalga es que las intérpretes no cantan: suelen cabalgar a lomo de caballo, contemplar el mundo con mirada viril, o encontrarse tendidas en sillas de playa. Hacen el papel del destinatario de su gemido amoroso. Desde luego hay también cantantes de chalga varones, pero en su caso el cuerpo no es de tanta importancia y ellos se suelen defender con lo que Dios les ha dado, que no suele ser mucho por cierto.

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Bueno, así eran las cosas hasta que en el escenario musical apareció el cantante Azis. Con él el negocio musical de Bulgaria entró en una nueva fase, de construcción mediática de una imagen más compleja que la de las señoritas y señoritos chalga.
Pelo color rubio platino, largas pestañas postizas, dientes blancos, una risa coqueta, un hombro desnudo: el andrógino Azis invitaba al público a un espectáculo sexualmente indefinido.

El “rey del pop-folk” concilia comportamientos y roles diametralmente opuestos e “incompatibles”: el de homosexual que se autodefine como mujer, pero que a la vez hace alarde de su falos alargado por vía operativa; el de medianaranja de varones muy machos, pero él mismo regordete hasta no hace mucho, y de piernas demasiado musculosas; el de encarnación de Eros y Psique que, a la vez, reconoce su asexualidad; el de persona totalmente relajada y desorganizada que despierta los instintos maternos en el público femenino.

Azís muestra con el mayor éxito su cambiante indefinición al cantar en dúo con cantantes de uno u otro sexo, que se autodefinen expresamente como macho o mujer, como por las estrellas del pop-folk Gloria y Malina, o el DJ Damian. Entonces es cuando mejor se ve el juego de Azuis a la androginia.

Siendo un fenómeno musical regional, la chalga manifiesta en Bulgaria sus características más que nada en el plano ideológico. Se le podría definir con la frase “Todo es puro espectáculo”. Hay, sin embargo, espectáculos y espectáculos. El de Azis y los demás cantantes de pop-folk de ambos géneros es una mezcla, difícil de expresar con palabras, de aceptación y rechazo de normas, cumplimiento e incumplimiento de reglas, íntima vecindad de legalidad e ilegalidad, entrelazamiento de trabajo con negocios sucios, erección y destrucción de pedestales. 

Versión en español por Raina Petkova
По публикацията работи: Prof. Dr. Rosmari Statelova


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