Eleonora Gadjeva sobre las historias que esperan ser contadas

No comercial, auténtico y humano es el libro “Narradores de historias”. Si empieza a leer las interesantes historias que presenta difícilmente lo dejará de lado, porque le llevará a un largo viaje por Bulgaria. Recorrerá miles de kilómetros. Conocerá sitios poco conocidos. Se parará para descansar en pequeños talleres de artesanos o en la comodidad de una acogedora casa rural. Vivirá las alegrías y las preocupaciones, los recuerdos y las expectativas del futuro de la gente común y corriente, de los maestros artesanos, músicos, pescadores, bailadores de danzas tradicionales sobre fuego, que se han convertido en los guardianes de las antiguas tradiciones. Sentirá el inolvidable sabor de pan recién salido del horno. Al son de la gaita y al ritmo del tambor acompañará en su baile fogoso a la bailadora sobre fuego de la región de Strandja. Sus ojos se colmarán de colores y matices entretejidos en las multicolores alfombras hechas por las tejedoras cantantes Adile y Zaineb de la aldea de Breznitsa, en el monte de Pirin. Cada historia es diferente, tiene su propia vida, trae una emoción pero todas nos llevan a un sitio concreto: a nuestros orígenes. La periodista Eleonora Gadjeva, redactora jefe de la revista “Gente”, ha sacado a la vista todas estas historias que esperaban ser narradas, y las ha reunido en el libro “Narradores de historias”. Los colores, la emoción, la sonrisa o la mirada adentrada en cada una de ellas han sido grabadas por la cámara fotográfica de Svetoslav Kutsarov.

En el pueblo Garvan toda historia habla del pan

“Siempre me han gustado las historias relacionadas con los oficios antiguos y con las tradiciones, dice Eleonora sobre el hilo que la ha llevado al largo viaje hacia nuestro pasado, nuestro presente y futuro. Siempre he pensado que es algo que merece la pena ser narrado, a pesar del hecho de que desde el punto de vista del periodismo, parece poco comercial y difícil de vender. Son historias en que nos podemos apoyar para seguir adelante. Quizás mis dos abuelas hayan contribuido de alguna manera a mi interés hacia semejantes historias. De pequeña me gustaba muchísimo que me contasen cuentos. Mis abuelas tenían el don de la elocuencia y esos cuentos todavía viven en mí. Me atraen las personas que saben algo diferente. Las historias que me contaban siempre se habían transmitido de boca en boca porque ellas no eran personas que escribiesen. El artesano que hace abarcas o la bailadora sobre brasas vivas no se pondría a escribir sobre su oficio para que sus conocimientos llegasen a nosotros. Quizás por esto he hecho este trabajo, he recogido sus historias en un libro”.

El libro es fruto de más de dos años de trabajo en el marco de un proyecto realizado conjuntamente con la Fundación “Taller de iniciativas cívicas”. Eleonora y Svetoslav han recorrido más de 13 560 km en el territorio de Bulgaria y han visitado 37 centros poblacionales. Han recogido más de 100 historias y han tomado más de 3700 fotografías. “Lo que me sorprendió cuando empezamos a viajar fue la existencia de tantas historias de vidas que merecen ser homenajeadas, reconoce la autora del libro. Son como un arca de tesoros. Si empiezas a buscar en ella, cada capa siguiente resulta aún más interesante y no puedes parar de buscar tesoros”.

"Mis violines suenan de otra manera en Bulgaria", dice el laudero Andrian Andreev

“Estos son los verdaderos héroes de nuestra época, porque estas personas pueden ofrecernos una base sólida sobre la que apoyarnos. No son meros clichés, ni palabras populistas las alegaciones de que debemos conocer nuestro pasado, recordar quienes fueron nuestros abuelos y abuelas y cómo vivieron. Se trata de personas que de verdad han puesto esfuerzos en trasmitir al futuro nuestro pasado y las cosas que ocurrieron en él. Son personas comunes y corrientes relacionadas con los antiguos oficios. Cada uno me ha llamado la atención con las distintas cosas que sabe hacer y de cada uno de ellos he aprendido cosas muy interesantes. Por esta razón, en estas 25 historias recogidas en el libro he intentado presentar información relacionada con distintos oficios. El libro contiene tanto la historia de una bailadora sobre brasas vivas, como la de un artesano lutier. Él vivió y estudió 5 años en Cremona, Italia, el centro más importante donde se desarrolla este arte. Después regresa a Bulgaria. A mi pregunta “¿Por qué lo hizo?”, él respondió “Porque mis violines suenan de una manera distinta en Bulgaria.” Todas estas cosas logran tocarte de una manera tan profunda que te dices a ti mismo: la emoción que estas personas llevan consigo y la trasmiten al futuro es tan fuerte que no la puedes olvidar”.

Sobre las distintas vivencias durante todos esos encuentros y sobre la posibilidad de reencontrase a sí misma, Eleonora dice: “Cada historia ha dejado su huella en mí. Lo que he entendido y lo que me ha cambiado es que he pasado a ser mucho más responsable hacia toda esa información. Con cada historia que nos contaban ya sentíamos una responsabilidad hacia las personas, hacia el tema que habíamos abordado de alguna manera. Y de verdad, todas la entrevistas que hemos hecho, cada historia, cada palabra nos comprometía de alguna manera a hacer el libro”.

Eleonora Gadjeva y Svetosalv Kutsarov pasan al cuento de los búlgaros de Banat del pueblo Asenovo

“Narradores de historias” se vende con fines benéficos. Los recursos recogidos se destinarán al fondo “El patrimonio vivo” de la Fundación “Taller de iniciativas cívicas”, que apoya proyectos relacionados con los oficios tradicionales búlgaros, con la recuperación de las tradiciones olvidadas, concluye Eleonora Gadjeva.

Versión en español por Ruslana Váltcheva

Compartir

Eleonora Gadjeva sobre las historias que esperan ser contadas

Más de la sección

La vicepresidenta inaugura una exposición sobre la antigua Tracia en el Museo Getty

El ministro de Educación hizo un mensaje festivo por el Día de los Próceres

La novela La tempestálidas de Gueorgui Gospodinov ya se puede leer en albanés

Un nuevo centro comunitario llevará el nombre de Kiril Márichkov