Con el Levantamiento de Abril de 1876 la Cuestión Búlgara entró en el orden del día europeo

Publicado el 20/04/12 11:37

“Los revolucionarios búlgaros” de V. Antonov

Foto: Архив

Hace 136 años, un 20 de abril de 1876 (según el calendario juliano), estalló el llamado Levantamiento de Abril, apogeo de las luchas de liberación nacional de los búlgaros, de la dominación otomana que había durado casi cinco siglos. El Levantamiento fue organizado en el otoño de 1875 por el Comité Revolucionario de Giurguevo, una organización de jóvenes emigrantes búlgaros en Rumanía. Entre ellos destacan los nombres de Stefan Stambolov, Panaiot Volov, Stoian Zaimov, Nikola Obretenov. Teniendo en cuenta las dificultades que afrontaba en aquel momento la Sublime Puerta (el Imperio Otomano) y la Crisis de Oriente se iba agudizando, los patriotas búlgaros que habían emigrado a Rumanía decidieron organizar, sin ayuda externa, un levantamiento nacional que provocara la intervención de las grandes potencias en la solución de Cuestión Búlgara.

El comité de Giurgiu dividió el territorio búlgaro en cinco distritos para lograr los objetivos de la revolución. El distrito de Plovdiv tuvo la mejor organización. El 19 de abril de 1876 a la pequeña ciudad de Koprivstitsa que se encontraba en dicho distrito, llegó un grupo de policías turcos cuya tarea era arrestar al presidente del comité local, Todor Kableshkov. El 20 de abril los revolucionarios búlgaros de Koprivstitsa atacaron el Konak, o sea, la sede local de las autoridades osmanlíes. Las campanas de las iglesias empezaron a redoblar. Revolucionarios, vestidos de uniforme, salieron a las calles. Así comenzó el levantamiento. La gente local celebraba el primer día de la libertad. Mensajeros especiales se dirigieron a la ciudad de Panagiurishte y los pueblos vecinos para entregar la llamada “Carta de Sangre” que informaba que el levantamiento nacional había estallado. Ese mismo día los ciudadanos de Panagiurishte se sublevaron.

“El destacamento veloz” de Dimitar Guiudezhenov

El líder revolucionario Georgi Benkovski reunió un destacamento llamado “El destacamento veloz” para recorrer los pueblos de la zona e incitar a sus moradores a rebelarse. Muy pronto la rebelión se extendió por toda Bulgaria central y del sur.

Al principio las autoridades turcas quedaron estupefactas, pero no tardaron en reaccionar. Contra los poblados sublevados fue lanzado el ejército otomano regular ayudado por otras armadas del imperio. La primera en ser derrotada fue la rebelión en Strelcha, luego cayó Klisura. El 26 de abril empezaron duras batallas para la toma de Panagiurishte, centro del distrito revolucionario. Cuatro días más tarde Panagiurishte fue tomada. La siguieron Perushtitsa, Bratsigovo y Batak. En esta última ciudad, en pocos días fueron mutilados o quemados vivos más de 3 mil búlgaros.

"Masacre de Batak" de Antoni Piotrovski

Mientras en el cuarto distrito revolucionario se libraban batallas sangrientas, la carta, escrita en sangre que incitaba a los búlgaros a rebelarse fue llevada a las regiones de Tarnovo (Bulgaria central) y Sliven (Bulgaria sureste). Sin embargo, allí la rebelión no cobró la misma envergadura. En el distrito de Tarnovo fue acordado que la rebelión empezara el 28 de abril, pero el día anterior las autoridades turcas realizaron múltiples arrestos en la zona y el levantamiento perdió vigor y fue hundido en sangre. Las huestes turcas sembraron muerte y destrucción en toda la zona. En el distrito revolucionario de Sliven, no hubo levantamiento masivo. En el distrito de Vratsa (noroestede Bulgaria) los revolucionarios se mostraron vacilantes. Se enteraron con cuatro días de retraso que la rebelión había estallado el 20 de abril pero decidieron esperar la fecha inicialmente señalada, el 11 de mayo, y la llegada del destacamento dirigido por el poeta y revolucionario, Hristo Botev, que, procedente de Rumanía, debía cruzar el Danubio y dirigirse a Vratsa.

El navío Radetski

En efecto, el 17 de mayo el barco “Radetski” fue tomado por los insurrectos y forzado a echar ancla en la ribera búlgara, cerca de Kozloduy. Al cabo de varios enfrentamientos con las tropas turcas el destacamento de Hristo Botev llegó a la cordillera de Vratsa pero no fue apoyado por los revolucionarios de la zona. Esto forzó a Botev y su gente a librar solos duros combates contra el enemigo que los superaba en número con creces. El 20 de mayo el dirigente revolucionario cayó en combate. La derrota del destacamento de Botev prácticamente significó el fin del levantamiento, que había fracasado. En todas partes la insurrección fue hundida en sangre y fuego. Más de 30 000 hombres, mujeres y niños fueron masacrados, 80 pueblos y ciudades fueron quemados, otros 200 resultaron saqueados.

La crueldad con que fueron aplastados los búlgaros insurrectos tuvo una amplia repercusión internacional. Alzaron su voz en defensa de la causa búlgara los escritores rusos Turguenev, Dostoyevski y Tolstoy, el francés Víctor Hugo, el líder de los liberales ingleses, William Gladstone, y un largo etcétera de personalidades públicas, intelectuales, científicos, periodistas y políticos. No obstante su fracaso, el Levantamiento de Abril lanzó un desafío a las autoridades osmanlíes y a las grandes potencias de Europa en aquella época. Gracias al sacrificio de los revolucionarios nacionales, la cuestión búlgara entró en la agenda del día de las grandes potencias, que la abordaron en una conferencia diplomática convocada en Constantinopla. De tal manera el Levantamiento de Abril se convirtió en un preludio a la guerra Ruso-Turca de 1877 y 1879 que resultó libertadora para Bulgaria.

Versión en español por Vésela Petrova

По публикацията работи: Radoslav Nikolov

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