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24 de mayo, Día de la Escritura Eslava y de la Cultura y Enseñanza Búlgaras

El monumento a los Santos hermanos delante de la Biblioteca Nacional “San Cirilo y San Metodio”.
Foto: Veneta Pavlova
En la segunda mitad del siglo 9 en Europa apareció un nuevo alfabeto. Lo crearon los santos hermanos Cirilo y Metodio, de Salónica, proclamados en 1980 por el Papa Juan Pablo II co-patronos de Europa, junto con San Benito. Su obra marcó el inicio de la escritura, la literatura y la cultura eslavas, de amplio alcance y de espíritu democrático.

En el siglo 9, en el proceso de cristianización de las multitudinarias comunidades eslavas en Europa Central y del Sudeste, Roma y Constantinopla pugnaban por imponerles su influencia. Con la nueva escritura y con la traducción de los libros sagrados a la lengua de los eslavos, Bizancio pretendía incorporar a esos pueblos a la Iglesia Cristiana Oriental. El profesor Georgi Nikolov, de la Facultad de Historia de la Universidad San Clemente, de Sofía, señala que también antes de los dos hermanos de Salónica se habían hecho intentos de crear una escritura nueva con ayuda de la cual traducir el Verbo de Dios al eslavo, pero todos esos intentos habían fracasado. Es así que esta importante misión fue encomendada a Cirilo, ayudado por su hermano Metodio.

“La opción por Cirilo se debió a su excepcional erudición, ilustración y talento natural, de los que él dio muestra ya en la adolescencia. Fue invitado por altos funcionarios a estudiar en Constantinopla donde recibió una formación magnífica para su época, expresa el historiador. Estudió todas las artes existentes a la sazón y aprendió varios idiomas, a los que se traducía el Verbo de Dios. Hay otro factor más, muy importante, que incidió en esta opción, y es que los dos hermanos eran de Salónica. En esa ciudad y en sus alrededores residían muchos eslavos. En la breve angiografía de Cirilo, al describir su origen, el anónimo autor señala, entre otras cosas, que Cirilo, era de origen búlgaro, con lo cual indica que pertenecía a los eslavos de Salónica que en aquella época comenzaron a llamarse búlgaros, puesto que estaban vinculados con el Estado búlgaro. Los dos hermanos hablaban perfectamente el griego y el eslavo y dominaban la lengua hebrea, de modo que podían traducir el Verbo de Dios al eslavo utilizando las palabras más exactas. Traducir sosas de la vida diaria es fácil, pero cuando se trata de un discurso lleno de alusiones y abstracciones la tarea es muy difícil. En algunos casos se puede decir que los dos hermanos, sobre todo Cirilo, inventaron los conceptos eslavos correspondientes”.

Al traducir al eslavo los libros sagrados más importantes, Cirilo y Metodio rompieron el dogma imperante a la sazón que establecía que el oficio divino se celebrase en una de las tres lenguas sagradas: hebreo, griego o latín. Los dos hermanos de Salónica fueron acusados de herejía pero al cabo de una dramática pugna la lengua eslava fue reconocida por la Iglesia de Roma como una lengua oficial para el oficio divino.
Cirilo falleció en el año 869 en Roma, y Metodio, en el 885 en el Estado eslavo de la Edad Media Gran Moravia, donde los dos hermanos predicaron en lengua eslava y formaron a varios discípulos. Sin embargo, al fallecer Metodio, allí fue prohibido oficiar la misa en lengua eslava y los discípulos de los creadores del alfabeto eslavo fueron expulsados. En el año 886 Boris I, Príncipe de Bulgaria, los acogió en tierra búlgara donde Naúm, Sava, Gorazd y Angelarii crearon dos escuelas literarias que más tarde darían abundantes frutos espirituales. Otro discípulo de Cirilo y Metodio, Clemente, fue destinado a Ojrid, centro de las tierras búlgaras sudoccidentales, hoy en la República de Macedonia.

“Una de sus tareas fue predicar el verbo de dios y enseñar a futuros sacerdotes, presbíteros y otros rangos de la iglesia ortodoxa Búlgara. En 7 años dio formación a 3500 personas, continúa diciendo el historiador Georgi Nikolov. A la vez debía difundir la fe cristiana porque, al parecer, en las tierras búlgaras persistían algunos focos de paganismo. No olvidemos que en esta zona a mediados del siglo 9 fueron integradas al reino de Bulgaria múltiples tribus eslavas y la difusión de la fe cristiana en estas tierras encontraba el mejor suelo. Al mismo tiempo el príncipe Boris I quiso que Naúm, otro discípulo de Metodio, se quedara en la región de Pliska y Veliki Preslav, en el norte de Bulgaria, donde fue creada una escuela literaria. También allí residía una considerable población eslava y era importante elevar el nivel cultural de la ciudad, que a la sazón era capital de Bulgaria”.

Inicialmente la escuela literaria se encontraba en Pliska. Al asumir el trono en el año 893, Simeón I, hijo de Boris I, la trasladó a la nueva capital, Preslav, donde se desarrolló una intensa labor traductora y fueron escritos libros nuevos, porque los dos santos hermanos Cirilo y Metodio no solo crearon una nueva lengua literaria accesible para los eslavos sino que también sentaron las bases de una nueva literatura.

“Es un fenómeno que se observó a lo largo de unos 50 o 60 años, es decir la época en que trabajaron Cirilo y Metodio y, posteriormente, sus discípulos Clemente, Naúm, Gorazd y Angelarii. Cual de la nada, de las cenizas, nacía una nueva literatura de rico contenido, señala el historiador Georgi Nikolov. Inicialmente aparecieron traducciones de obras de la literatura bizantina, en las que sin embargo vemos añadidos elementos muy originales hechos por los dos hermanos y sus discípulos. No es casual que uno de los mayores conocedores de esta literatura, el investigador checo Pavel Šafárik, denominara el reinado del zar Simeón I (años 893 al 927) el Siglo de Oro de la literatura búlgara. Podemos decir que fue a la vez un Siglo de Oro también para la literatura europea”.

© Foto: Veneta Pavlova

El Tetraevangelio del Zograj, siglos X al XI, escrito en glagolítico y el Apóstol de Enina, manuscrito en cirílico de la segunda mitad del siglo XI. Se guarda en la Biblioteca Nacional.

En la Edad Media Bulgaria se convirtió en una especie de puente para la difusión de la escritura y la literatura eslavas en medio de otros pueblos: en Rusia, Serbia, Valaquia y Moldavia. Aportó a ello, por muy paradójico que parezca, una circunstancia desastrosa para este país: su caída bajo dominio bizantino a comienzos del siglo 11.
Entonces los literatos búlgaros, forzados a huir, llevaron consigo los manuscritos y los conocimientos sobre la escritura eslava. Esto ayudó a que en el siglo 11, varios decenios después de la cristianización de los rusos, ellos comenzaran a crear una literatura propia en lengua eslava.

El primer alfabeto, creado por los dos santos hermanos, se denomina glagolítico. A finales del siglo 9 y comienzos del 10 fue creado el alfabeto cirílico, más fácil para escribir, que hoy utilizan muchos pueblos de Europa y Asia. Con la entrada de Bulgaria en la UE, en 2007, el cirílico se convirtió en el tercer alfabeto oficial de la comunidad.
Hoy el 24 de mayo, Día de la escritura eslava y de la enseñanza y cultura búlgaras, es una de las fechas más apreciadas en el calendario de festividades de los búlgaros.

“Uno de los mayores conocedores de la obra de Cirilo y Metodio, František Dvornik, señala que la acogida de los discípulos de Cirilo y Metodio en Bulgaria de hecho salvó la escritura y la literatura eslavas, dice el historiador Georgi Nikolov. Es así porque a la muerte de Metodio estos discípulos fueron expulsados de Gran Moravia. Llevaron sus libros y, aunque pobres y despojados de todo bien, eran esperados con impaciencia por el príncipe Boris, según las fuentes escritas de la época, y fueron acogidos con mucha cordialidad en Bulgaria. Así fueron salvados, y junto con ellos fue salvado también el conocimiento y el saber sobre las traducciones al eslavo que portaban en sus cerebros. Al llegar a Bulgaria, reanudaron la labor traductora iniciada por Cirilo y Metodio. Más adelante estas traducciones servirían de base para la literatura medieval búlgara, que era principalmente de contenido religioso. En la época del Renacimiento y en los años de dominio otomano los búlgaros mantuvieron vivo el recuerdo de la obra de Cirilo y Metodio y de la literatura eslava. En 1851, por iniciativa de Naiden Gerov, destacado escritor, lingüista y prócer de la Ilustración, la fiesta de San Cirilo y San metodio fue celebrada por primera vez en una escuela de Plovdiv, la segunda mayor ciudad de Bulgaria, y a partir de 1857 se convirtió en una fiesta tradicional de homenaje de los dos santos hermanos y una fiesta de todas las escuelas búlgaras. Es una festividad única, que rinde homenaje a las letras y la cultura nacionales de los búlgaros. Aunque hoy solemos quejarnos de las dificultades económicas, nunca dejaremos de enorgullecernos del hecho de celebrar la fiesta de una escritura propia”.

Versión en español de Raina Petkova
По публикацията работи: Veneta Pavlova


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