Vitosha, la desconocida

La montaña Vitosha, por su cima más alta, Cherni Vraj, o sea Pico Negro, de 2290 metros de altitud sobre el nivel del mar, ocupa el cuarto puesto, por su altura en Bulgaria, después de las montañas Rila, Pirin y la Cordillera de los Balcanes. Sin embargo, Vitosha es el primer parque natural no sólo en este país sino en toda la península Balcánica. En su territorio hay dos reservas naturales.

Vitosha difiere del resto de montañas búlgaras por su característica forma de cúpula. La montaña tiene su peculiar encanto en el canto juguetón de multitud de fuentes, arroyos, ríos y cataratas de los que se eleva un grato frescor en la canícula estival. En Vitosha inicia su curso el Struma que es el río más largo en el suroeste de Bulgaria. Muchos de los turistas se sienten igualmente tentados y fascinados por las densas sombras de los bosques de hayas, robles y coníferos que cual vistoso atuendo ciñen las vertientes del monte. Muchas de las plantas que se pueden ver en este parque natural forman parte del Libro Rojo de Bulgaria. El deleite que proporciona recorrer los senderos serranos lo refuerzan los arrullos y trinos de las aves. En las diferentes épocas del año los aficionados a la ornitología pueden observar en Vitosha casi 200 especies de plumados.

Vitosha, situada a un palmo de distancia de Sofía, es muy visitada por vecinos de la capital de Bulgaria y visitantes de la urbe. Aunque muchos se creen que conocen bien el monte resulta que Vitosha aún tiene con qué darles una sorpresa. Las estribaciones septentrionales que descienden hacia Sofía se encuentran conquistadas desde hace ya mucho tiempo por los turistas pero la porción meridional del monte es menos conocida. En esa zona no hay teleféricos ni pistas de esquí, brillan por su ausencia resguardos y chalés y así reina un sosiego auténtico y los ojos no se cansan de recrearse en los increíbles y vastos paisajes. Con más suerte al recorrer esa zona uno puede toparse con alguno de los mamíferos mayores que habitan esos parajes.

Las pendientes meridionales de vitosha tienen su propio encanto reforzado por un mayor número de praderas y claros. Los directivos del Parque natural “Vitosha” han habilitado con recursos europeos tres rutas para los amantes del senderismo deseosos de disfrutar de la hermosura de la montaña, sin por ello molestar a los representantes de la fauna salvaje. Para que haya más animales salvajes en Vitosha importa mucho la existencia de zonas de reducida presencia humana. Por esto al habilitar tales rutas logramos concentrar el flujo turístico en zonas determinadas, explica Simeón Ranguelov, experto en fauna salvaje del Parque Natural “Vitosha” y se refiere a los representantes de la fauna que se pueden observar allá: Si tuviera una mayor dosis de suerte yo personalmente desearía ver un oso pero no creo que todos los turistas lo desearían por igual. Despertaría muchas emocionas en cualquier ser humano toparse con un ciervo, animal que no se puede ver en la porción norte del parque. Durante el período de reproducción en otoño se puede oír el bramido de los ciervos. Por la menor presencia humana en esa zona es mayor el número de los animales salvajes. Los seres humanos deben respetar determinadas reglas para no molestarlos, no deben hacer ruido ni internarse en el monte a bordo de un vehículo. En la porción sur de Vitosha se pueden ver cabras monteses, venados, águilas rupestres como también halcones y buitres que son los representantes más frecuentes de las aves de rapiña en esa zona.

Son sendos puntos de partida para el senderismo en el monte los pequeños pueblos de casas desparramadas en las faldas de la montaña. El pueblo más alto en la montaña Vitosha es Chuypetliovo, o sea Oye el gallo, que surgió hace unos 400 años. Fue fundado por unos fugitivos de las llanuras que buscaron , durante el yugo turco, refugio en la montaña. El pueblo estaba tan recóndito y tan bien escondido que los viajeros se orientaban únicamente por el cantío de los gallos. Hay en ese pueblo una iglesia antigua construida en 1860 y en ella se conservan hermosos iconos y frescos. También tiene su atractivo la hospitalaria tasca pueblerina que siempre ha desempeñado el papel de una especie de parlamento en que se desarrollan muy acalorados debates. Este pueblo puede ser punto de partida para la conquista de la cima Cherni Vraj. El trayecto discurre bordeando el valle del río Struma y sus fuentes. En las afueras de ese pueblo serrano y en las del vecino pueblo de Bosnek hay multitud de cuevas. Una de éstas es la cueva de mayor longitud de Bulgaria, llamada “Dújlata”. Sus galerías tienen más de 17 kilómetros de longitud y se sitúan a siete niveles básicos. Hay en esa cueva también 6 ríos y torrentes subterráneos. Por la gran variedad de estalactitas y estalagmitas la cueva “ Dújlata” tiene fama de una de las grutas más hermosas de Bulgaria. Del pueblo de Bosnek parte otra ruta que le llevará a uno a un curioso manantial pulsante, llamado ”El agua viva”. Existe la creencia de que del fría agua de esta fuente sólo podrán beber los justos. El viajero medieval turco Evlia Chelebi dio a ese manantial el nombre de “Fuente de la felicidad”.

La fuente tiene su gran atractivo en haber sido construida en forma de un dragón y de ella se cuentan leyendas muy diversas, dice Silvia Yordanova, experta del Parque Natural “Vitosha”. La zona es cárstica y desde el punto de vista geológico se han creado unos peculiares vasos comunicantes. El agua llega a una especie de pequeña bota y luego, conforme el principio de los vasos comunicantes se va desbordando y decantando hacia la bota subsiguiente. De vez en cuando el agua llega a desaparecer. Se cree que es muy curativa y que su guardián es un dragón. Cuando uno se pone a beber de esa agua y ésta, de golpe, desaparece esto significa que el bebedor ha cometido algún pecado. Es una de las leyendas que se cuentan.

Versión en español: Mijail Mijailov

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