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150 años del nacimiento de Aleko Konstantinov

Foto: Archivo
Hace un siglo y medio, en la ciudad de Svishtov, a orillas del río Danubio, nació Aleko Konstantinov, a quien el destino había deparado dejar obras literarias inmortales. De su pluma nacieron algunos de los más impactantes artículos satíricos que ridiculizaban las costumbres políticas y sociales en Bulgaria después de la liberación del país, en 1878, de cinco siglos de dominación otomana.

Aleko Konstantinov legó a las generaciones venideras la imagen del personaje Bai Ganio (“tío Ganio”) de la homónima novela, como una encarnación de aquellos usos, costumbres y moral. En su obra el escritor denuncia con ironía y sarcasmo los elementos vulgares de la realidad búlgara a la sazón, pero nos ha dejado también magníficas descripciones de la hermosura de la tierra búlgara. Gracias a Aleko Konstantinov, el 27 de agosto de 1895, 300 personas subieron a la cima Cherni Vraj, la más alta de la montaña Vitosha al pie de la que está la capital Sofía, poniendo así el inicio del montañismo organizado en Bulgaria. Akleko Konstantinov se había autobautizado Shtatslivetsa, la persona feliz. Su casa natal, convertida hoy en museo, se encuentra en la ciudad de Svishtov. Aleko Konstantinov nació el 13 de enero de 1863 del matrimonio de Tinka e Ivanistsa Jadzhikonstantinov. Su familia era una de las más adineradas de Svishtov, importante centro comercial y artesanal en aquella época. El abuelo de Aleko Konstantinov (Dimitar Ivanov) era un conocido comerciante, co-fundador de la casa de Cultura de la ciudad.

Ivanitsa, el padre de Aleko Konstantinov, nació en 1818, expone Ivelina Ivanova, directora de la Casa-Museo del escritor. Estudió en Galaz, Rumanía, donde recibió una sólida formación. Aprendió los idiomas turco, rumano y griego, y algo más tarde, también el italiano. Al graduarse trabajó hasta 1861 en la oficina comercial de Evlogui Georgiev, eminente comerciante y patriota búlgaro asentado en Rumanía. A finales de 1861 Ivanitsa regresó definitivamente a su ciudad natal Svishtov, donde al año contrajo matrimonio con Tinka Hadzhiivanova. De ese matrimonio nacieron 4 hijos. El mayor de ellos es el escritor Aleko Konstantinov.

Aleko Konstantinov se graduó por la escuela básica de San Niciolás de Svishtov. Luego prosiguió sus estudios secundarios en la escuela media de Aprilov, en Veliko Tarnovo. La directora de la Casa-Museo prosigue su relato:

Tras la liberación de Bulgaria de la dominación otomana Aleko Konstantinov viajó a Rusia donde se graduó en derecho en Odesa. A su regreso a Bulgaria, en 1885, fue nombrado en el Tribunal Provincial de Sofía. Aquel año estuvo lleno de sucesos relevantes: se efectuó la unificación del Principado de Bulgaria con Rumelia Oriental, la parte del país que tras la liberación de la dominación había quedado con estatuto de región autónoma en el Imperio Otomano. Entonces Serbia le declaró la guerra a Bulgaria so pretexto de que había sido violado el equilibrio en los Balcanes. Aleko participó en aquella guerra como voluntario y describió sus vivencias en el escrito satírico ¿Y a mí por qué me implicas en esto, Todor? El escritor progresó rápidamente en su carrera de juez. A los seis meses de su designación fue nombrado fiscal del Tribunal Provincial de Sofía. Al año fue destinado como teniente de fiscal en el Tribunal de Apelación de Sofía. En el plano personal, en corto tiempo el escritor perdió a sus seres más queridos. Uno tras otro fallecieron su padre, su madre y sus hermanas. El escritor vendió las dos casas que su padre había comprado en la capital y se trasladó a vivir en casa de amigos y familiares sucesivamente, legando su casa natal en Svishtov para que albergara una escuela.

La desdicha nunca viene sola. Aleko Konstantinov fue despedido del Tribunal de Apelación de Sofía a causa de su negativa a incoar un proceso contra el periódico Narodni Prava (Derechos del pueblo) que en un artículo de fondo había repudiado las actuaciones del entonces primer ministro, Stefan Stambolov. Tras el despido, Aleko se dedicó a la abogacía y a la traducción literaria. A comienzos de 1890 fue designado nuevamente juez del Tribunal de Apelación de Sofía. Sin embargo, con el nuevo gobierno vino un nuevo ministro de justicia y lo volvieron a despedir, de modo que Aleko se vio en la necesidad de retomar la abogacía. Se negaba, sin embargo, a defender indiscriminadamente a cualquiera, si no estaba convencido de la justeza de su causa. Con ayuda financiera de amigos, en 1983 viajó a Chicago para ver la Feria Internacional de Chicago, Visitó el Niágara, hizo escala en Nueva York y Boston, visitó varios museos, parques y bibliotecas. En el viaje de regreso hizo escala en Londres. Quedó tan maravillado por lo visto que se le ocurrió la magnífica idea de hacer una vuelta al mundo.
De regreso a Sofía, en 1894, publicó sus apuntes de viaje “A Chicago y vuelta atrás” en que hace una magnífica comparación de la vida en el Nuevo Mundo a finales del siglo 19 y los usos en los Balcanes. En 1895 salió la primera edición de la inmortal obra de Aleko Konstantinov “Bai Ganio”, a través de cuyo personaje principal, el tío Ganio, el escritor ridiculiza el descaro, el escaso nivel intelectual y la hipocresía de aquel estrato social que, ávido de enriquecerse, aspira al poder. En su cuento “Bai Ganio celebra elecciones” el autor revela con lúgubre humor los usos y costumbres en la pugna por el poder en aquella época.

Aleko se implicó también en la política, continúa diciendo Ivelina Ivanova. En septiembre de 1894 se celebraron elecciones parlamentarias en las que él presentó su candidatura mas no resultó elegido. Dos años más tarde fue fundado el Partido Demócrata, al que él se afilió. Sus audaces críticas le merecieron la ira de los gobernantes. Preocupado por su destino, el crítico literario Krastev decidió dar a Aleko un suculento adelanto para que viajara a Italia acompañado por el poeta Kiril Jristov, y escribiera un libro de apuntes de viaje. Aleko se negó a partir ya que debía presenciar un juicio en la ciudad de Plovdiv.

En el viaje de regreso a Sofía, un día de mayo de 1897, Aleko fue asesinado por equivocación ya que la bala que recibió estaba destinada de hecho a su acompañante, Mijail Takev, otro abogado miembro del Partido Demócrata. Hoy las cenizas de este gran escritor búlgaro de las postrimerías del siglo XIX yacen en el Cementerio Central de Sofía. 

Versión en español por Raina Petkova
По публикацията работи: Milka Duimitrova


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