El monasterio de los Siete Altares Virgen María

Publicado el 29/05/13 10:23

Foto: Архив

El monasterio de la Virgen María, cerca de la aldea de Osenovlag, conocido como el Monasterio de los Siete Tronos, está situado a 86 kilómetros de Sofía, cerca del desfiladero del río Iskar, al pie de la Cordillera de los Balcanes. El monasterio dista a 5 kilómetros de la estación de Eliséina, a orillas del río Gabróvnitsa, una de las afluencias del Iskar. Este monasterio era el más lejano y el de acceso más difícil en el Santo Monte de Sofía (nombre con el cual se denominan los monasterios situados alrededor de la capital Sofía). Entorno a su aparición existen muchas leyendas. Según una de ellas, el monasterio fue creado por el zar Petar (927-965). Otra leyenda cuenta que en el siglo XI, durante el reinado de Petar Delián, su hermano el príncipe Georgi, construyó el monasterio. Tras el fracaso de la sublevación contra el dominio bizantino en 1040, encabezado por Petar Delián, Gueorgui tomó los hábitos, adoptó el nombre de Gavrail y fue el primer monje en el monasterio. Es dudoso si estas leyendas se corresponden con sucesos históricos reales. Lo que sí es seguro es que el monasterio fue fundado durante el Segundo Reino de Bulgaria cerca de una antigua fortaleza.

Cuando llegaron los osmanlíes el monasterio estaba destruido y fue abandonado por los monjes durante cierto tiempo. Después fue restablecido. Los datos históricos indican que el monasterio existió en el siglo XVI. Fue incendiado y saqueado también en el siglo XVIII. En 1815 fue restablecido por dos hermanos sacerdotes, Todor y Marko, de Teteven, y con la ayuda del maestro Stoyan de Troyan. La iglesia monarcal Nacimiento de la Virgen María es baja, cubierta de lozas y la cúpula ostenta ocho ventanillas pequeñas. Los espacios cuadriformes en la cúpula entre los brazos de la cruz principal están rodeados de paredes y están divididos en siete capillas en cada una de las cuales se puede oficiar una misa. Esta estructura del espacio aporta gran originalidad al interior de la iglesia. Bajo la cúpula hay una araña de madera de tamaño grande, denominada Joro, que consta de 15 partes exquisitamente talladas, es un monumento cultura único, elaborado por maestros de la aldea de Osenovlag.

El monasterio no gozó de tranquilidad largo tiempo porque a principios del siglo XIX fue atacado y saqueado por un grupo de bandidos osmalíes, denominado kardzhaliy. Sus edificios fueron desmoronados y sus bienes inmuebles pasaron en manos de los musulmanes. Con la ayuda de Dimitraki Hadzhitoshev y el metropolitano Dosisteya en 1824 comenzó la reconstrucción del monasterio. Ellos compraron sus tierras y el monje Paisiy construyó un edificio de viviendas. En el monasterio de los Siete Tronos se conservan grandes iconos pintados por el maestro Stoyan de la escuela de Troyan. Despiertan gran interés los iconos Virgen María con los Profetas, de Jesucristo con los Apóstoles y de San Juan Bautista. Hoy los edificios del monasterio están restaurados y ha sido recuperado su brillo de la época del Renacimiento.

Sobre la puerta principal del monasterio hay una inscripción de la cual aprendemos que en 1868 fue decorada su cúpula. El monasterio de Osenovlag tiene una biblioteca que contiene muchos libros antiguos. En el monasterio encontró asilo Sofroniy de Vratsa, gran personalidad del Renacimiento nacional, así como Vasil Levski, el más abnegado luchador por la libertad de Bulgaria.

En vísperas de la fiesta del monasterio consagrado al Nacimiento de la Virgen María, 8 de septiembre, tras la puesta del sol llegaban allí muchos creyentes llevando farolas encendidas en las manos. Se reunían para pasar la noche rezando allí y se iban antes de la salida del sol para dejar tras de sí las enfermedades y las desgracias. La costumbre fue recreada de un modo muy emocionante en el cuento El Túmulo de Spas, del clásico de la literatura búlgara, Elin Pelin.

La leyenda cuenta que un turco, que tal vez atraído por las historias de tesoros enterrados allí, saqueó y encendió el monasterio. El viejo monje que llevaba largos años tocando el gong de madera del monasterio fue matado. Tras su muerte los aldeanos continuaron viendo al monje que cada domingo por la mañana hacía sonar el gong de madera. Inspirado en la imagen del monje, el patriarca de la literatura búlgara, Iván Vazov, escribió en 1899 la balada Toca el Gong Monástico.

El monasterio de los Siete Tronos pasma al visitante con la naturaleza extraordinaria en su alrededor y el lugar emite una tranquilidad inigualable. En el complejo monacal hay una iglesia antigua, un campanario, un edifico de tres pisos, otro de dos en el cual están las celdas de los monjes y una cocina. La iglesia Nacimiento de la Virgen María está rodeada de un jardín. Allí se encuentra la tumba del escritor Zmei Gorianin quien después de sufrir torturas en las cárceles durante el régimen comunista deseó quedarse allí para siempre. Hoy el monasterio funciona pero allí no viven monjes. El monasterio de los Siete Altares es un monumento de la cultura. Es muy bien cuidado y es un lugar excelente para estar en medio de la naturaleza. Dispone de 50 camas, un estacionamiento y un comedor y es accesible para vehículos por un estrecho camino asfaltado desde la estación de Eliséina en el desfiladero del río Iskar.

Versión en español por Hristina Táseva
Fotos: wikipedia.org

По публикацията работи: Dra. Valentina Sharlanova

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