“Bulgaria es una fuente inagotable de talentos”

La trayectoria vital del catedrático Minko Balkanski es ilustración de la suerte que han corrido numerosos búlgaros ambiciosos y talentosos que emigraron en la segunda mitad del siglo pasado y enriquecieron la ciencia y cultura mundiales. Este físico de fama mundial nació en el pequeño pueblo de Oriajovitsa, en la provincia de Stara Zagora. Era cautivado por el destino de Louis Pasteur y soñaba con terminar estudios en la universidad del ilustre científico, la Ecole Normale Superieure de París, ignorando que a ésta sólo eran admitidos franceses. En los albores de la Bulgaria comunista era imposible cursar estudios en el extranjero y así Minko optó por el camino de la emigración. En Burdeos se inició su exitosa carrera científica que lo llevó a varios continentes. La primera comunidad científica que mostró interés por sus investigaciones fue el instituto berlinés Max Planck Gesellschaft. En esa época la citada universidad francesa ya abría sus puertas al joven científico quien se especializó en el Instituto Tecnológico de Massachusets. Por sus adelantos científicos allá se convirtió en el primer europeo distinguido con el premio Von Hippel. Con 28 años de edad Minko Balcanski ya era profesor en la Facultad de Ciencias Naturales en París. Durante decenios dirigía el laboratorio de Física del Cuerpo Sólido. Llegó a ser catedrático honorario de física en la Universidad “Pierre et Marie Curie”. Presentó sus investigaciones en 34 universidades de Europa y los EEUU, participó en la creación de institutos científicos en la India y China. Por sus descubrimientos científicos fue proclamado Caballero de la Legión de Honor y de la Orden Nacional del Mérito, que son ambas los galardones franceses más prestigiosos.
El físico es miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, de la Academia de la India y de la Academia Internacional de Ciencia y ha sido condecorado con distinciones prestigiosas en Polonia y la India. En 2003 le fue conferida la distinción estatal búlgara más prestigiosa, la Orden Stara Planina.

Laureados del concurso en la casa del catedrático Balkanski en Fourches, Normandia

Hasta el año 1992, en su vida de emigrante de medio siglo, Minko Balkanski no mencionó jamás el nombre de su patria. Un día se fue a verlo el entonces embajador de Bulgaria en París. El físico dice: Al cabo de medio siglo de vida como emigrante no me imaginaba en absoluto que pudiera volver algún día a Bulgaria ya que contra mi se había emitido una sentencia de muerte. Todo lo que los comunistas les podía causar a uno ya me lo habían hecho. Me llamó mi colega Simeón Angelov y pensé que hablaríamos de física. Él vino a verme trayendo un pasaporte y un pasaje de avión a Sofía y me pidió que viajara a Bulgaria. Por la Universidad de Sofía me iban a otorgar el título de Doctor Honoris Causa. Así fue como vine a Bulgaria.

El físico evoca el día en que retorna a Francia, el 16 de junio de 1992. Reunió a sus familiares, les contó sus vivencias y propuso su idea de crear una fundación que trabaje por Bulgaria. Todos se asombraron pero acogieron la idea con entusiasmo. Así vio la luz la fundación “Minio Balkanski” que lleva el nombre del padre del físico. Minko confiesa que desde hace una veintena de años toda su familia trabaja en aras de Bulgaria y que él sólo es exponente de su deseo.

En 1993, el catedrático Balkanski creó en París el Instituto por la Educación Universitaria, y el Fomento de la Cultura, la ciencia y las tecnologías en Bulgaria. Aquel mismo año fueron convocadas oposiciones de matemática, física e informática que se desarrollaron en la sede de la fundación “Minio Balkanski” en Oriajovitsa, la aldea natal del catedrático. Así por espacio de una veintena de años se procura encontrar a jóvenes cuya formación y aspiraciones les ofrecen la posibilidad de continuar sus estudios en las universidades más prestigiosas de Francia: Es algo pasmoso. La primera vez que organizamos las oposiciones, los resultados me dejaron realmente sorprendido, confiesa el catedrático. El nivel era muy alto pero pense que era normal pues antes se habían convocado tales oposiciones. Sin embargo, llevamos ya 20 años contando cada año con dos personas laureadas en matemática, física e informática. El primera laureado es Mladen Dimitrov, catedrático de matemáticas en la Universidad Diderot, de París. Compagina el magisterio con el desarrollo de su labor científica en Caltech, EEUU. Este verano traerá a Bulgaria, a la aldea de Oriajovitsa, un grupo integrado por algunos de los matemáticos más destacados del mundo.

El catedrático Balkanski en el acto del 20 aniversario de la fundación “Minio Balkanski”, celebrado en la embajada de Francia en Sofía

Durante los festejos oficiales conmemorativos del 20 aniversario de la creación de la fundación “Minio Balkanski”, en la embajada de Francia en Sofía los asistentes fueron saludados con una pieza de Paganini interpretada por el violinista de fama mundial Svetlín Rusev, actualmente catedrático en el Conservatorio de París. Aquel hecho hizo a Minko Balkanski recordar cómo se iniciaban los cursos maestros de violín que cada año se celebran en su pueblo natal. Hace años, el entonces joven búlgaro llevó a una de las recepciones en la mansión de Fourche, en las afueras de París, a su profesor Devy Erlih, uno de los mejores pedagogos de la época: Al oírme hablar con la sociedad francesa sobre lo que pretendíamos hacer por Bulgaria, el profesor vino a verme y me preguntó en qué podría ayudarnos. Le dije que nos regalara una quincena de días de su escaso tiempo libre para hacer una escuela de verano. Fue así como se puso el comienzo de las cursos maestros que actualmente están dirigidas por los profesores más relevantes de Francia.

Constitución de The Balkanski-Panitza Institute for Advanced Study (BPIAS)

La actividad de la fundación “Minio Balkanski” fue extendiéndose mucho al pasar los años. En Bulgaria la fundación creó un Instituto Nacional para la Educación que organiza cursos de formación de profesores. Cuenta también con un Instituto Nacional para la Juventud que organiza cada año escuelas de verano con el fin de despertar y fomentar el interés de los jóvenes por la ciencia y la tecnología. Se celebran, asimismo, simposios internacionales de matemática y criptografía. Gracias a los resultados logrados, la próxima Conferencia Internacional de Criptografía se celebrará en Sofía. A partir del próximo mes de octubre, destacados científicos del mundo entero visitarán Bulgaria para impartir conferencias.Es el pábulo que suministraremos a Bulgaria y en esto estamos trabajando ahora, dice el catedrático y concluye: Bulgaria es una fuente increíble de talentos. Hay niños y adolescentes a los cuales hay que abrirles camino.

Versión en español por Mijaíl Mijailov
Cortesía de la fundación “Minio Balkanski”

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