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El Centro de Protección de la Naturaleza Poda, asilo para miles de aves salvajes

Foto: Архив
Es un poco difícil creerlo pero en la comarca de la ciudad portuaria de Burgas se halla una de las localidades más animadas del mundo avícola en Bulgaria e incluso en toda Europa. Se denomina Poda, por el nombre de las rústicas balsas, tiradas con ayuda de cuerdas, que antaño utilizaba la gente para cruzar el lago y llegar a las aguas saladas de la pantanosa bahía marítima. La superficie de Poda es apenas un kilómetro cuadrado, pero la localidad conjuga en sí una gran diversidad de habitats de más de 250 especies de aves. A ello hay que agregar que es una zona húmeda en la que se suceden áreas acuáticas con diferente contenido de sal, abundante fuente de alimentos para los plumados. Esto explica la presencia de gran diversidad de aves en Poda. El área es un verdadero paraíso para los aficionados a la ornitología, así como para los turistas que acuden para observar las colonias de aves.


Cada año en Poda paran para descansar las bandadas de aves que siguen la segunda mayor vía migratoria sobre Europa, la Via Póntica. Esto significa que por allí pasa toda la población europea de pelícano (Pelecanus onocrotalus Linnaeus) y casi toda la de cigüeña blanca (Ciconia ciconia). En 1989 la localidad fue declarada territorio protegido y desde entonces cuida de ella la Sociedad Búlgara para la Protección de las Aves. Además de preservar las especies, los ecologistas tienen por objetivo popularizar la localidad como elemento de la riqueza natural de Bulgaria. Para tal fin ha sido creado un Centro de Acogida de Visitantes en el que toda persona puede asomarse al mundo de los plumados salvajes. En la época vacacional muchos veraneantes suelen llevar a sus hijos a Poda. Los visitantes más frecuentes del centro son los alumnos escolares, que observan el mundo de las aves con la curiosidad propia de todo investigador joven. Yana Gocheva es responsable de las actividades educativas en el área protegida de Poda. Dice que cada temporada resulta diferente ya que unas aves llegan, otras se van, y hay algunas que este año han descubierto por primera vez a Poda como un sitio apropiado para anidar y criar sus pequeños.


Ahora oímos a nuestro alrededor solo los sonidos que emiten los polluelos, afirma Yana Gocheva. Éstos vuelan alrededor de sus padres, aprenden a cazar y a comunicarse entre sí. En nuestro centro se escucha con particular fuerza la voz del charrán común (Sterna hirundo). Hemos construido para estas aves una plataforma artificial en medio del lago justo enfrente del Centro de Protección de la Naturaleza Poda y tenemos ya varias decenas de parejas que han criado sus polluelos este año allí. En estos momentos son la población más numerosa en la zona. En el marco del área protegida se puede ver asimismo la colonia más numerosa del cormorán grande (Phalacrocorax Carbo), única en el país. Estas aves han hecho sus nidos sobre los viejos postes eléctricos de metal que están en desuso. Hemos llamado el lugar el Barrio Cormorán porque la forma de convivencia de las aves semeja la de los habitantes de los bloques de apartamentos de elementos prefabricados. Al caer en desuso, los postes no fueron retirados intencionadamente porque aquí a todos nos preocupa la naturaleza y nos esforzamos por conservarla. El símbolo del Centro de protección de la Naturaleza Poda es la espátula común (Platalea leucorodia), un ave excepcionalmente rara en todo el mundo. Vive en colonias con los ibis y otras cinco o seis especies ardeidas (Ardeidae) . De hecho, es uno de nuestros mayores atractivos ornitológicos porque en ningún otro sitio se puede ver anidar juntas a siete especies de ardeidas. Por ejemplo, la cigüeñuela común (imantopus himantopus) es una de las aves más amigables y curiosas. Este año su colonia anidó justo debajo de la terraza del Centro de Acogida de Visitantes y hemos tenido la suerte de observar cómo crecían sus polluelos. Tienen los pies bastante largos. Su longitud supera tres veces el tamaño del cuerpo del ave. Observarlas ha sido particularmente atractivo para los múltiples grupos de visitantes. Cabe mencionar que procuramos limitar los factores que molestan a las aves porque el área protegida es, de hecho, su hogar.


Cada año en la localidad de Poda se desarrolla una acción de voluntariado que procura hacer el lugar más cómodo y seguro para las aves. Es una manera de invitar a nuevas especies protegidas, comenta Yana Gocheva. Conjuntamente con la distribuidora de electricidad local han sido tomadas medidas de seguridad en los postes que tanto gustan a las aves para posarse o anidar, dotándolos de los materiales aislantes necesarios y de dispositivos de alarma.

Se dedica atención especial a los visitantes más pequeños del Centro de Protección de la Naturaleza Poda. A semejanza de centros análogos de diferentes países de Europa Occidental, este año en el Poda fueron montadas plataformas de madera desde las que con ayuda de redes y lupas los menores pueden capturar en el agua ejemplares de los habitantes más pequeños del agua: los moluscos que casi nadie nota. Junto con los alumnos determinamos qué habitantes del agua de Poda hemos capturado y esto provoca gran interés en los chiquillos, comenta Yana Gocheva. Poda es una de las áreas protegidas más frecuentadas de la región, sobre todo en verano, cuando acuden veraneantes alojados en los complejos turísticos de la zona.

Versión en español de Raina Petkova
Fotos: Archivo personal
По публикацията работи: María Dimitrova-Pichot


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