Marín Goleminov, compositor clásico de la música nacional

Publicado el 30/09/13 12:15

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“Un clásico de la música búlgara” es un calificativo que acompaña a pocas figuras de la historia musical de Bulgaria. No toca a cualquiera el honor de sentar los cimientos de tendencias perdurables, esbozar derroteros, encender en las generaciones posteriores la llama de la creatividad. El académico Marín Goleminov es, sin duda, una de las personalidades que han dado sentido a las palabras anteriores. Nos da motivo para hacerlo el 105 aniversario del nacimiento del maestro. “Yerno, yerno querido. Cuida de mi Lenka, alimenta a mi Lenka”. Son fragmentos de la letra de una canción que le gustaba mucho a Marín Goleminov quien decía que la recordaba desde su infancia.

Nacido en Kiustendil, en la familia de un jurista muy respetado, el futuro compositor se dedicó a la música orientado por su padre. Actuaba en los conciertos ofrecidos en su casa. Posteriormente, llegaría a formar parte de la orquesta de la Ópera de Sofía en la que tocaría la viola, mientras cursaba estudios en la Academia de Música. También sería segundo concertino en el famoso cuarteto “Avramov” Sus maestros en Bulgaria fueron Todor Torchanov, violín, Dobri Jristov y Nikola Atanasov, en el terreno de la teoría de la música.

A comienzos de los años 30 del siglo XX cursó estudios en la parisina Scola Cantorum. Asistió, asimismo, a las clases impartidas en la Ecole Normale de Musique, a cursos de teoría musical, estética y literatura en La Sorbona. En Paris compuso una obra para cuarteto de instrumentos de cuerda que sería la primera de la larga serie de obras remarcables para tales formaciones musicales. A su regreso a la patria, Marín Goleminov fue ejerciendo el magisterio, primero en el Liceo masculino número 1, y luego en el Liceo masculino número 2. En 1934 accedió a miembro de la sociedad “Música Contemporánea” que posteriormente se transformaría en la actual Unión de Compositores de Bulgaria. A finales de los años 30 se fue a especializar a Alemania, país en el que comenzó su labor sobre “Nestinar” que sería su primera obra escénico-musical. Hoy, llamaríamos aquella obra, emblemática para su creatividad, por ello enorme interés que su estreno despertó en 1942 y por sus reencarnaciones siempre vivas de que disfrutamos incluso hoy en día.

La obra “Nestinar” inspirada en un cuento de un destacado escritor búlgaro enardeció el interés del joven compositor por el misterioso rito ígneo y así se trasladó a la región suroriental búlgara del monte Strandzha, cuna de este misterioso rito. Recogió sus emociones en un estupendo ensayo. Marín Goleminov reunió en varios libros la mayoría de sus escritos dedicados al estilo musical búlgaro, a sus inquietudes y convicciones estéticas y profesionales. Conviene destacar a estas alturas que antes de haber cumplido los 30 años de edad, Goleminov ya había escrito un estudio monográfico “A las fuentes de creatividad sonora búlgara”.

Un fragmento de una entrevista con el ilustre compositor, del Fondo de Oro de Radio Nacional de Bulgaria, que se remonta al 15 de mayo de 1975, justo un mes antes de que Goleminov fuera condecorado por la Universidad de Viena con la prestigiosa distinción “Gotfried Von Herder”, dice: “Quiero confiar que la madurez en la vida se ha reflejado en mi creatividad artística. Desde hace ya muchos años he aprendido a no ser esclavo de los recursos sino a aprovecharlos en forma sensata y fructífera. Es que el sentido del arte es de naturaleza ética y concierne la profunda esencia de nuestra vida. Procuro servirme de todos los recursos expresivos, creados en la evolución hasta ahora de la música, he aprendido de compositores de todas las épocas, incluso de contemporáneos míos, nacionales y extranjeros. En mi trayectoria artística siempre he procurado estar en contacto con los problemas de más candente actualidad de nuestra época”.

El destacado compositor falleció en 2000, a la edad de 91 años, dejando una enorme herencia artística. Sus primeros intentos creativos se produjeron en los años 1924 a 1926. Compuso su última obra en 1996. En este dilatado período nos ha legado 4 óperas, 2 dramas dancísticos, 4 sinfonías, conciertos instrumentales, obras para coros, para orquestas, obras de cámara. Varias generaciones de músicos recuerdan hasta hoy al maestro Goleminov como uno de los catedráticos más apreciados y queridos en los cursos de composición, dirección, orquestación en la Academia Nacional de Música de la cual el maestro también llegó a ser rector.

Versión en español por Mijaíl Mijailov

По публикацията работи: Albena Bézovska

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