Los primeros instrumentos de la familia del violín elaborados por luteros búlgaros aparecieron a mediados del siglo 19, pero el inicio de las auténticas tradiciones de la lutería en Bulgaria se remonta a 1924, cuando Dimitar Georgiev inauguró la fábrica de instrumentos de cuerda frotada Kremona en Kazanlak. Hoy en día, es una de las pocas empresas de Europa que han sobrevivido y se desarrollan con éxito, y cuya producción se exporta básicamente a EE UU, Alemania, Japón y Rusia.
Músicos de fama internacional tocan guitarras fabricadas por Kremona. Entre ellos está el bajista del grupo Gipsy Kings Xavier Padilla. Con razón Kazanlak se ha ganado la fama de centro de la lutería en Bulgaria. En la ciudad, aparte de la fábrica, existen varios talleres en que se elaboran a mano instrumentos musicales de cuerda. Lauderos virtuosos trabajan en Sofía, Plovdiv y Yambol también.
“Empecé a tocar el piano a los 3 años y medio de edad. Después me dediqué al violín y desde que me gradué de la escuela secundaria no he parado de tocar. Cuando era alumno, aparecieron los Beatles. De allí mi interés por la música pop. Naturalmente, todos queríamos ser como ellos y empezamos a formar grupos del barrio. La falta de instrumentos me movió a construir en 1964 mi primera guitarra. De ahí en adelante nunca perdí el interés por la lutería. Después de casi 50 años de trabajo, puedo afirmar que sigo aprendiendo cosas nuevas diariamente.”
Ivo Voikov construyó su primer instrumento musical en su adolescencia asesorado por uno de los mejores guitarristas de aquella época, Kristiyan Platov. Más tarde, aprendió los entresijos del oficio de luteros italianos y franceses. “Nunca he dejado de acumular conocimientos, de leer literatura especializada que no podíamos encontrar en Bulgaria en aquellos tiempos”, dice Ivo Voikov. Tuvo la ambición de traducir al búlgaro una de las “biblias” de la lutería. En la Unión Europea, los lauderos registrados son unos 500, mientras que en Kazanlak trabajan unos 70 especialistas búlgaros. Ivo cree que este oficio está predestinado a desaparecer ya que muy pocos de los luteros tienen discípulos y también falta un apoyo estatal para mantener la tradición.
“Nos vemos obligados a buscar y dar formación a gente joven usando recursos propios, - explica Ivo Voikov. – La falta de interés por parte de los jóvenes en este oficio es fácil de comprender ya que de moda están las profesiones de las tecnologías informáticas y el afán de ganancias rápidas. No puedo culparles de ninguna manera porque cuando un joven viene a nosotros y toma conocimiento del oficio, comprende que se ganaría el pan con relativa facilidad pero que lo ganado no le daría para lujos. El dominio del oficio le costaría una decena de años, y los jóvenes suelen ser impacientes. La fábrica Kremona está organizando cursos de enseñanza de jóvenes en este oficio. No obstante, después de los cursos nadie se queda a trabajar en la fábrica. Yo mismo he tratado y sigo organizando cursos. Pero por desgracia, el oficio se está extinguiendo; no cuenta con apoyo estatal y no hay relevo joven entre los artesanos que se le dedican.”
Otro problema grave de los luteros búlgaros y europeos es la gran expansión de China que inunda los mercados de instrumentos baratos y de poca calidad. Según datos no oficiales, los chinos dominan un 80% del mercado mundial de instrumentos de cuerda. “Nuestra oportunidad está en hacer instrumentos de la mejor calidad posible. En ese terreno los chinos todavía no pueden superarnos”, dice Ivo Voikov.
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