Hace 25 años a Bulgaria vino de visita oficial el presidente de Francia, François Mitterrand. Aparte de la reunión con el Jefe de Estado búlgaro de aquel entonces, Todor Zhivkov, líder del Partido Comunista Búlgaro, Mitterrand se reunió también con científicos de la Academia de Ciencias Búlgara y con profesores y estudiantes universitarios de la Universidad Central de Sofía; visitó, asimismo, la Escuela Media con Enseñanza del Idioma Francés en Sofía. A un desayuno con el presidente francés en la Embajada de Francia fueron invitados 12 destacados intelectuales y disidentes búlgaros entre los que estaba también el futuro presidente de la nación, Zhelio Zhelev. Aquel desayuno de trabajo con Mitterrand quedó en la historia como uno de los sucesos significativos que antecedieron los cambios democráticos.

Los acontecimientos del memorable 1989 cambiaron la imagen de nuestro país que emprendió el camino de las difíciles, pero necesarias reformas económicas y políticas. 25 años más tarde tres presidentes búlgaros: Zhelio Zhelev, Georgi Parvanov y Rosen Plevneliev participaron en un desayuno en la Embajada de Francia con motivo del aniversario de la visita de Mitterrand a Bulgaria. Para celebrarlo a Bulgaria arribó también Thierry Repentin, el ministro francés de Asuntos Europeos, y en la Universidad Central de Sofía fueron organizadas tres mesas redondas dedicadas al final de la transición, a la integración europea y a la movilización de la participación cívica.

Según Iván Ilchev, rector del más antiguo centro académico de Bulgaria, no fue casual que el presidente francés visitase la Universidad San Clemente de Ojrid de Sofía hace 25 años.

“Aquello fue una expresión de los procesos sociales en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado de los que la Universidad San Clemente de Ojrid fue uno de los principales centros. No todos teníamos claro qué tipo de cambio pretendíamos en aquel momento, pero estaba claro que el cambio era necesario. Aquí se discutían, muchas veces con cierta dosis de ingenuidad, pero siempre con mucho fervor, posibles opciones para el futuro de Bulgaria y para la sociedad búlgara. Aquí fueron fundadas algunas de las primeras organización que tenían como meta el cambio. Los profesores y los universitarios de la Universidad Central de Sofía constituyeron el fundamento de las múltiples organizaciones cívicas que surgieron en aquel período”.

Thierry Repentin,  dijo ante los estudiantes universitarios: “Hace 25 años su país estaba gobernado por un partido que prefería mantener el país en la miseria y utilizar la fuerza contra la población en vez de introducir algún tipo de reformas en su monopolio del poder. A pesar de ello en 1989 en Sofía, el presidente François Mitterrand vio un rayo de luz durante sus conversaciones con un grupo de intelectuales búlgaros durante un desayuno que se ha quedado en la historia de las relaciones búlgaro-francesas. Durante su encuentro con él, los universitarios búlgaros respondíeron a sus preguntas de manera brillante. Varios meses más tarde esa misma generación salió a la calle para asegurase de que el derrocamiento de Todor Zhivkov no sería solo un acontecimiento pasajero, y para derrocar definitivamente el régimen. La visita de François Mitterrand ayudó también el fortalecimiento de las relaciones entre nuestros dos países y demostró nuestra cercanía intelectual y cultural. Este es el sentido también de mi actual visita  a Bulgaria. Somos parte de un proyecto político común en el marco de la Unión Europea, un proyecto que debemos realizar juntos en Francia y en Bulgaria. Hace 25 años nadie se atrevía a imaginarse  que algún día nuestros dos países formarían parte de una misma unión y de una misma alianza de defensa. Durante estos 25 años Bulgaria ha vivido importantes cambios estructurales y políticos que le han permitido unirse a la Unión Europea en 2007. El proceso de la integración europea continúa y tiene un objetivo: crear  una Europa más fuerte y más solidaria  en la que las diferencias en el nivel de vida entre los diferentes países deben desaparecer. Estoy convencido de que todos necesitamos una Europa  capaz de defender el lugar que ocupa en el plano internacional, de proteger a los ciudadanos europeos ante las convulsiones económicas y ser garante de la democracia y las libertades de los ciudadanos en cada uno de los países miembros”.