El ministro de Asuntos Exteriores de Bulgaria, Kristian Vigenin, y colegas suyos de otros 11 países comunitarios, han remitido, recientemente, un mensaje conjunto al comisario europeo de Salud y Consumo, Tonio Borg, incitando que la CE reconsidere su proyecto de resolución por la que autorizaría el cultivo de una nueva especie de maíz genéticamente modificado.
Se espera que la Comisión adopte esta resolución como resultado de la reunión del Consejo de Asuntos Generales, celebrada el pasado 11 de febrero, en que los Ministros de Exteriores y Asuntos Europeos no juntaron la mayoría de votos necesaria para frenar la propuesta de que la CE autorice el cultivo en territorio de la UE de maíz genéticamente modificado, tipo 1507. El mensaje ha sido firmado por los ministros de Exteriores y de Asuntos Europeos de Austria, Bulgaria, Chipre, Eslovenia, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta y Polonia.
En su perfil en Facebok, el titular de Exteriores búlgaro, Kristian Vigenin, comenta que, a su juicio, “existen aún pasos que se podrían emprender como, por ejemplo, aplazar la resolución final por unos meses, en los que se podrían reformar rápidamente las reglas de manera que los países miembros de la Unión puedan vetar el cultivo de OMG, independientemente de la resolución de la Comisión. ¡Pase lo que pase, Bulgaria no debe admitir este cultivo en su territorio!”
Bulgaria es uno de los países que han prohibido en absoluto toda liberación en el entorno y el cultivo de OMG, inclusive los autorizados por la UE. Al comentar este tema, la eurodiputada de Bulgaria, Antonia Parvanova, ha manifestado: “La legislación nacional refleja muy bien la opinión de los ciudadanos búlgaros, que se oponen a los OMG. Ha sido impuesta una moratoria, pero el problema está en su cumplimiento y control. Hay países miembros de la UE que son partidarios de la apertura del mercado para los cultivos genéticamente modificados. Son Alemania, Gran Bretaña, Polonia y otros. En estos momentos hay gran presión para que en el mercado europeo sea registrada una nueva especie de maíz genéticamente modificado, pero creo que los demás países opondrían una fuerte resistencia a este respecto”.
Antonia Parvanova ha expresado también recelos de que la propuesta de reforma de la legislación europea guarde relación con el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (ATCI) entre la UE y EE UU, que está siendo preparado, y la posibilidad de que en el mercado europeo sean importados alimentos norteamericanos nocivos para la salud.
Los análisis que han sido hechos por encargo de las grandes empresas importadoras de semillas genéticamente modificadas han comprobado que éstas no guardan riesgo para la salud. No obstante, estos análisis han sido hechos en un lapso de solo 6 meses. Al ser extendido el período a dos años, semejantes análisis suelen comprobar que los cultivos genéticamente modificados tienen un efecto negativo en la salud”, destaca la eurodiputada búlgara.
Versión en español por Raina Petkova
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