¿Recuerdan Uds. el simpático robot Wall-E encargado con la misión de limpiar la Tierra convertida en un basurero por los humanos? Resulta que afrontamos el riesgo de un guión apocalíptico similar, que no es una película animada o producción hollywoodiense, sino absolutamente realista. Dentro de algunos años el espacio alrededor de nuestro planeta puede verse atascado de basura cósmica.
“Según datos actuales, alrededor de la órbita terrestre circulan más de 650 mil cuerpos, gran parte de los cuales son restos de cohetes y satélites que han agotado sus recursos”, ha informado para Radio Bulgaria el doctor Alexey Stoev, director del Instituto de Estudios y Tecnologías Espaciales, de la filial de Stara Zagora. Si uno de estos deshechos espaciales atraviesa la órbita de un satélite o una estación espacial que funcionan, puede causar graves daños. “Incluso los restos de un centímetro que circulan a gran velocidad poseen energía cinética tan grande que si chocan contra una nave pueden causar consecuencias fatales. Ojalá no fuera un aparato con tripulantes a bordo. El choque causaría deshermetización y la tripulación moriría”, describe uno de los guiones más horrorosos el doctor Stoev. Problemas en la navegación, la radio, la televisión, complicaciones en el trabajo de los aparatos que controlan a distancia la superficie de la Tierra o los océanos también son parte de los posibles problemas.
Para evitar todo esto las fuerzas cósmicas se han ocupado de la tarea de observar y controlar la basura espacial técnica que se encuentra en la órbita terrestre baja y mediana. Científicos búlgaros liderados por el doctor Stoev participan en un gran consorcio internacional con colegas de Rusia, Francia, Alemania y EEUU. En Bulgaria se situará un pequeño observatorio con un telescopio dotado de tecnologías informáticas modernas que procesará las imágenes y proporcionará las coordenadas de los objetos observados.
“Tomaremos parte en la identificación de estos objetos técnicos para que quede claro cuál es la posibilidad de que atraviesen la órbita de importantes sistemas de satélites que funcionan en el momento o la de satélites que serán lanzados al espacio”, explica Alexey Stoev. “Es una tarea muy responsable y espero que podamos cumplirla ya que tenemos experiencia en este ámbito. En el lejano 1959 en Bulgaria fueron instaladas tres estaciones para observar satélites artificiales de la Tierra. Las observaciones continuaron hasta 1987. Ahora volvemos a trabajar en este campo con medios modernos de observación, con ordenadores rápidos, procesadores paralelos que pueden procesar grandes cantidades de datos. Algunos de estos datos contienen las coordenadas de unos 300-400 mil cuerpos. Todos ellos deben ser sometidos a un desarrollo evolutivo para ver qué sucederá con ellos en los próximos años a consecuencia de cambios en la atmósfera terrestre y la actividad solar. Estas serán nuestras tareas”.
Parte del soporte lógico será diseñado por especialistas búlgaros. Se espera que las primeras observaciones reales comiencen a finales del verano y alimenten la base de datos. El proyecto se desarrollará durante 10 años pero el doctor Stoev está seguro de que un equipo búlgaro seguirá trabajando sobre el problema después de estos 10 años. Avala sus palabras el hecho de que Bulgaria está entre los primeros seis países en el mundo que en el lejano 1959 se sumaron a la observación de los primeros satélites artificiales de la Tierra. ¿La participación en un proyecto similar devolverá la gloria de Bulgaria como un país de tradiciones en los estudios cósmicos?
“Parte de la fama de Bulgaria en el campo de las exploraciones espaciales se debe precisamente a la creación de aparatos especializados”, dice el doctor Stoev. “Hace años en el Instituto de Estudios y Tecnologías Espaciales se construyó un telescopio cósmico especial que observaba satélites y medía con un telémetro láser la distancia a éstos. Esto se hacía aquí, en Bulgaria. El telescopio tenía un espejo de un diámetro de 60 centímetros. Es un trabajo muy importante. Toda la tecnología fue diseñada por ingenieros búlgaros y elaborada por tecnólogos búlgaros en la empresa científica Cosmos, de Stara Zagora, que es parte de nuestro instituto. Por qué hoy en día no motivar a los niños que ganan medallas de oro en olimpiadas de física, astronomía, informática y que se gradúen por escuelas superiores mundiales y que regresen a Bulgaria y desarrollen ideas tecnológicas más modernas. Creo que esto es absolutamente posible y nos proponemos realizarlo, al menos en nuestro instituto”.
Versión en español por Hristina Taseva
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