Por rancia tradición nacional hemos coloreado huevos y hemos amasado panes dulces. Purificados espiritualmente tras el largo ayuno hemos ido a la iglesia para asistir a la misa por la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo ¿Qué más podía haber en esta festividad?

La respuesta se produjo en forma inopinada con el ramillete de impresiones pascuales recogidas en la exposición “Pascua de Resurrección”. de la galería  “Impresia” de Sofía. Estas impresiones están plasmadas en estupendos abigarrados lienzos del ya difunto pintor búlgaro Atanás Sharenkov y de su esposa Venera Konstantinova, y se relacionan íntimamente con la ortodoxia y el espíritu cristiano. En tres de los cuadros aparecen huevos de Pascua, inspirados en la luminosa festividad cristiana, señaló para Radio Bulgaria, Venera Konstantinova. Agrega que se trata de una idea muy interesante y original de su difunto esposo que dio nombre a la simbólica muestra.

“Esto se puede ver en la cronología de las obras. Los tres cuadros pascuales se remontan a mayo de 1989 y se han inspirado justamente en la Pascua de resurrección, en la costumbre de colorear huevos por esta festividad. Ha sido una ocurrencia bastante insólita de mi esposo pues no he visto a otros artistas del pincel pintando de este modo paisajes y cuadros en que hay un número tan grande de huevos coloreados”.

La muestra está dedicada, asimismo, a un aniversario más del nacimiento de Atanás Sharenkov. Toda exhibición de las obras de una persona que desde hace ya 22 años se ha ido de este mundo representa una resurrección peculiar, en este caso concreto, del espíritu de Atanás, señala Venera.

“Mi esposo estaba muy vinculado al paisaje nacional, a Bulgaria. Él había viajado por muchos países del mundo pero me  ecía frecuentemente que no podía sentir inspiración y pintar paisajes de otros países. Había participado en un plein air en Alemania pero sus paisajes alemanes se transformaban en cuadros  distintos, ajenos. No eran obras de Atanás. Fue entonces cuando me di cuenta de que él estaba íntimamente ligado a lo búlgaro, a la iglesia y siguió así hasta el final de sus días. Este interés  por el paisaje búlgaro, por la iglesia, por pintar humildes capillas también se apoderó de mí, transmitido por mi esposo. El estilo de Sharenkov es único en su género. Estudió pintura en San Petersburgo, Rusia pero también hizo muchos frescos. Cruzó por  diferentes períodos, como la mayoría de los artistas del pincel. Él es un artista muy expresivo, y sus obras, de capa muy fina. “Prácticamente, me decía, mis obras no necesitarán ser restauradas, porque las que se pintan con la colocación de una capa más espesa de pintura se suelen agrietar. Con una conservación adecuada, garantizo que mis obras resultarán eternas”. En los últimos años de su vida, Atanás mostraba un interés creciente por las obras del artista alemán, Paul Klee. De ahí partió su importante período creativo de los llamados cuadros estructurales. En estas estructuras, Atanás inserta figurillas, soles, lunas, festividades, iglesias, casas, un universo completo. En fin, un caleidoscopio de la vida y costumbres búlgaras, de todo lo que somos  los búlgaros”.

Aportan un matiz especial en esta fiesta de impresiones pascuales de Atanás los paisajes primaverales que Venera ha pintado de sus predilectas localidades renacentistas búlgaras como Koprivstitsa, Shiroka Laka, Kovachevitsa. Está enamorada de su  hermosura, porque en ellas se han conservado, no sólo la magnífica naturaleza, sino también  los autóctonos ritos y tradiciones de Bulgaria.

Refiriéndose en concreto a la Pascua de Resurrección y a la Navidad Venera expresa: “Nuestro compatriota  venera decididamente estas festividades, porque se relacionan con nuestra tradición. En esto reside la salvación, nuestra supervivencia, la posibilidad de enseñarles a los jóvenes nuestras tradiciones y cultura. Esto es muy importante, ya que así podremos sobrevivir en esta época de globalización en que se van entreverando cosas, ritos, escalas de valores. Es la vía única para rescatar a nuestra nación. En este camino corresponde al cuadro un puesto muy importante, ya que se trata de un producto espiritual. El cuadro colocado en el interior de cualquier hogar espiritualiza al instante el recinto, introduce los aires festivos y los prolonga y, así la Pascua de Resurrección se vuelve interminable”.

Versión en español por Mijail Mijailov