El seis de mayo la Iglesia Ortodoxa Búlgara homenajea a Sveti Gueorgui o San Jorge, uno de los santos búlgaros más venerados. Sofía tiene fama de ser la cuna de otros tres santos locales con este nombre, y el nombre propio de Gueorgui es uno de los nombres masculinos más difundidos en el país. Numerosos templos han sido consagrados al santo guerrero, asesinado por su fe en el año 303 en la ciudad de Nicomedia, actualmente Izmit en Turquía, que fue capital oriental del antiguo Imperio Romano.
Sólo 10 años después de su muerte de mártir se produjo un cambio radical en la posición con respecto al cristianismo. Se proclamó el Edicto de Milán de los co gobernadores del imperio, Licinio y Constantino, el que sería el futuro emperador Constantino el Grande, quien puso la fe cristiana en pie de igualdad con el resto de religiones. Aquel edicto fue de hecho una copia literal del Edicto del emperador Galerio, del año 311, hecho público en Sérdica, la actual Sofía.
Esta antigua urbe, en la que Constantino el Grande mandó construir una de sus residencias y a la que llamaría “mi Roma” guarda, hasta hoy en día, una de las iglesias más antiguas con el nombre de San Jorge: la llamada Rotonda de San Jorge. Es la edificación más antigua relativamente bien conservada en Sofía que desde casi 1700 años es testigo tácito de los acontecimientos y vicisitudes de la villa. Pero tal vez no sea tan tácita como parece. Desde que arqueólogos e historiadores la comenzaron a estudiar a comienzos del siglo XX, la Rotonda ha revelado muchos secretos pero, al mismo tiempo, ha planteado ante los estudiosos un gran número de enigmas. Uno de ellos concierne el uso inicial que tuvo esta edificación.
Por sus características arquitectónicas y por las monedas encontradas en ella en excavaciones, la Rotonda de San Jorge es fechada de comienzos del s. IV. En aquella remota época la villa era impresionante: contaba con multitud de edificios públicos de suntuosas fachadas de mármol, entre templos, termas y edificios administrativos surgidos en los 2 siglos anteriores, es decir, desde que en el año 106 la villa había sido proclamada municipium romano y declarada capital de la provincia de Tracia Interior.
En la época del emperador Constantino, ya las construcciones se hacían casi por completo de ladrillos y la rotonda es un buen ejemplo de aquella arquitectura nueva. El propio edificio descansa sobre los cimientos de edificaciones más viejas sitas en la zona administrativa de Sárdica, hoy conocida como “el barrio de Constantino”. Al lado de la rotonda estaba la sala de sesiones, buleuterion, del Consejo Municipal, similar a un pequeño teatro techado para funciones musicales, odeón. La rotonda es el único de aquellos edificios que ha sobrevivido hasta hoy.
¿Con qué fin fue construida la rotonda? Se han conservado fragmentos escasos de su pintoresca decoración originaria – ornamentos vegetales y una cortina de pliegues decorativos - que, sin embargo, no sugieren nada sobre el destino del edificio.
Veamos el plano. Resulta que la rotonda es la parte más elevada y predominante que queda de toda la edificación. El plano llama la atención por su complejidad, por la combinación sutil de los espacios y por el afán de no dar a los muros un espesor mayor de 1 metro 55 centímetros. Los diferentes recintos del edificio están ordenados en forma simétrica alrededor del eje este-oeste que se corresponde con la red rectangular de calles. El recinto redondo, o sea la rotonda, tiene un diámetro de 9 metros y medio y una altura de 14 metros. Está iluminada por la luz que penetra a través de 8 grandes ventanas que posteriormente fueron hechas más angostas. En las diagonales del recinto hay nichos semicirculares y, al este, hay una ápside casi cuadrada. Hay también recintos laterales de multitud de nichos-puertas; todos ellos estaban abovedados.
Los primeros estudios de la rotonda de San Jorge fueron acometidos por Bogdan Filov, destacado historiador y arqueólogo búlgaro, en las primeras décadas del siglo XX. Filov hizo públicos sus estudios en 1933 opinando que se trataba de termas romanas. Sin embargo, se equivocó, ya que sus conclusiones sólo descansaban en unas excavaciones parciales. Su tesis era que los recintos descubiertos formaban parte de un edificio integral en cuyos nichos había pequeñas piscinas.
Los recintos disponían de calefacción por suelo –hipocausto - una instalación imprescindible en toda terma romana. Lo que descubrió recordó a Filov la existencia de tal tipo de recintos en otras muchas termas romanas como, por ejemplo, las imponentes termas del emperador Caracalla en Roma, construidas 100 años antes que la rotonda en Sárdica.
En los años 1939 a 1940 se hicieron excavaciones de mayor alcance en las que se esclareció que faltaban algunos recintos obligatorios para unas termas romanas, y el supuesto hipocausto resultó ser una instalación contra las altas aguas subterráneas que hasta hoy en día entorpecen las obras de construcción. Resultó, además, que el agua empleada en las pequeñas piscinas no desembocaba en el alcantarillado.
Entonces ¿para qué servían las piscinas? Fuentes turcas hacen referencias a un “pozo milagrero”, al este de la rotonda. En base a eso algunos historiadores coinciden en opinar que aquel manantial existió ya en la Antigüedad y que la rotonda de San Jorge era el edificio al que llegaba el agua milagrera que la gente utilizaba. Tales edificios en proximidad a manantiales de aguas curativas, existieron también en la época cristiana. Tal es el caso de la iglesia de Santa Petka, en cuya antesala brota un manantial de agua curativa. Un argumento en apoyo a esta tesis es la puerta, en la ápside de la rotonda, por la que se sale al este donde estaba el manantial. Semejante puerta en un recinto con altar, por la que uno salga directamente afuera, es algo inusual y no se puede explicar sino por la sencilla razón de que se trata de una abertura a los efectos de las obras, que fue cegada al término de éstas.
¿Para qué entonces servirían aquellas piscinas y el propio edificio? Otra hipótesis dice que la rotonda había sido consagrada a mártires de la fe cristiana, que era un Martyrion, y que en las piscinas se hacía el lavado ritual de los restos mortales. Hasta hace unos cien años en Bulgaria se practicaba una costumbre ancestral: se exhumaban los huesos de los difuntos, se les hacía un lavado ritual con leche y vino y luego se depositaban en el osario de alguna iglesia. Parece lógico pero sólo medio siglo después de edificada, la rotonda ya tenía funciones de Baptisterio.
Tras la proclamación del cristianismo como religión oficial en el Imperio Romano, a finales del siglo IV, la necesidad de contar con tales edificios se disparó ya que la gente fue bautizándose en masa. A tal efecto se construyó anexa a la rotonda una espaciosa antesala, y fueron renovadas las piscinas en los nichos de la antesala antigua. La conversión de un Martyrion en Baptisterio y parece increíble, por lo cual surgió la hipótesis de que el edificio servía de baptisterio ya desde el comienzo. Hay numerosos ejemplos de aquella remota época de baptisterios de recinto central redondo.
El edificio sufrió muchas vicisitudes en su historia. Tras su construcción se utilizó menos de 200 años.La cúpula y las bóvedas de los recintos laterales se vinieron abajo y durante muchos años la rotonda permaneció en ruinas. Numerosos historiadores conjeturan que aquello ocurrió debido a las incursiones de los godos, a finales del siglo IV, y de los hunos, en el siglo V. No obstante parece más probable que el edificio, al igual que otros muchos, haya sido destruido por un terremoto, como el que sacudió la zona el año 518. Apenas en el siglo X, cuando Sárdica llegó a formar parte del Primer Reino Búlgaro, el edificio fue reconstruido como templo, se le hizo una nueva decoración y más tarde fue proclamado templo del metropolitano.
Durante el dominio otomano la rotonda fue convertida en mezquita y recuperó su función original apenas tras el restablecimiento del Estado búlgaro. Hoy la Rotonda de San Jorge se encuentra casi escondida detrás de imponentes edificios de la época estalinista pero sigue siendo una de las perlas arquitectónicas de la capital búlgara y una fuente de enigmas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES
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