La crisis política que ha sacudido largos meses este país, encontró su lógica y natural solución al ser disuelto el Parlamento y convocadas elecciones parlamentarias extraordinarias en otoño.
Sin embargo, parece que está lejos el desenlace de la crisis financiera que acompañó y complicó adicionalmente los sismos políticos. No se ha aclarado si hace falta una revisión del Presupuesto Público 2014, ni si el país está en riesgo de quiebra.
Nadie ha entendido si el Banco Comercial Corporativo, cuarto en el país por sus activos, cerrado y sometido a control especial, es insolvente, será declarado en quiebra o será sometido a un saneamiento. Sin embargo, está claro que el caso del Banco Comercial Corporativo ha deteriorado el prestigio de Bulgaria, que hasta ahora había sido uno de los países comunitarios más estables en lo financiero, señalado como ejemplo de país ahorrativo y razonable.
Son muchas las causas de los problemas y los desaciertos en el sector financiero. La razón principal tal vez sea el descrédito y la falta de la mínima confianza en el poder necesaria. Cuando se trata de dinero, la confianza es el activo más valioso, sin el cual ningún sistema financiero podría existir.
Antes de la crisis del Banco Comercial Corporativo, una de las pocas instituciones públicas en que los búlgaros tenían confianza era el Banco Nacional de Bulgaria. Las medidas contradictorias, retrasadas y vacilantes que adoptó esta institución financiera para resolver el problema del Banco Comercial Corporativo, menguaron el nivel de confianza en el Banco Nacional de Bulgaria. Incluso algunos expertos le echaron la culpa de la quiebra del Banco Comercial Corporativo y de la ruptura de la estabilidad del sistema bancario del país.
El prestigio y la autoridad del Banco Nacional bajaron hasta tal punto que éste ondeó la bandera blanca y decidió pedir, en pleno período vacacional, ayuda urgente del Fondo Monetario Internacional. El hecho de que a finales de la semana pasada el gobernador del Banco Nacional, Iván Iskrov, pidiera a José Viñals, director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del Fondo Monetario Internacional (FMI), una inspección extraordinaria de las finanzas búlgaras, es una señal de impotencia y autoridad perdida.
Es poco probable que hasta la llegada del nuevo Gobierno ordinario en octubre sean saneadas las finanzas públicas, aún si el actual Gobierno interino averiguara la verdad sobre el estado de las finanzas, como lo ha prometido ambiciosamente. Sin duda, una objetiva evaluación externa hecha por el Fondo Monetario Internacional podría servir para tomar las medidas pertinentes y adecuadas para resolver los problemas del país.
En Bulgaria el FMI es una institución financiera respetada que no es concebida como defensora y conductora de los intereses de los amos del mundo y del gran capital. Desde este punto de vista, si el Fondo Monetario consintiera hacer el trabajo del Gobierno y del Banco Nacional de Bulgaria, sus recomendaciones serían acogidas tanto por los expertos, como por los políticos y los ciudadanos. Sin embargo, sigue en pie la pregunta: ¿por qué resultamos incapaces una vez más de arreglar solos nuestra casa y nuestro patio?
Versión en español por Vésela Petrova
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